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Cómo imagina el Gobierno el mercado de los autos hasta fin de año

Autos:

Por: Francisco Jueguen

Este año habrá en el país autos importados, hoy por hoy los más consumidos. Pero esa premisa se cumplirá siempre y cuando se materialice una expectativa del sector: que el mercado no supere los 300.000 autos vendidos. Ante un posible crecimiento en la demanda, con escasa cantidad de dólares en las reservas, las terminales automotrices ya entendieron la sugerencia oficial: si se desean mayores ventas, eso dependerá de la performance de sus vehículos nacionales.

El esquema que limita las importaciones y que funcionará por lo menos hasta diciembre -creen algunos en el sector automotor- podría achicar el mercado y afectar el empleo en concesionarios, así como también a los precios de los autos. En el Ministerio de Desarrollo Productivo, que conduce Matías Kulfas, afirman que esto no ocurrirá, porque habrá un monitorero de la situación, y aseguran que administran el comercio y no dólares, y se despegan de anteriores políticas impulsadas por el kirchnerismo, sobre todo en tiempos de Guillermo Moreno.

La ronda de reuniones virtuales entre del Gobierno y la industria automotriz -empresa por empresa- para delinear el futuro del mercado ya está por cerrar. Hoy, el secretario de Industria, Ariel Schale, dialogó con Nissan y todavía restan Mercedes-Benz y Honda. Pero el funcionario ya recibió a casi todas las grandes terminales del sector automotor, entre ellas, a Volkswagen, Renault, Ford, FCA (Peugeot y Citroën), Toyota y General Motors (GM).

En esos encuentros se terminó de delinear el esquema acordado entre Kulfas y Schale, las empresas y Smata, el gremio del sector. La idea desarrollada en el Ministerio de Desarrollo Productivo implica más administración del comercio, ya que tiene como vector principal que el sector incremente su producción este año en 20.000 unidades, lo que habilitaría a contramano al sector a importar, como techo, 80.000 autos. Entre los privados creen que así cerrarían el año con superávit en autos de US$1800 millones, y una balanza total del sector (autopartes) con un rojo de US$2000 millones. La cantidad de unidades a importar se distribuirá de manera heterogénea.

“¿Sobre la base de qué variables se distribuyen?”, preguntó LA NACION hoy en las empresas y en el Gobierno. En las primeras, mencionaron la balanza comercial, inversiones e integración. En las oficinas oficiales dieron otra versión. Allí señalaron que se calculan las cantidades a partir de las propias demandas de importaciones reclamadas por las empresas para “no modificar el flujo de negocios actual”. Luego se reclamó mayor localización e integración de partes nacionales.

En el Gobierno preocupa el mix del mercado. Según los números que manejan, cuatro años atrás el 46% del share era producto nacional. Hoy es de un 26%. El esquema aprobado garantiza, afirman en el Ministerio de Desarrollo Productivo, ese mismo mix sobre la base de las 290.000 unidades previstas por el sector y por las autoridades nacionales. Si las expectativas de ventas crecen, las empresas ya preparan sus estrategias para intentar volcar esa demanda a los productos que fabrican en el país (sedanes y pick-ups, menos demandados que los autos chicos y las SUV).

En la Argentina se hacen: las Toyota Hilux y SW4; Volkswagen Amarok; Chevrolet Cruze; Fiat Cronos; los Renault Sandero, Logan, Kangoo y Alaskan; Ford Ranger; Peugeot 208,308,408 y Partner; Citroën Berlingo; y la Mercedes-Benz Sprinter. En la industria creen que la participación nacional puede crecer este años hasta un 32%. “Más importaciones no nos van a dar. Hay falta de dólares y van a ajustar con las SIMI (los permisos oficiales)”, explicaron. La semana pasada, el presidente de FCA, Martín Zuppi, afirmó que tenía 4000 autos frenados en el puerto de Zárate.

En el sector argumentaron que el mayor volumen del mercado corresponde a los autos chicos, que la Argentina no fabrica. “Estamos limitados a aumentar mucho la participación. Es un tema de especialización y complementación. Si no hay que cambiar el modelo de negocios y pensar en plataformas duplicadas. Ahí perdés, porque no generás dólares por exportaciones y siempre la planta argentina es la variable de ajuste en caso de reducirse la producción”, indicaron.

En el Gobierno señalaron que en octubre volverán a realizar rondas de consultas con las empresas para analizar la evolución de los números y, sobre todo, para ir diagramando el plan 2021. “Las reuniones tuvieron dos capítulos. El primero fue estructurar el esquema de necesidades de importaciones. Pasamos sin conflictos. Los criterios son racionales. Mantienen la participación de las terminales en el mercado. La idea es acompañar el flujo cómo venía”, contó un funcionario.

“Luego buscamos impulsar un plan de localización e integración de partes. Vemos a todos compenetrados con eso, en el desarrollo de proveedores”, agregó el hombre, que reconoció “un entramado autopartista muy debilitado”. Son varias las empresas que anunciaron su salida del país en los últimos meses producto de la recesión y la incertidumbre.

En el Gobierno entienden que será un proceso de mediano o largo plazo, pero para el corto piden, por lo menos, otra cosa a las terminales que producen en la Argentina. “No puede ser que las alfombritas de los autos y las llaves cruz sean brasileñas”, cuestionaron. (La Nación)

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