(Por: Rubén Lasagno) – Aunque el intendente de El Calafate se esfuerce por diferenciarse del kirchnerismo en Santa Cruz, usando para ello el caparazón del flexible “Peronismo” provincial, el hecho de viajar a Buenos Aires y en compañía de la senadora Iani, a reunirse con Máximo Kirchner, es en si mismo un dato político importante a tener en cuenta, cuando la proximidad del 2023 nos muestre una serie de candidatos con ganas de llegar, pero mirando para todos lados, con tal de no mancharse con estos vaivenes de la política nacional y provincial, especialmente si el kirchnerismo llega a esa instancia desgastado, plagado de denuncias, mala prensa y con encuestas poco promisorias como ya se está visualizando.
Cierto es que Belloni le ayudó a ganar a Alicia Kirchner en el 2019 y también era previsible que lo traicionaran. Lo habíamos adelantado previo a las elecciones del ese año. Pero hay datos que no se pueden obviar en este análisis político.
En teoría Belloni intenta encarar su campaña cerca del 2023, untándose de “peronismo puro”, pero todos saben que ni Cristina Fernández y muchos menos Máximo, son peronistas.
La familia Kirchner construyó su relato colgado del peronismo, pero con un plan de ruta propio. Nunca pensó comulgar con las teorías “del viejo de mierda”, como CFK llama en privado a Juan Domingo Perón, ni “la prostituta” como Néstor se acordaba de Evita. Ellos, usaron y usan la figura del peronismo para enmascarar su propia política de atropello, que en nombre de cuatro o cinco ejes que pensaba el viejo general, aplican como más les convenga en la política, repitiendo que siguen la doctrina peronista, pero en realidad sigue la doctrina propia. Por ese motivo, todos aquellos que eran peronistas y se sumaron a sus filas, hoy están en duda en el electorado del peronismo puro en Santa Cruz.
Dicho esto, mal puede Javier Belloni proponerse como “Peronista”, abrevando en aguas de la familia Kirchner, precisamente en el peor momento del gobierno nacional, cuando la viuda hace una avanzada grotesca y descarada sobre la figura presidencial y al país le va todo mal en los índices económicos, sociales, con una inflación galopante, un fracaso total en materia de salud, una migración permanente de empresas y ciudadanos que dejan la Argentina en busca de otras oportunidades.
Los medios de la provincia remarcan el hecho de que el intendente de El Calafate se haya reunido con Máximo Kirchner, pero termina la noticia en la tercera línea. No dicen una sola palabra de qué hablaron. Esto, sencillamente, es porque Belloni no tiene la mínima intención de hacer trascender el contenido de ese encuentro, que ha sido para acordar su posición política y asegurarse el apoyo nacional, en vista del enfrentamiento político que tiene con Alicia Kirchner.
Ahora bien, ¿Es lógico pensar que Cristina y Máximo van a ir en contra de la gobernadora de Santa Cruz, cuñada y tía, a la vez que una de las últimas de la familia que recrea el apellido de Néstor, tan necesario para continuar el relato?. De ninguna manera. Belloni quiere “cortarse solo”, quejarse por el boicot que le hace Alicia, pero “sin lastimar”; no puede ni quiere tirar de la cuerda más allá de lo necesario. Él sabe que, en Santa Cruz más que en ningún otro lado, con el kirchnerismo no se puede pero sin el kirchnerismo, es imposible.
Por ese motivo, Belloni, que conceptualmente es kirchnerista y actitudinalmente también, busca travestirse de “peronista moderado”, intentando preservarse, por si pasa como en el 2015 (y todo indica que será peor), cuando el kirchenrismo pasó a ser mala palabra y hasta debieron cambiarle el nombre como aquel “Unidad Ciudadana” inventado por la actual vicepresidente, con el cual trató de remodelar al FPV para competir en las elecciones de ese momento o lo que más adelante se llamó “Frente de Todos”, que es el Frente para la Victoria, que de “todos” tiene solo la palabra y resulta ser el mismo perro con otro collar.
Dicho así, el jefe comunal de El Calafate fue a cerrar con Máximo, dos cuestiones básicas: asegurarse apoyo directo con inversiones, fomento del turismo, obras y servicios (con fondos liberados para El Calafate) y transformarse en el candidato natural para el 2023, yendo por adentro del FPV o como caballo de Troya usando un perfil “peronista”, para captar el voto de los incautos que creerán estar votando al partido del general.
Lamentablemente para Belloni, no se ve del todo bien que un intendente de los más importantes de la provincia, con apuesta abierta a la gobernación y a quien se considera en muchos niveles de la política local como una figura de peso, se someta a la voluntad de un improvisado político como el hijo del matrimonio, que hasta en 2013 prácticamente no sabía que existía la política, es un autodidacta y arrastra el peor antecedente: no haber trabajado jamás, estar involucrado en causas penales por corrupción; ser técnicamente, un vago que ha obtenido poder a la sombra de su madre, Zanini y el inefable kirchnerista agazapado: Sergio Massa, su edecán y formador.
Queda claro entonces que el intendente de El Calafate, de acuerdo a como progrese el desgaste del kirchnerismo a nivel nacional y provincial, se mostrará más o menos “peronista”; esto también lo arregla con Máximo y Cristina. Pero, como cuando Daniel Peralta levantaba la bandera del peronismo auténtico en Santa Cruz y terminaba asociado a kirchneristas como Claudio Vidal, en esta provincia nunca se podrá titular como “Peronista puro”, quien en algún punto lleve en sus entrañas el pecado de ser o pertenecer (o haber pertenecido) al peor gobierno de la historia a nivel nacional y al que en Santa Cruz lleva 30 años en el poder y ha dejado a la provincia en el atraso, la marginación, con altos índices de pobreza, el mayor nivel de empleados estatales, sin una fábrica, sin actividad privada industrial que mueva la economía, con una política concentrada en pocas manos y una burguesía política elitista, conservadora y corrupta, la cual no ve más allá de sus mezquinos intereses.Por eso será tan importante analizar los discursos de los candidatos de cara a la gobernación del 2023. Es imprescindible saber si en la de medio tiempo o en las elecciones a gobernador, habrá un electorado consuentudinario, prebendario o anestesiado, como en estos 30 años últimos, o el electorado percibirá las diferencias y elegirá a quienes se presenten como una opción distinta y no camuflados en un peronismo provincial puro, prácticamente inexistente en Santa Cruz, se esconda un kirchnerista agazapado buscando el voto, pero en el fondo, siendo más de lo mismo, con amagues gatopardistas que hemos visto en otras elecciones y después se han revelado como ciertas en la práctica. (Agencia OPI Santa Cruz)
Ya jugo de caballo de troya, lo va a hacer de vuelta.