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Previo al inicio formal de la campaña, Juntos por el Cambio empieza a diseñar su estrategia para pelear en la Provincia

Según publica Clarín Martín Lousteau arranca con recorridas semanales por territorio bonaerense. Elisa Carrió se reunió con Jorge Macri y Néstor Grindetti.

Por: Federico Mayol

En medio del debate por el calendario de las elecciones, que el oficialismo no termina de zanjar por las tensiones internas y la resistencia de buena parte de Juntos por el Cambio, la oposición empieza a poner la lupa en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país en términos electorales.

Con la excusa de las elecciones internas de la UCR bonaerense, previstas para el mes próximo, Martín Lousteau, cuyas aspiraciones están centradas, en principio, en 2023 en la ciudad de Buenos Aires, arrancará este martes con una serie de recorridas semanales en territorio bonaerense. “El primer mojón para dar una una discusión más amplia a nivel nacional”, aseguran en su entorno.

Lousteau juega la interna en el bando de Gustavo Posse, el intendente de San Isidro que esta semana lo acompañará a Junín y Pergamino, los primeros destinos de la gira bonaerense del senador radical de JXC.

El rival de Posse es Maximiliano Abad, presidente del bloque de Diputados de la oposición en la Cámara de Diputados provincial, que este viernes hizo una demostración de fuerza en una foto junto a Gerardo Morales, Mario Negri, Gustavo Valdés y Ernesto Sanz.

La interna bonaerense de la UCR, que suele ser más descarnada que en el PJ, tiene lugar no solo en el pico de la discusión por las primarias y la conveniencia oficialista, maquillada por la crisis sanitaria. También está atravesada por el debate que Cambiemos empezó a dar puertas adentro por las candidaturas de este año, que deja al desnudo la puja entre los sectores duro y moderado.

En ese contexto, Elisa Carrió, que a fines del año pasado sorprendió con el anuncio de su postulación mucho antes de que terminara de tramitar los papeles de su jubilación, reunió la semana pasada en su chacra de Exaltación de la Cruz a dos figuras del PRO del Gran Buenos Aires: Jorge Macri y Néstor Grindetti.

Antes de esa foto, el intendente de Vicente López había sondeado a la fundadora de la Coalición Cívica, en privado y sin cámaras, sobre la conveniencia de organizar un encuentro. “Lilita”, que históricamente desconfió de los dirigentes del PRO del Conurbano, accedió a la foto.

“Coincidimos con Carrió en que hay que mantener la unidad, y que si es necesario tenemos que tragarnos algunos sapos”, planteó ante este diario uno de los participantes de ese cónclave, que contó además con otros referentes de la Coalición Cívica.

No ahondaron en detalles sobre esos supuestos “sapos”, pero sí confiaron en que una de las preocupaciones de la ex diputada para mantener un bloque homogéneo en el principal distrito electoral del país pasa por la eventualidad de mostrar cierta tolerancia a la incorporación de dirigentes de segundas y terceras líneas del PJ.

Es una de las maniobras que habilitó Horacio Rodríguez Larreta, para darle curso, en especial en la tercera sección del Conurbano, a su proyecto presidencial. El jefe de Gobierno porteño ahora intercala la gestión con viajes por el interior: el viernes, por ejemplo, estuvo en Salta.

“Podemos correr el riesgo de convertirnos en un panperonismo”, avisó Carrió en el encuentro de la semana pasada, en su casa, que volvió a abrirse a reuniones políticos en los últimos meses tras un largo receso por el período de mayor estrés de la pandemia.

Fue más allá: dijo que los podían “infiltrar”. Grindetti y Macri, según las fuentes, le explicaron que tenían que correr ese riesgo -es decir, la inclusión de dirigentes peronistas de terceras líneas- para tomar volumen, en especial en el Conurbano, donde se presentan las mayores adhesiones al Frente de Todos.

El primo del ex presidente Mauricio Macri aprovechó la ocasión para anotarse, de nuevo, en la carrera provincial al 2023, su histórico deseo. A pesar de que Rodríguez Larreta ahora postula a Diego Santilli, que en los últimos tiempos empezó a mostrarse sin inhibiciones en el Gran Buenos Aires. Y de las ganas, todavía tibias, de Emilio Monzó.

Las elecciones de medio término plantean en el seno de Juntos por el Cambio la disyuntiva entre duros y moderados. Una discusión que no encuentra resolución por la interna entre “halcones y palomas”: Carrió pidió, en ese sentido, un debate en la cúpula de la coalición nacional para ver de qué manera plantarse frente al Gobierno. Y por las indefiniciones de María Eugenia Vidal, que empiezan a inquietar a más de uno.

La ex gobernadora, que cayó de forma holgada ante Axel Kicillof en el 2019 y que aún así conserva altos niveles de aceptación popular, está genuinamente indecisa. Un sector la fogonea para volver a competir en la Provincia, con el riesgo cierto de volver a perder.

Carrió, que suele cuidar su vínculo con la ex gobernadora, está convencida de que Vidal no puede darse ese lujo. Por eso planteó, en el encuentro de la semana pasada, que ella podía ocupar ese lugar: asegura que es la única capaz de competir y, llegado el caso, digerir una derrota. “Lilita” representa al ala dura, igual que Patricia Bullrich en la Ciudad. El jefe de Gobierno, tironeado por ambos bandos, mira con recelo.

En la tercera sección del Gran Buenos Aires, donde el PJ parte desde siempre con una base de sustentación robusta, los aumentos de precios y los desaciertos de la gestión del Frente de Todos todavía no llevan buenas noticias al campamento de JXC. Es cierto que Rodríguez Larreta conserva buenos números, y que incluso Santilli, su delfín, logró colarse con cifras aceptables. Pero según las encuestas que desmenuza la propia dirigencia opositora, Alberto Fernández es todavía el mejor posicionado. (Clarín)

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