Según publica Clarín Los mercados celebran. Pero expertos señalan que si el Gobierno se radicaliza podría tener consecuencias “negativas” para la relación con EE.UU. El acuerdo con el FMI podría demorarse.
Por: Paula Lugones
Conocidos los resultados de las PASO, las acciones argentinas en Wall Street reflejaron optimismo, pero los que siguen de cerca los vaivenes de nuestro país en Estados Unidos advierten que el Gobierno podría tomar un rumbo radicalizado que podría tener consecuencias “negativas” para la relación entre la Casa Blanca y Washington y también abren dudas sobre el impacto en las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional.
Para Benjamin Gedan, director del Argentina Project del Wilson Center, “la derrota del Gobierno debilita más aun al presidente y aumenta el poder de su ya poderosa vicepresidenta. Esto puede tener consecuencias importantes y negativas para la relación entre Argentina y Estados Unidos”, según dijo a Clarín.
Gedan explica que “dentro de su limitada capacidad, Fernández ha intentado construir puentes con la Casa Blanca” y menciona como ejemplo la cumbre sobre cambio climático que organizó hace unos días, que fue “una muestra de su intención de mantener una relación productiva con el presidente Biden”.
Cree que “incluso antes de las PASO, Fernández de Kirchner ponía en peligro esta relación por su amistad con las dictaduras represivas de La Habana y Caracas y su falta de interés total en las violaciones de derechos humanos cometidos por gobiernos de la izquierda latinoamericana”.
Gedan, que ha sido funcionario del Consejo de Seguridad Nacional y del Departamento de Estado durante la época de Barack Obama y Biden y hoy es un importante referente en todo lo que tenga que ver con nuestro país en Washington, advierte: “Si los resultados de las elecciones radicalizan el Frente de Todos, habrá nuevas tensiones entre Argentina y Estados Unidos, sobre todo si Argentina fortalece su relación con Pekín”.
Para este experto, “una coalición dominada por el kirchnerismo tampoco estaría dispuesta a firmar un acuerdo con el FMI, que requiere esfuerzos para abrir el mercado y reducir el déficit. Esta postura haría difícil obtener el apoyo de Estados Unidos en las negociaciones con el Fondo, especialmente si el gobierno argentino no se ve como un aliado en la defensa de los derechos humanos y la democracia”.
“Fernández de Kirchner parece admirar a Biden, y cree que él representa los valores de peronismo. No sé si el cariño es mutuo.En el exterior, el presidente es visto como una figura moderada que a veces gana en las peleas internas dentro de su coalición. Su debilitamiento solo empodera a las facciones más conflictivas y menos interesadas en la imagen del país en el mundo”, agregó.
Mark Jones, profesor de Ciencias Políticas y experto en Latinoamérica y Argentina de la Rice University de Texas, afirmó a Clarín que “en EE.UU. reconocen que la elección no fue un éxito para el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, pero tampoco lo ven como una paliza, particularmente por la situación difícil que vive la Argentina hoy con la economía y la pandemia” y porque entienden que en las elecciones de medio término en general favorecen a los opositores.
Jones cree entonces que la administración de Biden va a seguir “en compás de espera” con Argentina hasta después de las elecciones de 14 de noviembre. “Van a seguir con la hipótesis de que la balanza del poder entre el gobierno y la oposición va a quedar más o menos igual, quizás con un poco más poder para la oposición en el Congreso, pero sin las mayorías necesarias para bloquear o entorpecer la agenda legislativa de la Casa Rosada en temas de mucha importancia”.
Paralelamente, agrega Jones, Biden va a seguir haciendo un esfuerzo en el Senado de los EEUU para que su candidato para embajador de la Argentina, Marc Stanley, un abogado demócrata de Texas, quede confirmado cuanto antes, a pesar de que su nominación podría ser bloqueada por el senador republicano texano Ted Cruz. “Sería importante que Stanley llegue como embajador de los EEUU en la Argentina cuanto antes”, señala.
