El gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro perdió uno de los pocos aliados que le quedaban en la región. Ayer terminó oficialmente la era de Desiré Bouterse en Surinam con la elección de Chandrikapersad Santokhi como nuevo presidente del país.
Bouterse, de 74 años, dirigió el país sudamericano durante la década de 1980 como jefe de un gobierno militar y luego asumió el cargo nuevamente en 2010 tras una elección democrática. Condenado por narcotráfico y por la muerte de una docena de opositores, siempre apoyó a Maduro en en los organismos regionales a pesar del rechazo internacional.
Chandrikapersad Santokhi, ex policía y líder del Partido de la Reforma Progresista (VHP), fue elegido nuevo presidente por la Asamblea Nacional de Surinam después de que el VHP obtuvo la mayor cantidad de votos en las elecciones legislativas de mayo.
Bajo el gobierno de Bouterse, más conocido como Desi, Surinam profundizó sus relaciones con China, Cuba y Venezuela. De hecho, Bouterse habría ganado las elecciones de 2010 gracias al apoyo económico de Hugo Chávez. El expresidente venezolano, que murió en 2013, visitó Surinam en noviembre de 2010, unos meses después de que Bouterse fuera elegido presidente por primera vez.
En 2012, gracias al apoyo de Chávez, Surinam se unió a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) en calidad de “miembro especial”. La buena sintonía entre Surinam y Venzuela continuó con Maduro. En 2014, Bouterse visitió Venezuela como presidente protémpore de Unasur y respaldó a Maduro en plena ola de protestas antigubernamentales, que dejó 43 muertos víctimas de la represión.
El 27 de junio pasado, Surinam fue uno de los siete países, entre los que también estaba la Argentina, que se abstuvieron en la OEA de votar en sentencias contra el gobierno de Maduro. La resolución de la OEA condena las decisiones del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) de Venezuela de suspender a las directivas de dos partidos opositores para reemplazarlas por cúpulas acusadas de ser afines al gobierno chavista.
En el pasado el partido VHP se pronunció en contra de Maduro. En 2017 rechazó la Asamblea Nacional Constituyente que impuso Maduro para intentar disolver el Parlamento venezolano.
Sin Bouterse, los aliados de Maduro en la región cada vez son menos. En enero de 2019, solo cuatro presidentes latinoamericanos asistieron en Caracas a la ceremonia en la que Maduro juró su segundo mandato en Venezuela: los mandatarios de Cuba, Bolivia, Nicaragua y El Salvador. Surinam envió a su vicepresidente. Pero el panorama cambió. En Bolivia ya no gobierna más el aliado de Maduro, Evo Morales, y en Salvador tampoco gobierna Salvador Sánchez Cerén, que apoyaba al chavismo.
Antecedentes
En 1999, Bouterse fue condenado en ausencia por tráfico de drogas por un tribunal de Holanda. El presidente negó los cargos y no pudo ser extraditado porque lo impedía la ley de Surinam.
La condena contra Bouterse estaba relacionada con su supuesta vinculación con el cartel de Suri que introduciría droga en Europa procedente de Surinam y Brasil.
En noviembre pasado, un tribunal militar en Surinam condenó a Desi a 20 años de prisión por una ejecución de 15 opositores en 1982. El fallo provocó un terremoto político, pero como no fue emitida una orden de arresto contra Bouterae se abrió un periodo de incertidumbre que dura hasta hoy.
Surinam, de poco más de medio millón de habitantes, consiguió su independencia de Holanda en 1975 y su economía se derrumbó bajo el mandato de Bouterse, a pesar del reciente descubrimiento de vastas reservas de petróleo frente a las costas del país.
El nuevo presidente señaló que Surinam se encuentra “al borde del colapso financiero”, por lo que el gobierno “seguirá una política coherente para trabajar juntos hacia ese único objetivo: la recuperación de Surinam”. (La Nación)