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Tarifas de luz. Por qué las facturas llegaron con fuertes incrementos en los últimos meses

Por: Sofía Diamante

Al igual que sucedió con las facturas de gas, las boletas de luz también llegaron con fuertes incrementos producto del mayor consumo de electricidad que hubo en los últimos meses. Sucede que se combinaron dos situaciones: el aislamiento obligatorio que implicó, entre otras cosas, una mayor modalidad de teletrabajo, y un invierno más frío que el del año anterior.

En números: en junio último la temperatura promedio fue de 12,8 grados, casi dos grados menos que en igual mes de 2019, cuando promedió los 14,5; mientras que en julio de este año se registró un grado menos (10,7 vs 11,7), según información difundida por Edenor.

Los cuadros tarifarios eléctricos no se actualizan desde marzo de 2019, pero el aumento en la demanda de luz que hubo desde que comenzó la cuarentena generó varias recategorizaciones, que suceden de forma automática cuando se supera un umbral de consumo de kilovatio-hora (kWh) por mes. De hecho, el consumo residencial de electricidad de julio fue el más elevado desde enero de 2016. Edenor, por caso, registró en el séptimo mes de este año más de 1,1 millones de mWh, mientras que en igual período de 2019 fue algo más de 900.000 mWh.

Las tarifas de electricidad tienen dos costos principales: los cargos fijos y los variables. Ambos aumentan a medida que se incrementa la cantidad de kWh consumida. Por ejemplo, dentro de las tarifas residenciales, el cargo menor es para los R1, que consumen igual o menos de 150 kWh por mes, por el cual deben pagar un costo fijo de $41,75 y uno variable de 2,845 por kWh, según el cuadro tarifario para el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

Pero si el usuario pasa a la categoría de R4, la cual alcanza a los que consumen entre 401 y 450 kWh por mes, el cargo fijo sube a $147,02 y el variable, a $3,025. Para los usuarios residenciales con un consumo superior a los 1400 kWh, que son los de la mayor categoría (R9), el costo fijo es de $1862,31 y el variable, $3,629 por kWh.

En las boletas también figura, en algunos casos, un cargo por “Otros conceptos”, que puede significar un saldo anterior impago o el costo de los intereses por pagar fuera de término. A esos valores hay que sumarles luego los impuestos nacionales, provinciales y municipales, que representan en promedio un 21,5% del precio total de la factura.

El Entre Nacional de la Electricidad (ENRE) no dispuso ningún plan de pagos para moderar el impacto tarifario del mayor consumo, pero, según indicaron, se encuentran “monitoreando la situación, aplicando un constante control sobre el desempeño de las distribuidoras y asesorando a los usuarios y usuarias”.

Al comienzo del aislamiento, como los lecturistas que miden la cantidad consumida no fueron declarados trabajadores esenciales, el ENRE ordenó que se debía facturar la electricidad tomando el menor registro de consumo correspondiente al mismo período de estimación de los últimos tres años. Es decir, para el periodo del 20 de marzo al 18 de mayo, se facturó el menor consumo que hubo en ese periodo entre los años 2019, 2018 y 2017. A partir del 19 de mayo, los lecturistas pudieron salir a medir el consumo real.

La diferencia surgida entre las estimaciones se debió haber corregido con las facturas siguientes a la de la lectura del medidor: si las distribuidoras eléctricas estimaron de más, tendría que haber llegado un saldo deudor; mientras que si se estimó de menos, se debió haber emitido un crédito a favor. (La Nación)

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