Carlos Vegh, que fue Economista jefe del Banco Mundial para América y el Caribe entre 2017 y 2019, dijo a Clarín que, “la aplastante derrota del oficialismo ha sido recibida con gran beneplácito en los mercados internacionales”. Y cree que esto sucede porque “se genera la expectativa de un cambio de gobierno en el 2023, lo que abriría las puertas para un cambio de rumbo con crecimiento sostenido, apoyado por un manejo fiscal prolijo y reformas estructurales. En otras palabras, a partir del 2023 Argentina dejaría de lado el modelo estatista y voluntarista de los últimos dos años, que ya sabemos que no funciona”.
El experto, hoy profesor de Economía Internacional en la Universidad Johns Hopkins, agregó que, de mantenerse estos resultados en noviembre “una posibilidad sería que el Gobierno se vea limitado por las ganancias políticas de la oposición, incluyendo una posible pérdida de la mayoría en el Senado, y que eso lo obligue a tomar medidas más sensatas.
“Sin embargo, –advierte Vegh– creo que lo más probable es que el gobierno redoble sus apuestas e insista básicamente en continuar con las políticas económicas actuales, lo que llevaría a dos años difíciles, con más financiamiento monetario, alta inflación, cepo cambiario, y un continuo aumento de la pobreza”.
Sobre el futuro de las negociaciones con el Fondo, Vegh señala que “es inevitable que haya un acuerdo con el FMI a principios del año que viene pues, de otra manera, Argentina no podría hacer frente a los pagos sustanciales que se vienen en el 2022 y 2023”.
Y agrega que “al FMI también le complicaría la vida no tener acuerdo. Pero será un programa poco ambicioso, con reducciones del déficit fiscal primario y promesas vagas de dejar de lado el cepo cambiario y otras medidas. Hay poco incentivo para el FMI para pedir más, pues no hay razón para esperar que el gobierno tenga la intención de un verdadero cambio de rumbo”.
Desde Wall Street, Guillermo Mondino, director y socio fundador del fondo de inversión Mogador Capital, anticipó a Clarín tres puntos que los inversionistas en EE.UU. pueden inferir sobre el resultado de las elecciones. En primer lugar, “la probabilidad de que Argentina vaya en un camino similar a Venezuela ha disminuido (significativamente)”. Segundo, “el gobierno entra en crisis y debe decidir si se modera o radicaliza, pero sin dinero y sin votos” y, por último, “un acuerdo con el FMI probablemente se demore hasta marzo”.
Respecto a cómo quedarían las negociaciones con el FMI, señala que después de estas PASO “hay que repensar cómo encarar una negociación con el Fondo que tenga la capacidad de ser creíble en su implementación política. Eso, independientemente de que el Gobierno puede estar tentado a llevar adelante fuertes aumentos de gastos y monetización del mismo en los próximos dos meses”.
Señala también dudas para la economía en los próximos tiempos. “La incertidumbre es significativa. Pareciera que la sociedad se expidió en contra de una radicalización, pero hay que tener cuidado con esas lecturas”
Y recuerda que “Ya en el pasado, el kirchnerismo perdió elecciones de medio término y luego se recuperó con políticas crecientemente heterodoxas y logró ganar elecciones presidenciales. Por lo tanto, hay que esperar a ver como se definen las internas en el gobierno y como se traduce eso en términos del gabinete y de las políticas futuras”, advierte Mondino.
Respecto de una posible salida del ministro de Economía, Martín Guzmán, dijo que “él tiene una buena relación de trabajo con el FMI, pero no es la única persona que puede conversar con el Fondo. Es más, es posible que la interna política del Gobierno lleve a la decisión de postergar el acuerdo con el Fondo, aun a expensas de una posible caída en atraso en marzo”.
Ante esta situación, Mondino cree que “de mantenerse este resultado, es evidente que el desgaste del Gobierno es enorme y eso hace imperativo un cambio de las políticas y, por lo tanto, de las personas encargadas de su implementación. Guzmán es uno más de varios fusibles del gobierno”. (Clarín)