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Cuánto dura la protección de las vacunas: Pfizer versus Moderna y la verdad sobre la Sputnik V

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Según publica Clarín Es el tema que más inquieta y se analizó en una reunión de la OMS. Presentaron nuevos datos sobre la duración de los anticuerpos contra el Covid, tras las dos dosis. Y la respuesta a las variantes.

Por: Pablo Sigal

La gran pregunta actual, que en la última semana motivó una reunión convocada por la Organización Mundial de la Salud, es cómo medir la protección de las vacunas frente al Covid y su duración en el tiempo, tras la aplicación de las dos dosis. Las respuestas son escasas, pero algunas investigaciones empiezan a aportar las primeras evidencias.

El título de la charla, a cuyo contenido tuvo acceso Clarín, fue: “Vacunas para Covid: ¿los datos emergentes permitirán incrementar la confianza en las respuestas inmunes producidas por las vacunas para la toma de decisiones en salud pública y las agencias regulatorias? Esas decisiones podrían incluir, entre otras, la necesidad de las terceras dosis.

El objetivo principal de la reunión fue analizar la evidencia sobre cuáles son los “mejores correlatos de la protección otorgada por las diferentes fórmulas vacunales para Covid-19”. Hubo presentaciones de diferentes compañías desarrolladoras de vacunas y de grupos de investigación, que pusieron información nueva sobre la mesa.

La discusión se orientó, en parte, a determinar qué componentes específicos de la respuesta inmune (humoral o celular) se vinculan más específicamente con la protección que otorgan las diferentes vacunas. También hubo un debate técnico sobre los mejores análisis estadísticos y diseños metodológicos de ensayos clínicos a implementar para resolver estas dudas.

Hay acuerdo en la gran necesidad de obtener datos robustos para poder evaluar las “versiones actualizadas” de las “vacunas prototípicas actualmente disponibles” -hechas para la variante original de Wuhan- frente a las variantes del Covid. La información disponible es escasa. Por eso la OMS valora especialmente estos trabajos.

La reunión fue presidida por Philip Krause, subdirector de la FDA. Casualmente, el 31 de agosto se anunció que Krause -funcionario clave para la aprobación en Estados Unidos de vacunas para chicos menores de 12 años y la eventual necesidad de una tercera dosis- dejará su cargo en noviembre. Al parecer, consideró que una declaración del presidente Joe Biden acerca de los refuerzos vacunales “fue una presión” sobre la agencia regulatoria.

También participó Stanley Plotkin, creador de la vacuna antirubeólica, y científicos de Oxford, de Public Health England, y de la Icahn School of Medicine at Mount Sinai, New York. Estuvieron presentes además representantes de diferentes compañías farmacéuticas como Janssen, Moderna, Medigen, Nanogenpharma y Geno-Inmune Medical Instituto, entre otras.

En primer lugar se mostraron datos de un estudio recientemente publicado en el New England Journal of Medicine. Muestra que la efectividad de las Vacunas de ARN mensajero evaluadas, en un estudio que incluyó 19.000 trabajadores de la salud, cayó a un 65 por ciento en el mes de julio, cuando su efectividad había sido del 93 por ciento desde mayo hasta junio.

Los autores, de la Universidad de California, atribuyen la abrupta caída de la efectividad a la emergencia de la variante Delta y a la finalización de la obligatoriedad del uso de barbijo y otras restricciones en California, establecidas el 15 de junio.

Uno de los datos más reveladores de esta investigación fue que la protección de la vacuna de ARN mensajero de Moderna siguió siendo muy fuerte, teniendo en cuenta que el único trabajador de la salud que requirió hospitalización era un no vacunado.

Se observó un descenso más significativo en las personas que recibieron Pfizer, con respecto a los vacunados con Moderna. Pfizer mostró una eficacia inicial del 95 por ciento y Moderna, de un 94,1 por ciento. Dicha eficacia cayó al 65 por ciento para Moderna y al 49 por ciento para Pfizer al cabo de 6 meses.

