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Antes de Ómicron: el dato que dispara la chance de ser Covid positivo

Hisopados, Covid-19, Pandemia - Foto: NA

Según publica Clarín Tras casi dos meses de curva planchada, nueva información multiplica el alerta en Argentina. Qué pasará de cara al verano.

Por: Pablo Sigal

Argentina transitó durante casi dos meses el mejor de los escenarios posibles, pero el virus indómito no se rinde. Ahora, una nueva ola de Covid de pico incierto empieza a socavar la posibilidad de un verano en paz.

El alerta no hay que buscarlo tanto en la cantidad de casos cotidianos que pueblan los informes oficiales, sino en otro número que indica cuántos de los testeos corresponden a cuadros de Covid.

El índice de positividad ilustra la situación del país frente al coronavirus y sus variantes. Desde comienzos de octubre hasta hoy -con la Delta de extra a protagonista- la positividad se multiplicó dos veces y media.

Esto quiere decir: en tiempos de bonanza pandémica, si iban 100 personas a testearse, sólo dos daban positivo. Si hoy fueran 100, serían cinco los diagnosticados con Covid.

En la última semana la positividad osciló entre un piso del 3,71 por ciento (el 21 de noviembre) a un techo (48 horas después) del 5,61 por ciento. El promedio en siete días -con un total de 10.858 casos y 225.015 testeos- fue del 4,82 por ciento.

Esa cifra puede ser una alarma si se aproxima nuevamente al límite marcado por la Organización Mundial de la Salud: 10 por ciento. Cuando se sobrepasa esa proporción, muchos casos de Covid se “escapan”. Es decir, gente que no se testea y contagia.

La cifra de hisopados diarios ahora es la mitad que en octubre. Si en vez de 30 mil testeos se hicieran 90 mil -como sobre el final de la segunda ola-, la cantidad de casos registrados cada 24 horas probablemente superaría los 2.260 informados el último jueves.

En ese contexto hay, sin embargo, algunos datos que de cara al verano matizan el horizonte con esperanza: por un lado, la cantidad de vacunados; por otro, el número de inmunizados naturalmente, es decir, los que ya tuvieron Covid.

Argentina alcanzó un nivel de cobertura con dos dosis del 64 por ciento de la población. No es ideal; tampoco despreciable. En diciembre se espera una aceleración. Para los vacunados hace más de seis meses, con anticuerpos ya menguados, es clave el refuerzo.

Se ha dicho que la vacunación no evita el contagio, pero si -en la gran mayoría de los casos- la enfermedad severa. También es cierto que, desde lo colectivo, la vacunación corta poco a poco los caminos de la transmisión. Las defensas del vacunado expuesto al Covid matan más rápido al virus y el tiempo de contagio potencial es menor.

Se estima que la inmunización natural en la Argentina es más alta que en muchos países que hoy sufren su cuarta ola, entre grupos antivacunas y un saldo histórico de casos acumulados inferior. No es lo mismo 5 millones en Argentina que en Alemania, cuya población es casi el doble.

Aquí la positividad vuelve a ser determinante, pero en retrospectiva: los elevados índices que Argentina tuvo durante la segunda ola dan la pauta de que muchos casos de Covid han ocurrido sin registro oficial. Un consenso entre expertos ubica ese valor en, al menos, tres por uno. Esto es, tres fugitivos por cada caso atrapado.

No es ciertamente una virtud. Argentina aparece en el puesto 105 en cantidad de testeos por millón de habitantes. Le alcanza para haber cubierto, apenas, algo más de la mitad de su población desde que comenzó la pandemia.

Es un promedio, ya que varios tests pueden corresponder a una misma persona. Reino Unido testeó cinco veces a su población entera; Israel, tres veces; Estados Unidos, más de dos, como casi toda Europa (Dinamarca lo hizo 15 veces); Chile, 1,3 y Uruguay, 1,1.

El déficit nacional, traducido en el pasado en mayor cantidad de contagios y muertes, podría ser ahora una carta a favor, dado que la tasa de reinfección sigue siendo baja. Eso, sumado a la vacunación tardía, resumiría un arsenal de anticuerpos contra el Covid más frescos y robustos en Argentina que en otras partes del mundo.

Claro que, en su naturaleza, el virus puede seguir perfeccionándose en bolsones del planeta aún carentes de inmunidad. Habrá que terminar de comprender cuál es la verdadera amenaza de la nueva variante Ómicron, oriunda de Botsuana, con sus mutaciones récord y casos ya replicados en Europa.

Se habla de síntomas leves, pero su contagiosidad y evasión de la inmunidad adquirida -activa o pasiva- son una incógnita. Misterio amplificado por su pomposo bautismo: Ómicron, decimoquinta letra del alfabeto griego, significa simplemente “o”, pero parece el nombre de un villano de película que deja al mundo mudo como una “h”.

Un último dato crucial, a nivel local, es ver cómo progresará de acá a dos o tres semanas, en función de la suba de casos, la cifra de internados por coronavirus en terapia intensiva. Hoy apenas llega a los 600 pacientes en todo el país. (Clarín)

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