Gran Bretaña se encuentra en un “punto de inflexión peligroso” y debe actuar, dijo hoy el primer ministro británico Boris Johnson ante la Cámara de los Comunes , antes de anunciar nuevas restricciones por la pandemia de coronavirus , entre ellas, el regreso al teletrabajo, la prohibición de los deportes de equipo bajo techo y la reducción del tamaño de las fiestas de casamiento.
Anoche, el gobierno había ordenado el cierre de pubs y restaurantes a las diez de la noche a partir del jueves.
Johnson ha admitido que es necesario un “delicado equilibrio” en el que por una parte se contemplen cuestiones de salud pública y, por otra, se garanticen los menores efectos posibles para una economía que arrastra los efectos de las sucesivas medidas adoptadas desde marzo, incluido un confinamiento nacional.
El premier ha descartado un segundo confinamiento, pero ha advertido de que los ingresos en hospitales ya se han duplicado -el lunes había 1261 ingresados en Gran Bretaña, frente a los 782 de la semana previa- y la situación solo puede ir a peor conforme avancen los meses y llegue el invierno.
Las medidas
En el Parlamento, Johnson anunció la prohibición de los deportes de equipo bajo techo, como el fútbol cinco, y dijo que los planes para permitir el regreso controlado de los hinchas a los estadios el próximo 1 de octubre serán cancelados. Las celebraciones de bodas se limitarán a solo 15 invitados, la mitad de lo que se permitía anteriormente, aunque se permitirá que los funerales continúen con hasta 30 dolientes.
Además, Johnson pidió “una vez más los trabajadores de oficina que pueden trabajar desde casa que lo hagan”, aunque enfatizó que los trabajadores esenciales deben seguir asistiendo a los lugares de trabajo.
Michael Gove, ministro de la oficina del gabinete, confirmó anteriormente lo que describió como “un cambio de énfasis” hacia el trabajo desde casa después de semanas de titulares de noticias donde los ministros exhortaban a los trabajadores a regresar a las oficinas del centro de la ciudad.
Por otro lado, los tapabocas serán obligatorios para el personal minorista y hotelero, así como para los pasajeros en taxis, una demanda clave del alcalde de Londres, Sadiq Khan, quien habló con Johnson hoy por la mañana.
Nuevas normas por seis meses
El premier británico prevé que las nuevas normas estén en vigor seis meses y ha subrayado que “solo funcionarán si la gente cumple”, razón por la cual ha anunciado que se aumentarán las multas. Las autoridades castigarán con 200 libras a quienes no lleven tapabocas en los casos en que sea obligatoria y con 10.000 libras las violaciones de la cuarentena.
Si todas estas acciones fracasan, no descarta ir más allá. “Nos reservamos el derecho a aplicar restricciones significativamente mayores”, ha dicho, confiado no obstante en que no será necesario si “el comportamiento cambia” en estas próximas semanas.
Muy criticado al inicio de la pandemia por haber tardado en reaccionar, el líder conservador parece ahora determinado a tomar el toro por los cuernos ante la amenaza de una segunda ola que, según advirtieron sus consejeros científicos, podría matar a más de 200 personas al día si no se “cambia de rumbo”.
Está sin embargo sometido a la presión de círculos empresariales y, según la prensa, de una parte de su gobierno que incluye al ministro de Finanzas Rishi Sunak, para no imponer medidas demasiado drásticas que vuelvan a paralizar una economía ya muy maltrecha por las restricciones.
Con casi 42.000 muertes confirmadas por covid-19, Gran Bretaña está viendo cómo el número de infecciones “se duplica cada siete días”, advirtió el lunes el asesor científico del gobierno, Patrick Vallance.
Si la epidemia siguiera esta curva, “llegaríamos a 50.000 casos por día a mediados de octubre” -frente a los 6.000 estimados en la actualidad- y esto podría provocar “200 muertes por día o más a mediados de noviembre”, aseguró. En el punto álgido de la pandemia, Gran Bretaña llegó a registrar casi 1000 muertes diarias. (La Nación)