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¿Alguno cree que al gobierno les importa que los empresarios se vayan del país?. Error, como en Venezuela, es el primer paso para el capitalismo de amigos

En el primer aniversario de gobierno, Alberto Fernández y Cristina Kirchner volvieron a mostrarse juntos

(Por: Rubén Lasagno) – Estas crisis económicas, financieras, políticas y sociales, como las que vive hoy la Argentina, no es solo producto de la pandemia, aunque todo haya volado por los aires después de un desastroso manejo de la crisis por parte del actual gobierno de los Fernández, sino es un fenómeno multicausal generado por el propio programa populista que han ensayado “con éxito” países como Venezuela, Cuba y en menor grado Bolivia, en la época de Evo Morales, solo que éste último, a pesar de su discurso neo anti-clasista, supo convivir y disponer de los recursos que genera la clase pudiente en cada país, los exportadores y el capitalismo más ortodoxo que sustenta, a pesar de sus defectos y corruptelas, el núcleo económico/productivo en el mundo.

Argentina desde marzo de este año asiste a una disparada de capitales nacionales y extranjeros, cierre del empresas, fuga de capitales y básicamente quienes tienen mucho dinero lo invierten en el exterior, tan cerca como Uruguay o Chile o bien abrevan en otras aguas más seguras del mundo económico, que no es, precisamente, Latinoamérica.

Y mucha gente en la Argentina, cree que el gobierno está preocupado porque ello ocurre. Y no es así. Cualquier gobierno normal, con un plan de desarrollo  y una conciencia verdaderamente popular, un programa de crecimiento y un norte político, estaría azorado ante semejante diáspora. Pero el kirchnerismo no; al populismo creado por Néstor, Cristina, Chávez, Evo y Fidel, esto no le hace mella porque nunca han pensado en el país, sino en quedarse con el país; por el contrario, les abre una oportunidad de negocios para ellos, sus testaferros, los amigos del poder, la familia, el clan sindical, los corruptos de siempre y los vivos que han vivido decenas de años de los argentinos de los recursos del Estado.

Chávez primero y Maduro después, son el índice alfabético del manual para quedarse con todo, no solo con el país y sus riquezas, sino, además, subsumir a su cruel plan al aparato industrial, comercial y productivo. De esta manera, el Estado pasa a ser un pulpo que todo lo puede, todo lo maneja y todo lo regula.

El primer paso es cerrar la economía, así lo hicieron en Venezuela, lo hizo el kirchnerismo en la década robada y lo hace ahora Alberto Fernández. Sacó a la Argentina del mundo.  Eso tiene un efecto “purificador” para la estrategia populista. Combinado con una economía sin horizonte, altos impuestos, hiperinflación, recesión, inseguridad jurídica, cambio de reglas del juego, expropiaciones, etc, hace explosionar cualquier proyecto serio. Comienzan a quebrar empresas, algunos cierran, otros se van. El cóctel compuesto por recesión, alza de los impuestos, ajustazo, inflación, persecución al que produce como el campo, carga impositiva imposible de sostener e imposibilidad de competir, hace que el empresario privado serio, no arriesgue más se capital y se vaya del país. Y eso es un canto de sirenas para el oído kirchnerista. Pues esos lugares comienzan a ser ocupados por propios outsider del clan, muchos de los cuales no saben nada de negocios, pero tienen asegurada la caza en un zoológico, al amparo de un gobierno corrupto y sin dirección, más que la de generar dependencia para asegurarse los votos futuros.

Una parte de la prensa ve la huida de Marcos Galperín con Mercado Libre, casi como una tragedia para el gobierno y para el país. Obvio, para la Argentina es una resta, pero el partido gobernante, asiste con regocijo a semejante oportunidad y sin perder tiempo creó “Mercado Compras” para ocupar el espacio que deja Mercado Libre. Obvio, para darse cuenta cómo funciona todo este engranaje hay que ver los apellidos detrás de cada maniobra, el uso del poder desde el corazón del gobierno y las fuertes vinculaciones que existen entre el partido gobernante, sindicalistas enriquecidos en sus funciones gremiales y pseudos-empresarios con millonarios capitales de origen desconocido, tal como sucede con los más importantes dirigentes políticos del país.

Más reciente aún es la compra de Edenor por parte de dos parásitos políticos-empresariales que medran con los bienes y fondos del estado desde la época de Carlos Menem: José Luis Manzano y Daniel Vila. Otro gran negocio que se carga el Estado, para pocos amigos es la estatización de las rutas y los peajes, con lo cual aumenta el gasto público y le vende a la sociedad que le da trabajo a 1.700 personas solo que no dice cómo, a quién y por qué. Para sostener todo esto, sin un dólar de respaldo, el gobierno imprime y reimprime billetes que cada vez valen menos, congela sueldos y los argentinos nos empobrecemos a pasos agigantados.

Todo es concordante en la Argentina. La pauperización del pueblo, tiene fines absolutamente electoralistas. Ello le permite al gobierno generar una universo de planes y ayudas, hoy solo limitado por la falta de fondos genuinos. Para sustituir esto, como dijimos en el párrafo anterior, los Fernández le dan a la máquina de hacer dinero que dejó Boudou y esto, como sabemos, hará que en algún momento estalle todo. Sin plata el populismo es una burbuja que se infla hasta explotar. El problema es que adentro estamos todos y ellos, seguramente, con las previsiones que hicieron, van a salvarse cubierto con la compra de inmuebles en Miami, colocación de fondos en paraísos fiscales y la posibilidad de fugarse de la Argentina cuando las papas quemen.

Por todo esto es que al gobierno de Alberto Fernándezno le importa al fuga de inversiones. Ellos lo sustituyen con el capitalismo de amigos que en la década pasada ensayaron cómo vaciar al país y en esta oportunidad que parte de la argentina les dio la oportunidad de volver mejoreshan perfeccionado la técnica para arrasar con todo y es el trabajo que comenzó en enero de este año donde el dólar pasó de 48 pesos a 170, la inflación en un año de más de 60% y se aplicó un brutal congelamiento de las jubilaciones, los salarios y más de la mitad del país es pobre, con el 11% de indigencia. Pero nadie se asoma a las calles para protestar

Los sindicatos están callados, la oposición invisible y la “Mesa del Hambre” de Tinelli, Arroyo, Sonia Alesso, Héctor Daer, Estela de Carlotto, Adolfo Pérez Esquivel, Roberto Baradel, Gustavo Vera, Victoria Tolosa Paz, la chef Narda Lepes, CarlosTissera y Edgardo De Petri, entre otros, parece que en estos momentos no tienen trabajo, porque el hambre, mágicamente, desapareció de las calles a partir del 10 de diciembre de 2019. Una vergüenza. (Agencia OPI Santa Cruz)

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