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Por la crisis y la campaña, el Gobierno patea los conflictos internos para después de las elecciones

Fin de año conflictivo: convocan a sesionar en verano para apurar los proyectos del Gobierno

Según publica Clarín La asunción de Máximo Kirchner en el PJ quedó postergada y también el debate por la reelección de los intendentes. Nuevo modo electoral.

Por: Federico Mayol

“Unidad hasta que nos duela”, había planteado José Luis Gioja, que todavía presidía el PJ, en el congreso partidario de marzo del 2019, justo un año antes de que la pandemia obligara a cambiar la hoja de ruta.

Todavía duele, pero el Frente de Todos encontró un antídoto para aliviar las tensiones y priorizar la unidad en tiempos de crisis y en la previa de la campaña: los conflictos internos en la provincia de Buenos Aires, el principal distrito del país, deberán resolverse después de las elecciones.

“Todo lo que genera tensión pasa para diciembre y el próximo año. Estamos en modo electoral. El peronismo es así: cuando hay que ordenarse, se ordena”, lo explica un intendente destacado del Gran Buenos Aires que ahora no ve con tanto recelo la entronización de Máximo Kirchner al frente del PJ bonaerense.

Es, en ese sentido, la asunción del jefe del Frente de Todos en la Cámara baja en el justicialismo provincial uno de los conflictos internos que se pateó para después de las elecciones. La estrategia oficialista urdida entre la Casa Rosada, el Gran Buenos Aires y el Instituto Patria se había diseñado para que Alberto Fernández y Kirchner se hicieran cargo al unísono de los sellos nacional y bonaerense. Un reparto de poder para aplacar las tensiones que, de todos modos, beneficiaba mucho más al jefe del bloque K en Diputados que al Presidente.

La resistencia de un grupo de intendentes que primero presentaron batalla, después bajaron la guardia y al final terminaron convencidos del liderazgo de Máximo Kirchner derivó en un acuerdo político que postergó la asunción formal del diputado a diciembre, cuando debía ser casi en simultáneo con el acto que entronizó a Fernández en el estadio de Defensores de Belgrano.

Fernando Gray, de Esteban Echeverría, de diálogo directo con Cristina Kirchner y el encargado de judicializar la elección partidaria bonaerense, se quedó entonces con el consuelo de terminar su mandato, que vence a fin de año. Era uno de sus planteos, compartido con Gustavo Menéndez, actual titular del PJ, que prefirió explorar un acuerdo y suavizar la derrota.

“En esta etapa, nuestra cabeza está en la economía y en las vacunas, nada más”, justifican la prórroga desde el conurbano.

Fue parte del menú del encuentro que mantuvieron a solas, hace unas dos semanas, Kirchner y el intendente Juan Zabaleta -uno de los preferidos de la Casa Rosada- en la oficina del Congreso del diputado, días antes de que terminara hospitalizado por dolencias renales. Una charla que se extendió por más de una hora y media y que sirvió para confirmar que el proceso de unidad deberá prevalecer sobre las diferencias.

Zabaleta -inauguró hace semanas oficinas en Diagonal Norte, a metros de Casa Rosada- había sido, junto a Menéndez y Gray, uno de los intendentes que saboteó a fines del año pasado el apuro de los líderes de La Cámpora para avanzar sobre el PJ bonaerense, azuzados por Martín Insaurralde que se entregó a la agrupación K.

El verano ayudó a bajar la espuma. La crisis en torno al coronavirus, y la campaña electoral, hicieron el resto.

Hubo otros dos debates internos que el Gobierno debió postergar para después de las elecciones: la elección en la Federación Argentina de Municipios (FAM), una organización que Néstor Kirchner empoderó en sus inicios y que después perdió potencia, y la discusión alrededor de la reelección de los intendentes que María Eugenia Vidal y Sergio Massa acordaron acotar con una ley provincial en el 2016. Aliado a tiempo completo de Máximo Kirchner, el presidente de la Cámara baja fue, durante los cuatro años del gobierno bonaerense de Cambiemos, un socio estratégico de Vidal.

Trascendió en las últimas semanas que los jefes comunales del PJ menos fanáticos de La Cámpora arrastraban cierta molestia por la decisión interna de aplazar el debate, que desde la oposición siguen con tanta atención como desde el oficialismo.

Según pudo reconstruir Clarín de fuentes oficiales, circula entre los principales protagonistas de la política bonaerense una idea de instalar la discusión legislativa entre las elecciones generales de noviembre y el 10 de diciembre. Es decir, antes del recambio en la Legislatura provincial.

Lo cierto es que los dirigentes de la Provincia entendieron que en medio de la crisis, de una campaña de vacunación y de un cronograma electoral, enredarse en una discusión política de ese calibre era contraproducente. La vía judicial, pareciera, tampoco sería la más adecuada.

“¿Y qué van a hacer Massa y Vidal, que deberían estar en contra y que administran una buena cantidad de votos?”, preguntó este diario. “Alcanza con que no hagan nada”, respondió con media sonrisa un actor central de la política bonaerense.

El caso de Kirchner es más complejo: se instaló como un reguero que estaba en desacuerdo con desandar la normativa vigente para promover a dirigentes de su agrupación. Pero fue antes de las negociaciones en torno al PJ.

En Cambiemos, intendentes como Julio Garro o Gustavo Posse están igual de ansiosos que sus colegas del peronismo.

Hay, de todos modos, algunos jefes comunales que plantearon impulsar modificaciones a ley vigente mucho más osadas. Entre ellas, no solo la posibilidad de presentarse a un periodo más -es decir, descontar el mandato entre el 2015 y el 2019-, si no hacerlo mucho más extensivo. Y se menciona además la chance de incorporar la figura del viceintendente, que no existe en la Provincia, a diferencia de otras jurisdicciones.

En el caso de la interna alrededor de la FAM, la disputa está planteada entre Fernando Espinoza, de La Matanza, y el intendente de Hurlingham, ocupado además en Corrientes por su rol de interventor partidario.

Economía, precios y vacunas es, para el Gobierno, la única hoja de ruta, al menos hasta las elecciones de noviembre. Axel Kicillof, una rara avis en la política bonaerense, asegura por lo bajo que, para las primarias de septiembre, la inflación debería rondar en torno al 2,5%, casi 2 puntos por debajo de la cifra actual.

El martes, el gobernador almorzó a solas con Martín Guzmán en el despacho del ministro. Celebraron la comida con una postal en Twitter, después de los serios cortocircuitos por el aumento tarifario. Una escena impensada hasta hace semanas atrás, justificada, en tiempos de crisis, pandemia y campaña, solo por la necesidad de privilegiar la unidad. (Clarín)

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