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¿POR QUÉ NO PODEMOS NI DEBEMOS SILBAR A LA BANDERA DE PERÚ?

Mirage peruano en la ría de Río Gallegos

Previo al partido por la clasificación de los seleccionados de Perú y la Argentina, alguien generó un mensaje en las redes sociales que, sobre una vieja foto de una bandera desplegada en medio del estadio de River con la leyenda “Para el Perú las Malvinas siempre argentinas” grabaron un sobreimpreso que rezaba: “A Perú jamás se le silba el himno, a sus jugadores no se los insulta y a su gente se la respeta”.

Quizás para los más jóvenes no resulte del todo claro los motivos, el origen y la explicación de este mensaje, que fue cumplido mayoritariamente por el público que el día del encuentro de futbol aplaudió el himno peruano, como forma de respetar la historia de el único país en Sudamérica que estuvo siempre al lado del pueblo argentino en sus momentos más álgidos, allí cuando la soberanía estaba en juego  y nuestro país debía enfrentar serias decisiones geopolíticas, como fue el conflicto del Beagle con Chile en 1978 y la guerra de Malvinas en el año 1982.

La historia de hermandad entre Argentina y Perú es mucho más larga, rica y noble, que las pocas referencias que vamos a hacer aquí. El hecho no es escribir lo que está escrito, sino resaltar la nobleza de un país que siempre estuvo junto a nosotros y para encontrar los primeros atisbos de solidaridad tendríamos que remitirnos a 200 años de historia y a próceres comunes como José de San Martín, entre otros, héroe de la independencia de las colonias hermanas, al punto que en los Soles del Perú, se estampó la imagen del Libertador.

Mensaje distribuido en las redes previo al p partido Argentina-Perú

En 1978, el conflicto limítrofe entre Argentina y Chile, encontró a nuestro país en plena reposición del material de vuelo en la Fuerza Aérea, con la provisión por parte de Israel (IAI – Israel Aerospace Industries) de una treintena de aviones Dagger moderinizados, una copia del Mirage 5 que desarrollaron los Israelíes, copiando al versátil caza bombardero francés, cuando ese país puso un embargo de armas por la cuestión de medio Oriente. Este avión nació con la denominación Nesher (Águila), y constituyó el primer caza supersónico construido por la compañía Israel Aerospace Industries (IAI) para la Fuerza Aérea Israelí en la década de 1960 y exportado al mundo.

Para ser exacto, no era la primera vez que la IAI copiaba armas y sistemas de armas. El famoso fusil Galil, de fabricación israelí, fue concebido copiando el cajón de mecanismo del afianzadísimo AK-47 ruso. Durante la guerra de los seis días, Israel se apropió de miles de esos fusiles soviéticos y a partir de las bondades mecánicas del arma desarrollada por Kalashnicov, desarrolló el Galil, un fusil de asalto con gran performance y presente en munchos ejércitos del mundo.

Los Dagger del IAI llegaron a la Argentina a mediados de los `70 y cuando el conflicto con el Beagle comenzó a transitar el peligroso camino del agotamiento político, siendo que en ambos países gobernaba la dictadura (Pinochet y Videla) las posibilidades de la guerra, empezaron a forzar  a ambos países a prepararse para un enfrentamiento armado.

Los aviones Dagger estaban en territorio argentino, pero debido al embargo de armas decretado por EEUU, la oficialidad de nuestro país debió hacer el curso de pilotaje del Dagger en Perú, país que tenía una Fuerza Aérea dotada desde hacía algunos años con esas máquinas.

Es decir, en aquellos años, donde (como siempre pasa) los convenios multilaterales no sirvieron para nada (luego quedaría demostrado en Malvinas/82), Perú fue el único país latinoamericano que realmente estuvo al lado de nuestro país, ante la necesidad real y concreta de dotar a las tripulaciones de los cazas bombaderos, de las competencias para usar esas máquinas en combate.

Perú otra vez en 1982

Quizás las nuevas generaciones que concurrieron a la cancha de River a presenciar el último partido entre Argentina y  Perú, desconozcan estos datos que resumimos en los dos párrafos anteriores, pero hay otro dato aún más elocuente.

Perú nos ayudó materialmente en la guerra de Malvinas en 1982. Cuando el gobierno del dictador Fortunato Garltieri, decidió recuperar las islas y la decisión de la Primera Ministra Margaret Tacher fue la de no dar marcha atrás con el curso de la contienda, poniendo como punto de no retorno el hundimiento del crucero General Belgrano por parte del submarino nuclear Conqueror, una vez más, tratados internacionales como el TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), donde figuraban todos los países sudamericanos y EEUU como promotor, demostraron ser un fiasco, una mentira y una fabulación cara para el mundo y mucho más para los países que enfrentan a fuerzas de la OTAN, como le sucedió a nuestro país en 1982.

