(Por: Hugo Moyano Editorial difundido en el programa Sintonía Fina) – “No hay argentino que ignore que los Kirchner son intolerantes, mentirosos, corruptos y de su fanatismo por arrastrarnos a las dictaduras más criminales y sangrientas contemporáneas.
Admiradores de la Cuba de los Castro, de la Venezuela de los Maduro, de la rusia putaniera y de la China Imperial… países con títulos de propiedad familiar, en los cuales el Estado es un bien incestuoso y Ganancial.
Los K ya no disimulan su fascinación cuando, en los países serios del mundo –para descalificarnos- nos llaman “La Argentina de los Kirchner”, un nuevo País con título de propiedad.
Después de casi 3 décadas, no puede haber dudas de tal perfidia gubernamental. Ni siquiera sus más fanáticos seguidores desconocen las garrafales fortunas que han amasado los Kirchner, parientes, funcionarios, socios, testaferros y amigos desde que alcanzaron el poder ya en Santa Cruz en 1991 y que la corrupción es el pecado venial, los daños colaterales de un modelo que procura el Control Total y el sometimiento.
No solamente lo saben, sino que –además- los acompañan, los avalan, los votan… los siguen. De este contexto proviene la máxima anónima que recorre el orbe: “Un pueblo que, a sabiendas, vota criminales, no es víctima… es cómplice”.
Si hay algo que tengo claro, es que en todos los gobiernos y en todos los tiempos ha habido hechos de corrupción y en líneas generales, detectado el corrupto es separado del gobierno, repudiado, juzgado y muchas veces, encarcelado. Y es que en cualquier gobierno serio, honesto, el corrupto tiene que abochornar.
Pero es en el Kirchnerismo que la corrupción no solamente es aceptada, sino – además- aclamada, amparada y admirada. Es por ello que en el Kirchnerismo todo corrupto cuenta con un manto de protección rabiosa y cerrada que incluye la complicidad de los tres poderes del Estado y queda claro –por añadidura- que tal solidaridad no es puramente declarativa. Los estudiantes de la universidad pública argentina, nucleados en la gloriosa U.B.A, en estos días, son sometidos a la afrenta de dos nuevos profesores que dan cátedra de ética pública y periodismo independiente; dos delincuentes condenados: Milagro Sala y Amado Boudou.
Esto es la plenitud del “Modelo Santa Cruz” descripto puntillosamente en cientos de columnas de “OPI Santa Cruz” en forma permanente y en libros escritos que permanentemente detallan lo que sucede en esta provincia.
Es por ello que el Kirchnerismo organiza actos públicos en los cuales homenajean y aclaman a sus corruptos, de modo de revalidar continuamente su disoluta escala de valores en cuya cúspide –por méritos propios- se ubica a la familia Kichner, claro está.
Hace años ya, he llegado a la conclusión de que la corrupción en el Kirchnerismo no se da ni por negligencia, ni por indulgencia. La corrupción es un requisito excluyente para abrirse camino en el competitivo escenario de la política autóctona en el modo impuesto por los KIchner a sus dirigentes, en el que la honestidad no ha sido, no es y no seguirá siendo otra cosa que un estorbo y que es indispensable extirpar.
Por eso Néstor Kirchner, Cristina y Boudou; por eso De Vido, Julio Lopez y Barata; por eso Jaime; por eso Máximo Kirchner; por eso Báez; por eso Cristóbal López; por eso La Cámpora; por eso gobernadores e intendentes kirchneristas del país y tantos otros que como una jauría de lobos hambrientos se abalanzaron sobre los fondos públicos de Nación, Provincias y Municipios, chupando su sustancia hasta la última gota de decencia y dignidad republicana y… que quede claro!!
Es cierto que los Kirchner llegaron al poder de la mano de las mayorías populares. Pero lo que no es cierta es la grotesca máxima que desde el poder pretenden imponernos, esa que reza: “El Pueblo nunca se equivoca”. Y es que para gobiernos indecentes, este apotegma es el mejor salvoconducto para todo tipo de inmoralidades.
El Pueblo Alemán se equivocó con HITLER.
