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España termina el año con la inflación más alta en tres décadas

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Según publica La Nación El alza de precios interanual del 6,7% en diciembre, impulsada por el aumento de la electricidad y alimentos, pone en riesgo el programa de la coalición de izquierda.

La espiral inflacionaria que abarca a varios países de la Eurozona y a Estados Unidos golpeó duro en España, que termina el año con la mayor inflación anual en casi tres décadas, un 6,7%.

Según datos oficiales difundidos este jueves, la cifra no vista desde 1992 amenaza al programa social del gobierno de coalición de izquierda.

Medido de forma interanual, el Índice de Precios al Consumo (IPC) en España aumentó en diciembre hasta 6,7%, doce décimas más que noviembre (5,5%) y la cifra más alta en 29 años, según los datos provisionales de diciembre del Instituto Nacional de Estadística (INE).

”El dato avanzado para diciembre, del 6,7%, supondría la tasa más alta del IPC desde marzo de 1992″, informó el organismo en un comunicado. El aumento se explica por el alza del precio de la electricidad y, en menor medida, de los alimentos, explicó el INE. Así, la tasa de variación anual estimada de la inflación subyacente, que no incluye ni los alimentos no elaborados ni los productos energéticos, fue de 2,1%, cinco puntos por debajo del IPC general.

El disparo de la inflación supone un golpe al gobierno presidido por el socialista Pedro Sánchez, que podría ver que su aumento del salario mínimo o la revalorización de las pensiones se ven anulados por el alza de precios.

”Una inflación al 6,7% es insoportable para las clases medias y trabajadoras. Deben tomar medidas”, escribió en las redes sociales Pablo Casado, líder del conservador Partido Popular, primer partido de la oposición.

El vocero de los socialistas en el Congreso, Héctor Gómez, minimizó la gravedad del fenómeno y lo tildó de “coyuntural”, pero admitió que “se va a prolongar en el tiempo, más de lo que quisiéramos todos”, en declaraciones a la televisión pública TVE.

Pandemia e inflación

La inflación empezó a subir a principios de año en España, como en el resto de la Unión Europea, tras haber permanecido negativa durante la mayor parte del año 2020 debido al impacto económico del confinamiento por la pandemia de coronavirus.

En sus previsiones para 2022, difundidas a mediados de diciembre, el Banco de España estimó que la inflación media anual será de 3% en 2021, y, “tras mantenerse elevada en los primeros meses de 2022, (…) se desacelerará intensamente con posterioridad”.

En la zona euro, la inflación alcanzó el 4,9% anual en noviembre, también el nivel más alto desde la introducción de la moneda única en 1999. Según el Banco Central Europeo, este aumento se debe a las circunstancias excepcionales creadas por la pandemia, que se espera que desaparezcan durante 2022.A mediados de diciembre, el BCE elevó considerablemente sus previsiones de inflación para la zona euro en 2021 y 2022, debido a los precios de la energía y a la escasez en la industria. Sin embargo, espera que la inflación caiga por debajo del 2%, su objetivo a medio plazo, a partir de 2023.

Sin embargo, algunos especialistas ven un factor político inquietante detrás del alza de los precios de la energía y el gas. José Carlos Díez, profesor de Economía de la Universidad de Alcalá, apunta al conflicto de Ucrania, que ha vivido picos de tensión entre Occidente y Rusia en el último mes. “Ese es el punto de fricción: estamos en pleno invierno con los inventarios de gas muy bajos a nivel europeo y dependemos del suministro ruso”, explica el economista. Es decir, que la tensión geopolítica acaba impactando en los precios del gas y estos se trasladan a la generación de electricidad.

Bancos centrales

Otros especialistas ponen su mirada en la tarea que deben realizar los bancos centrales.

“La mayor sorpresa de 2021 fue el aumento de la inflación”, escribieron los analistas de Goldman Sachs en sus previsiones para 2022. Se vio impulsada por la desorganización de las cadenas de suministro y la escasez de productos esenciales para el comercio internacional, como los semiconductores, consecuencia a la explosión de la demanda durante y después de la crisis. Pero también por el desánimo de muchos actores del comercio mundial, como descargadores de puertos, conductores de camiones o cajeras de supermercados que no volvieron al trabajo tras los confinamientos y provocaron escasez de mano de obra. La inflación también se explica por el aumento del precio de las materias primas (madera, cobre, acero) y de la energía (combustibles, gas, electricidad).

Aunque al principio de este pico inflacionario se creía que era temporal y ligado a la reanudación de la actividad económica plena, los bancos centrales podrían verse empujados a retirar los estímulos de la pandemia. Ya a principios de diciembre, la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) invitó a los banqueros centrales a dejar “claro hasta qué punto se tolerarán las cifras de inflación por encima del objetivo” en sus políticas de tipos de interés. (La Nación)

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