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“Vacuna argentina”, la obsesión oficial contra el Covid que choca con la urgencia por duplicar las dosis diarias

La vacuna rusa Sputnik V

Según publica Clarín El Gobierno se entusiasma con proyectos de producción local sin fecha cierta. Pero el invierno acecha y con el ritmo de vacunación actual no se podrá terminar de inmunizar a todos los que integran grupos de riesgo antes del 5 de agosto.

Por: Pablo Sigal

Pasaron 115 días desde que comenzó la campaña de inmunización en el país y el calendario, de cara al próximo invierno, no da tregua. La escasez de dosis y la imposibilidad de conseguir una mayor cantidad de manera rápida contrasta con cierta obsesión oficial: tener una “vacuna argentina”. Los resultados de esa supuesta pulsión de vida han invertido su signo en lo inmediato, con buena parte de la población a la intemperie frente al coronavirus.

La primera apuesta fue por la vacuna de AstraZeneca “hecha en Garín”, cuyo principio activo se fabrica a minutos de la General Paz y se envasa en México. Aún se espera que esa producción, prometida hace ocho meses como un bálsamo, pegue la vuelta con sus bendiciones.

Ahora, la última semana, el Gobierno reflotó su entusiasmo por otra gesta nacional: la “Sputnik V.I.D.A.”, que se envasaría desde junio en la planta que el laboratorio Richmond tiene en Malvinas Argentinas, aunque la promesa de producción integral es para dentro de 14 meses.

A esas iniciativas de la industria farmacéutica se suman desarrollos científicos aún germinales. Uno es de la Universidad de San Martín y el Conicet (misma usina del popular barbijo Atom Protect), cuya vacuna se encuentra en fase preclínica y fue bautizada “Arvac Cecilia Grierson”.

Esta vacuna, públicamente presentada como un plan estratégico soberano frente al desafío de la pandemia, tiene una curiosidad: su nombre es el mismo que el de otra vacuna -contra la arteritis viral equina- que Pfizer trajo a la Argentina hace una década. A la nueva le sumaron un homenaje a la primera médica del país. Se proyecta para 2022.

Hay más investigaciones en curso de neto corte local en La Plata y el Litoral, más una cuarta en Córdoba con colaboración francesa y brasileña: trabajos potencialmente valiosos que podrían dar al país la chance de contar con su propia patente. Es probable que para entonces la escasez global de vacunas deje de ser un problema.

Mientras todo eso sucede, hay nueve vacunas que ya fueron aprobadas en el mundo, cuatro de ellas en Argentina. Se acerca la época más fría del año y crece la incertidumbre sobre qué porcentaje de la población vulnerable estará inmunizada contra el Covid-19 antes del 21 de junio.

Este domingo las vacunas de Sinopharm empezaron a llegar otra vez, pero no servirán para ampliar la base de vacunados porque se destinarán a segundas dosis, dado que efectivamente nadie sabe con certeza si medio esquema es suficiente.

La contramarcha del Gobierno, con respecto a lo que había decidido el Consejo Federal de Salud a fines de marzo, se vuelve otro escollo para el objetivo de vacunar a más personas en menos tiempo. Según se anunció, con las Sputnik V y las de AstraZeneca que arriben se seguirá con el plan de diferir tres meses la segunda dosis.

Lo que queda, comprometido ya el stock de la vacuna china, es esperar que los lotes de la rusa arriben con mayor frecuencia, siempre y cuando el creciente coqueteo de Europa con el Instituto Gamaleya no termine “interceptando” esa producción en el camino. Finalmente, es clave que AstraZeneca comience a enviar los 22,4 millones de dosis contratadas y en gran parte pagadas por Argentina. Aún no hay fecha precisa de entrega.

El presidente Alberto Fernández dijo el sábado: “Estamos esperando que AstraZeneca empiece a cumplir con sus compromisos en Latinoamérica”. Y remarcó que habla personalmente “con todos los laboratorios y presidentes del mundo para tratar de conseguir más vacunas”.

Campaña contrarreloj

Para el invierno faltan 55 días. Argentina ha vacunando en la última semana a un ritmo promedio de 83.996 dosis cada 24 horas. Es una mejora con respecto a meses anteriores: si se saca el promedio desde febrero, las inyecciones cotidianas aplicadas bajan a 60 mil.

En el país aún resta vacunar a 8,3 millones de personas de riesgo, integradas por 5,2 millones de menores de 60 años con comorbilidades (sólo 312 mil recibieron ya alguna dosis) y 3,1 millones de mayores de 60 años (fueron inmunizados 4,3 millones).

Al ritmo actual de vacunación, todas esas personas terminarían de ser inmunizadas el 5 de agosto. Esto es un mes y medio después de comenzado el invierno. Para poder llegar a esa estación con toda la población de riesgo vacunada, en principio habría que aplicar 71 mil inyecciones más por día.

Esa cantidad implica un volumen 84 por ciento superior al actual, para lograr así la marca necesaria de 155 mil dosis diarias. Si se resta el volumen cautivo de Sinopharm y se suman los trabajadores esenciales aún no inoculados, el aumento imprescindible se acercaría al 100 por ciento.

El ritmo de la campaña sigue siendo desparejo. A juzgar por las cifras que difunde el Monitor de Vacunación, resulta difícil sostener una vara alta en forma constante. Cada semana suele haber tres días con muchas inoculaciones, dos con un nivel medio y otros dos con un nivel bajo (en general los fines de semana).

Por ejemplo, el domingo 18 de abril se aplicaron apenas 19 mil dosis, mientras que el lunes anterior se habían inyectado 168.690. El récord se registró el 7 de abril, con 233.934 dosis. El día con la menor marca fue el 14 de febrero, con 52 en todo el país (algo más de dos por provincia).

Si se pudiera sostener una intensidad elevada toda la semana, seguramente se podría llegar al 21 de junio con esos poco más de 8 millones de personas de riesgo restantes inmunizadas. Lo que hace falta, obviamente, son más vacunas.

El Plan Nacional de Vacunación contempla -en principio- sólo a los grupos vulnerables, por lo que la cantidad de dosis contratadas hasta hoy no tiene en cuenta a 15 millones de adultos de entre 18 y 60 años sin enfermedades de base. La suerte de esas personas recién podría definirse cuando el Gobierno cierre nuevos contratos con laboratorios. O la vacuna argentina sea un hecho.

En ese contexto de incertidumbre se juega también la ansiada “inmunidad de rebaño”. El sitio timetoherd.com ofrece una herramienta interactiva para saber cuántos días demoraría cada país en lograrla. En el escenario más optimista, en el que esa instancia llegaría con el 60 por ciento de la población vacunada, Argentina tardaría 411 días. Es decir, junio de 2022.

Al comparar el indicador entre países, en la región sólo Chile y Uruguay lograrían la inmunidad de rebaño antes que Argentina, con 61 y 70 días, respectivamente. Brasil demoraría 508 días y Colombia, 545. En América del Norte, a Canadá le llevaría 112 días y a Estados Unidos, 59.

En Europa, España tiene aún 151 días por delante; Gran Bretaña, 70; Francia, 172; Italia, 162; Suecia, 135; y Alemania, 154. En Asia, Israel es el país más veloz: le faltan 27 días; Arabia Saudita debería esperar 207 días; y China, 333. De la eficacia de la gestión pública en cada nación dependerá el grado de corrección que ajuste esas predicciones a la realidad. (Clarín)

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