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El Banco Central espera una fuerte caída del déficit fiscal en 2021 por menor gasto en ayuda a familias y empresas

Banco Central - Foto: Marcos Brindicci
Banco Central – Foto: Marcos Brindicci

Este año el déficit llegará al 10%. En un informe, el BCRA dice que caerá drásticamente cuando la pandemia quede atrás. Opinan los consultores.

Por: Gustavo Bazzan

En el informe de política monetaria que difundió el Banco Central el martes por la noche, el organismo monetario dio una fuerte señal de lo que puede ser el año económico 2021, al menos en lo que tiene que ver con las cuentas públicas. Los economistas de la institución que conduce Miguel Pesce afirmaron que “para el año próximo año, una vez superada la emergencia sanitaria, se proyecta una fuerte reducción del déficit fiscal primario, ya sin las masivas asistencias extraordinarias a las familias y empresas que caracterizaron lo ocurrido desde abril de 2020”.

Se prevé que 2020 cerrará con un rojo fiscal primario equivalente a 8% del PBI. Si se le agregan los pagos de intereses el déficit podría ser del 10%, un agujero en las cuentas públicas como no se veía hace muchos años. El cierre fiscal de 2019 dejó un rojo primario de 0,4% (en línea con lo pactado con el FMI) que salta al 3,8% por el pago de los intereses de la deuda.

El Central da por descontada una drástica reducción del gasto en el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE)​, que hoy cobran cerca de 9 millones de beneficiarios. También, de los ATP que financiaron el pago de salarios a 4 millones de trabajadores). El paquete COVID equivale hoy a 4 puntos del PBI.

La pandemia, la cuarentena y la millonada de pesos puesta en diversas ayudas (sobre todo IFE y ATP) dispararon el gasto. El desplome de la recaudación fiscal resintió los ingresos. Más gasto y menos ingresos dieron lugar a ese mega déficit fiscal que atraviesa hoy la economía.

Dado que la economía no tuvo acceso al mercado de crédito en dólares y el mercado de deuda en pesos se empezó a armar de a poco, la plata para financiar ese déficit la puso el Central, emitiendo billones de pesos.

A menos de un mes de que el ministerio de Economía presente el proyecto de ley de Presupuesto 2021 en el Congreso -la fecha límite es el 15 de septiembre- el Banco Central ya dio una primera señal (de ajuste). En el mundo de los economistas se espera que el ministro Martín Guzmán ratifique esa orientación en el documento que se está escribiendo en el Palacio de Hacienda. Uno de los datos más esperados es, entonces, qué objetivo fiscal buscará alcanzar el Gobierno el año próximo.

Según el Banco Central, “el reciente acuerdo con los principales grupos de acreedores privados sobre la deuda pública bajo legislación extranjera y los recientes avances en la regularización de la deuda en moneda extranjera emitida bajo legislación local definen una plataforma adecuada para delinear un sendero fiscal y externo sostenible y compatible con la recuperación económica y social. Las necesidades financieras del sector público serán afrontadas básicamente con fuentes domésticas, previéndose la realización de acciones orientadas a la regeneración del mercado de capitales de deuda pública en moneda local”.

Clarín consultó a cuatro consultores, quienes, aceptan que la reducción del déficit será posible, aunque marcan matices al opinar cuál será en definitiva la magnitud de es  “fuerte reducción” que anticipa el Central.

Ricardo Delgado, de Analytica, cree que la reducción del déficit es posible e inevitable. A su juicio, el enunciado del BCRA “es una buena señal, aunque habrá que aguardar qué dice el presupuesto. Ahí el gobierno tiene que mostrar si se propone alcanzar o no a la consolidación fiscal y de qué manera. Es factible bajarlo a la mitad el déficit primario, que hoy es del 8%. Se puede apuntar a bajarlo por lo menos a la mitad. Y se lo puede financiar, básicamente se logrará con mayor actividad y recaudación”.

Delgado, de todas maneras, señala un punto clave. Qué queda y qué se elimina del gasto extra vinculado a la pandemia. “La discusión por el Presupuesto debe definir entre gasto permanente o transitorio, porque 6 de los 8 puntos de déficit se explican por la pandemia. Eso uno debería pensar que hay que desmantelarlo, pero será importante ver la secuencia y la velocidad.”

Gabriel Caamaño (Consultora Ledesma) remarcó que las dudas para 2021 están, a su juicio, en qué recortes de gastos y de subsidios a las tarifas está dispuesto a hacer el Gobierno. Los ATP se extinguen y no esta claro que va a pasar con el IFE, por lo tanto hay una parte del déficit fiscal que se va a achicar pero aun cayendo al 4% es un agujero grande para argentina. No se si alcanza con el mercado de deuda local, va a haber más emisión monetaria para financiar una parte del déficit, no creo que lo puedan evitar, y entonces se va a generar mucho más excedente de liquidez. Es complicado. Para adelante, lo primero es generar señales concretas de que el déficit se va a ir reduciendo y que será menor al que piensan los agentes económicos.

Gabriel Rubinstein (Rubinstein y asociados) resultó el más optimista. De hecho está convencido de que el Gobierno apuntará (y arrimará bastante) a cerrar el 2021 con un déficit fiscal primario de apenas 1,5 puntos del PBI. “Claramente es posible. Lo ideal es que bajen a 1% de déficit primario. Creo que están pensando en 1,5% y probablemente termine en 2,5%. Pero claramente muy lejos del 7% que yo calculo para este año. La verdad es que en 2021, aunque el Gobierno no haga nada, por la vía del aumento en la recaudación y la baja total o muy fuerte de los ATP y el IFE, tiene al alcance una mejora sustancial del frente fiscal. El IFE puede bajarse, no se justifica que perdure en este nivel de gasto, puede quedar algo, pero no en los niveles actuales, no debería”.

Finalmente, Gabriel Marengo (Consultora Arriazu) señala: “No solo se puede bajar el déficit sino que se debe. Es muy riesgoso no bajar el déficit tan grande como el de este año sin reservas ni acceso al mercado de capitales o al financiamiento del FMI. Es difícil, pero se puede bajar el déficit. Hay que apostar a la recuperación de la actividad y de la recaudación. De este modo, sin tomar decisiones de gasto -ni recorte, ni incrementos- ya tendrías un menor déficit fiscal.”

Sigue Marengo: “Acá entra un tema político. Si no bajas los gastos en términos nominales, el recorte se dará en términos reales, manteniendo el gasto en pesos pero con la inflación haciendo su trabajo. Claramente este fue casi siempre el camino que siguió Argentina, recurriendo a la ilusión monetaria. Hay que mostrar un programa creíble de reducción del déficit, con eso y el acuerdo con acreedores, hay cerrar un acuerdo con el FMI que te de financiamiento neto, todo el financiamiento que se consiga es menor necesidad de ajuste. Todo esto apalancado en una economía con un elevado nivel de capacidad ociosa que no necesita invertir en el corto plazo para crecer.”

El Central dio un señal potente. Todavía tiene que hablar Economía a través del proyecto de Presupuesto. En cualquier caso, ser interesante ver cómo logra el Gobierno la reducción de gastos muy sensibles, como los subsidios a las tarifas de los servicios públicos, o el IFE, dado que hacia fin de año se espera que los niveles de pobreza e indigencia, se estima, estarán bien arriba del 45%. Además, en un año electoral. (Clarín)

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