El Pueblo Italiano se equivocó con MUSOLINI. El Pueblo Ruso se equivocó con STALIN. El mismo Pueblo de Dios se equivocó con BARRABÁS.
Y –sin dudas- el pueblo santacruceño, primero y el pueblo argentino, después, se equivocaron con los Kirchner.
La historia de la humanidad está plagada de yerros populares que concluyeron en tragedias aberrantes.
Estamos saliendo de Semana Santa 2021 en tiempos de Pandemia, en la que –a pesar de las restricciones sanitarias del caso- rememoramos los acontecimientos que debió vivir Jesucristo en las jornadas previas de su muerte y resurrección.
Los Kirchner quieren aprovechar y potenciar todas las restricciones y herramientas de control estatal para diseñar una cuareterna, de modo de garantizarse un 65 % de pobreza activa siempre funcional a sus intereses políticos.
En mi caso –como Cristiano y padre orgulloso de hijos entregados al evangelio en distintas congregaciones- nunca olvido la escena bíblica en la que Poncio Pilatos, exhibiendo a Jesucristo sangrante, sufriente, inocente y atormentado al lado de Barrabás (un reconocido ladrón y asesino condenado a muerte), le preguntó al pueblo a quién elegía para la liberación:
Y el pueblo eligió a Barrabás. ¡El pueblo eligió A Barrabás!
El Pueblo sabía que Barrabás era un terrorista y –sin embargo- lo liberó.
El pueblo sabía –además- que Jesucristo era un hombre de Dios… un santo, y no obstante lo condenó.
Y a partir de ese suceso registrado en el Evangelio, en muchas oportunidades, el pueblo ha vuelto a elegir a Barrabás y la historia de nuestro país, de nuestra provincia y la gran mayoría de nuestros municipios dan testimonio de estas sombrías preferencias de las mayorías populares.
La Semana Santa no fue motivada para la joda, el morfi y el chupi concentradas en unas mini vacaciones otoñales. En realidad deberían ser jornadas de recogimiento,
ayuno y oración, en esta oportunidad condimentada por las restricciones propias de cualquier Pandemia en expansión.
Y es en este contexto que recomiendo un acto de constricción. Reconozcamos amigas y amigos que no hay nada más parecido a Barrabás que cada uno de los Kirchner, pero –especialmente- convengamos que no hubo nada más equivalente a nuestra ciudadanía en acción que aquella multitud bíblica que –a la hora de elegir- desechó la virtud y escogió la infamia.
A partir de 1991 lo santacruceños volvimos a elegir a BARRABÁS una y otra vez.
Elegimos a BARRABÁS cada vez que votamos a gobernadores sabiendo que nos roban, que nos mienten, que nos arrastran a la decadencia.
Elegimos a BARRABÁS cada vez que reelegimos intendentes decididamente ineptos y probadamente corruptos.
Elegimos a BARRABÁS cada vez que preferimos a sindicalistas ladrones, JUDAS vende obreros.
Elegimos a BARRABÁS cada vez que abrazamos a fariseos que representan la continuidad de un modelo mentiroso y corrupto que nos arrastra a la insustentabilidad, la insolvencia y al abismo, antes de procurar los cambios que eviten la catástrofe final.
Y está más que claro que todas estas elecciones no fueron insustanciales porque los santacruceños vamos a tener que pagar por generaciones la depredación consumada por la ignominia de un gobierno que desde hace 28 años está en manos de cada uno de los BARRABASES que los santacruceños supimos conseguir.
Amigas, amigos: atravesamos los días de la Semana Santa. Nunca nos olvidemos que el vía crucis y el Cristo muerto que con dolor cristiano rememoramos fue provocado por la temible elección de un pueblo equivocado.
• “Por lo cual, cuando ellos se reunieron, Pilato les dijo: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo?” Mateo 27;17
• “Más vosotros repudiasteis al Santo y Justo y pedisteis que se os concediera un criminal” Hechos 3;14• “Pero todos ellos gritaron a una, diciendo: ¡Fuera con éste, y suéltanos a Barrabás!” Lucas 23;18 (Fm News/OPI Santa Cruz)