Perú, silenciosamente y ejerciendo una verdadera acción solidaria y de hermandad latinoamericana, nos ayudó proveyendo 10 Mirage-Dagger y un Hércules C-130 con repuestos para esas naves.

Otra vez, como en el `78, ese país hermano ponía las manos en el fuego por Argentina y como aquella vez, donde internacionalmente había transitado por la delgada línea roja, dado que Chile podría incluir a Perú en acciones hostiles por colaborar con Argentina, en 1982 Inglaterra podría haberle declarado la guerra a ese país hermano, de haber detectado la ayuda material a nuestro país, en medio del embargo de armas decretado por la OTAN a la Argentina, al punto que nuestro sistema de armas “Super Etendrad/Exocet”, no pudo ser puesto a punto por los ingenieros franceses, cuando fueron retirados del país, precisamente, por el embargo internacional aplicado al país.

Es así que en absoluto secreto los MP5 (Dagger) arribaron en vuelo bajo desde Perú a Tandil (Pcia Bs As) en plena guerra por Malvinas. Las máquinas fueron sometidas rápidamente a un repintado del fuselaje y se les pintaron a todos las insignias nacionales como la escarapela y las nuevas denominaciones de la Fuerza Aérea Argentina, se le mejoró la aviónica y se los rebautizó “Mara”.

Los pilotos peruanos quienes venían con el espíritu y la orden de ayudar en la guerra (entrar en combate), fueron rápidamente relevados de su misión por pilotos argentinos. 

La Fuerza Aérea Argentina no permitió que ninguno de ellos entrara en combate. Si el enemigo detectaba que Perú estaba involucrado directamente en la contienda, sin duda recibiría una declaración de guerra de Gran Bretaña y en ese momento, tal posicionamiento significaba, como mínimo, el ahogamiento financiero, el bloqueo comercial y la suspensión de toda negociación/compra o modernización de sus Fuerzas Armadas, además de un gran problema político internacional que caería sobre Perú.

Perú no veía eso. Perú vio a una nación hermana en peligro y actuó en consecuencia con asistencia práctica, técnica y material, lejos del palabrerío vacío y artero con que otras naciones del cono sur, salieron a justificar su falta de compromiso y demostraron que borraban con el codo lo que habían firmado con la mano, en medio de actos protocolares de orden internacional regados de buen champagne y excelentes comidas, pero inservibles y falaces a la hora de su aplicabilidad.

En Ushuaia: la bandera peruana como recuerdo y agradecimiento a ese país

La historia en Río Gallegos

En la costanera de Río Gallegos, se colocó hace años un Mirage-Dagger simulando en vuelo con el morro (la nariz del avión) apuntando hacia Malvinas, que está a unos 600 kms del margen de la ría local.

Ese avión, es peruano. Su Matrícula original es C-636, sustituida por la matrícula de nuestros Dagger C-414.

La máquina que luce allí, es un ícono de aquella gesta y de los heroicos pilotos muertos en una guerra contra las fuerzas de la OTAN. Pero por sobre todo, además de representar la historia más heroica de nuestros pilotos y de la guerra misma, rescata la verdadera “Hermandad latinoamericana” en honor a Perú, que muchos países de la región, profesan pero incumplen.

En Ushuaia la ciudad más austral del mundo y donde la guerra se vivió en primera persona como en Santa Cruz, se enarbolan tres enseñas: la bandera argentina, la bandera provincial y en el medio, como agradecimiento especial, flamea la bandera de Perú.

Por todo esto, ahora y nunca, ni aún en un evento deportivo, debemos silbar el himno peruano, ni faltarle el respeto al único pueblo hermano que nos tendió una mano cuando más lo necesitamos, en las dos oportunidades en que estuvimos solos en la historia reciente, en medio de la cobardía de nuestros vecinos que desvalorizaron aquellos conceptos setentista de la “latinoamericana unida”. 

Esperamos haber explicado en pocas palabras, aquel mensaje difundido en las redes sociales pocas horas antes del partido entre Argentina y Perú. (Agencia OPI Santa Cruz)

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7 COMENTARIOS

  1. Y Menem le vendió armas a Ecuador cuando estaba en guerra con Perú, a ver si nos damos cuenta que el peronismo es una sarta de traidores y flojos de palabras. Encima , eramos garantes de la paz entre ambos paises.

    • Así es, pero ello fue una deslealtad de una persona (su presidente de entonces) no del pueblo argentino, por quienes sentimos el sentimiento de hermandad.
      Los peruanos somos un pueblo solidario.

  2. Gracias por los datos aportados. Todos escuchamos que estaban de nuestro lado (no como los trishtesh shiloteshs), pero no sabía que habían mandado aviones y hasta pilotos a disposición… es para sacarse el sombrero.
    Un abrazo, Beto.

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