Por otra parte, un estudio de la Clinica Mayo mostró que 6 meses después de la aplicación, la eficacia de la vacuna de Moderna fue del 76 por ciento, en tanto que la de Pfizer fue del 42 por ciento.

Se analizaron posibles factores vinculados a esta diferencia, como los intervalos entre las dosis, que en el caso de Moderna fueron mayores (28 días para moderna versus 21 días para Pfizer) y las diferentes concentraciones de ARN mensajero, la vacuna de Moderna tiene 100 microgramos y la de Pfizer, 30.

Luego se presentaron resultados de dos trabajos sobre la Sputnik V. El primero, publicado en la revista Nature Communications, fue dirigido por Claudia Perandones, investigadora del Instituto Anlis Malbrán, y el Benhur Lee, profesor de Microbiología de la Icahn School of Medicine at Mount Sinai, New York. Evaluaron la capacidad de neutralización de las variantes, tras el suministro de 12 sueros a trabajadores de la salud en Argentina.

El trabajo evaluó la efectividad de la vacuna frente a diferentes cepas y variantes. Se concluyó que neutraliza al 100 por ciento la cepa de Wuhan; la mutación D614G -presente en Alfa (Reino Unido), Beta (Sudáfrica) y Gamma (Manaos)- y la variante Alfa (Reino Unido). Existe una leve reducción en la capacidad de la Sputnik V para neutralizar la mutación E484K -presente en Gamma-, con una reducción de 2,8 veces.

Se aclaró que la capacidad de neutralización para esta mutación depende de la concentración de anticuerpos neutralizantes, lo que dejó en evidencia la importancia de la segunda dosis para garantizar una mayor eficacia. Luego se observó una moderada reducción (6,8 veces) de la neutralización de la variante Beta (Sudáfrica).

El nivel de anticuerpos neutralizantes se considera el mejor marcador de protección de la vacuna, algo corroborado en la reunión de la OMS. Para evaluar la eficacia contra diferentes variantes, los investigadores generaron herramientas de ingeniería genética denominadas “vectores replicativos competentes”, que permiten “clonar las variantes” frente a las cuales se desea evaluar la protección.

Por último, fueron mostrados los resultados preliminares de un paper publicado como “pre-print”en la revista The Lancet (aún no evaluado por revisores independientes). Fue dirigido por Rosana Nieves Chehín, del Instituto de Medicina Molecular y Celular Aplicada, de Tucumán, con la colaboración de Perandones y Lee.

Los resultados del seguimiento de 602 trabajadores de la salud, que recibieron Sputnik V entre diciembre de 2020 y julio de 2021, demuestran que después de 28 días hubo desarrollo de anticuerpos en el 97 por ciento de los vacunados.

Con análisis estadísticos concluyeron en que luego de 90 días de la primera dosis, el título de anticuerpos anti-RBD (dirigidos específicamente a la región de la proteína espícula que permite la entrada del virus a la célula) seguían presentes en el 94 por ciento de los voluntarios testeados.

Sin embargo, como ocurre con otras vacunas, a los 180 días de la primera dosis (seis meses) estos anticuerpos comenzaron a disminuir. La tasa de infecciones en el grupo de vacunados con dos dosis de Sputnik V fue de 7 sobre 602, el 1.2%), comparable con un grupo de trabajadores de la salud de Israel, que recibieron la vacuna de Pfizer y se infectaron 39 de 1497, el 2.6%.

El estudio también demostró que los voluntarios que habían tenido una infección previa de Covid manifestaron una rápida respuesta inmune, traducida en el incremento de anticuerpos tras la primera dosis de la vacuna. Y otro dato clave: esas personas con infección previa mostraron entre 5 y 20 veces mayor capacidad de neutralización contra nuevas variantes del Covid. (Clarín)

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