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Sergio Massa se muestra en la campaña del Frente de Todos, pero intenta diferenciarse

El Presidente Alberto Fernández, Cristina Kirchner, Sergio Massa y Axel Kicillof

Según publica La Nación Por primera vez en 18 años, el presidente de la Cámara de Diputados no será candidato; por qué cree que el actual escenario puede favorecerlo.

Por: Laura Serra

Aunque descontento con varios aspectos de la gestión de Alberto Fernández, Sergio Massa se mostrará activo durante la campaña electoral del Frente de Todos y este martes participará del acto que encabezarán el Presidente y Cristina Kirchner. Está convencido de que, en estos momentos aciagos, se debe mostrar unidad y apuntalar al Gobierno. El presidente de la Cámara de Diputados, no obstante, hará su juego y priorizará un discurso orientado hacia la clase media de centro para fidelizar su nicho de votantes, que coincide con los desencantados de la actual gestión.

Las encuestas de opinión que llegan al despacho de Massa no son demasiado alentadoras para el oficialismo. El jefe del Frente Renovador cree que, con suerte, el bloque oficialista en la Cámara baja podrá crecer en un puñado el número de miembros, pero no lo suficiente para alcanzar el quorum y la mayoría. Aunque evite decirlo en público, este escenario lo favorece: una hegemonía kirchnerista en Diputados lo sometería a la agenda que imponga la vicepresidenta, con la que no siempre coincide.

“La verdad es que difícilmente el escenario legislativo varíe demasiado de la situación actual después de estas elecciones. Es muy probable que el resultado se sitúe en un nivel intermedio entre lo obtenido en 2017 [cuando triunfó Juntos por el Cambio] y en 2019 [con la victoria del Frente de Todos]”, vaticinan en el Frente Renovador.

Si la composición de la Cámara baja se mantiene sin mayores cambios tras la renovación parlamentaria y el Frente de Todos no alcanza la mayoría, Massa cree que mantendrá su capital político dentro de la coalición oficialista en su papel de facilitador de las leyes que requiere el Poder Ejecutivo merced al diálogo que supo tejer –aunque con altibajos- con los bloques de la oposición. Si, en cambio, el oficialismo –cuyas nóminas de candidatos contienen una nutrida composición de dirigentes kirchneristas- logra hegemonizar la Cámara baja, su rol de “articulador de consensos” quedaría automáticamente anulado.

El tigrense no disimula sus ambiciones presidenciales para 2023, aunque cree que este no es el momento para los posicionamientos políticos personales; repite ante quienes lo escuchan que la unidad del Frente de Todos debe estar por encima de cualquier disputa interna si lo que se pretende es la supervivencia del Gobierno y de la coalición oficialista. No dramatiza, pero entiende que el momento político y económico es por demás complejo y que ganar las elecciones no será tarea sencilla. Máxime cuando es el propio Presidente quien incurre en “errores no forzados” que devalúan la credibilidad del Gobierno e impactan negativamente en la campaña.

Consciente de la complejidad del momento, Massa se mostró el viernes pasado junto a Fernández en un acto en Olavarría luego que estallara el escándalo con la difusión de la fotografía que mostró a Fernández en una reunión social en Olivos violando la cuarentena que él mismo impuso. Allí estaban, también, el gobernador bonaerense Axel Kicillof; el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, y otros dirigentes que volaron en el Tango 04 junto al Presidente a la localidad bonaerense. La premisa era exhibir unidad en medio de la tormenta.

“Esta es una elección parlamentaria, el objetivo es ganar la mayor cantidad de bancas posible para el oficialismo, pero aquí no se plebiscita la gestión de Fernández”, insisten en su entorno.

La agenda de Massa

De todas maneras, fiel a su estilo –y a la necesidad de preservar la identidad del Frente Renovador dentro de la coalición-, Massa marcará sus matices machacando sobre aquellos temas que el núcleo duro del oficialismo –sobre todo el kirchnerismo- deliberadamente soslaya, como el de la seguridad ciudadana y el campo. Asimismo, hará hincapié en la necesidad de trocar los planes sociales en empleo y de avanzar en una legislación de alivio fiscal para las empresas, sobre todo las pequeñas y medianas. Las modificaciones al impuesto a las ganancias y al monotributo son sus banderas.

Su discurso pretende apuntar al votante que otrora apostó al Frente Renovador y que ahora se muestra desencantado de la gestión de Fernández. Será una campaña atípica para él. Desde 2005, Massa se postuló en todas las elecciones, pero esta será la primera vez, en 18 años, que su nombre no estará en ninguna boleta. No obstante, hizo valer su peso en el armado de las listas del Frente de Todos, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, su bastión. Ubicó allí a cinco aspirantes que buscan entrar en la Cámara de Diputados y a nueve que aspiran a obtener lugares en la Legislatura provincial.

Su obsesión es preservar su nicho de poder, que se completa con la presencia de delegados suyos en puestos clave en la administración, que se suman a Malena Galmarini, su esposa, en AySA. En un fino equilibrio, supo tejer una relación pragmática con Máximo Kirchner, el jefe del bloque oficialista de Diputados; si bien sus orientaciones ideológicas son distintas, enhebraron un acuerdo tácito de no agresión. Bajo este paraguas, ambos ponen la mira en 2023, aunque son conscientes que no habrá futuro para ninguno si el oficialismo no supera la valla –cada vez más alta- de las próximas elecciones legislativas. (La Nación)

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