A un año de la mayor condena por lavado, Lázaro Báez espera volver al Sur mientras Casación analiza su condena

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Según publica Clarín El TOF 4 condenó en febrero 2021 al ex socio comercial de Cristina Kirchner a 12 años de prisión. Se encuentra bajo arresto domiciliario en el GBA y pretende cumplirla en su provincia.

Por: Lucía Salinas

El 24 de febrero del 2021, Lázaro Báez recibió la mayor condena que se dictó en Comodoro Py en un caso por lavado de dinero: 12 años de prisión. Además se le impuso una multa de 480 millones de dólares, también la más elevada hasta ahora conocida. La acusación fue por haber blanqueado 55 millones de dólares entre 2010 y 2013.

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Ahora, el ex socio comercial de Cristina Kirchner, que cumple arresto domiciliario en el Gran Buenos Aires, espera poder regresar al Sur. Revisa diariamente el expediente que será analizado por la Cámara de Casación en mayo y aún lucha por rescatar a Austral Construcciones en medio de una millonaria división de bienes que derivó en una denuncia penal de su ex esposa contra él y su abogada.

Cuando se leyó la sentencia el año pasado, el Tribunal Oral Federal 4 (TOF 4) ordenó el decomiso por 61 millones de dólares y de 4,7 millones de pesos. La fortuna de Lázaro Báez a 2016, según las estimaciones del Tribunal de Tasación de la Nación (TTN) ascendía a 205 millones de dólares. Todo se encuentra cautelado por la justicia federal en diversos expedientes. La principal sospecha es que todo el patrimonio fue adquirido con dinero ilícito.

En esta causa conocida como “la ruta del dinero K”, cuyo juicio estuvo a cargo del TOF 4 que presidió el juez Néstor Costabel, contó en su mayoría, con sentencias acusatorias que respondieron a la pena máxima que corresponde al delito de blanqueo de activos.

No sólo el ex socio comercial de los Kirchner fue condenado, también fueron acusados sus hijos: Martín Báez recibió una pena de nueve años; Leandro, como parte de la organización que se dedicó a las maniobras de blanqueo, le correspondió una pena de cinco años, y la acusación más leve y en suspenso, fue para las hijas del empresario: Melina y Luciana fueron sentenciadas a tres años.

En lo que concierne a su firma insignia, Austral Construcciones, se le aplicó una multa correspondiente a dos veces el monto de las operaciones en que intervino.

La empresa, en proceso de quiebra desde que no recibió más contratos cuando Cristina Kirchner dejó la Casa Rosada, fue la piedra angular de las maniobras donde se lavaron 60 millones de dólares. Pero además, se convirtió en una de las obsesiones de Báez, quien al igual que Cristóbal López, busca rescatar de la liquidación final a la compañía.

La situación es más compleja pues debe obtener un acuerdo por parte de todos sus acreedores -entre ellos la AFIP a quien le debe más de 2.000 millones de pesos-, para evitar que la jueza comercial María José Gigy Traynor, continúe rematando los bienes de la constructora (más de 90 inmuebles y un parque automotor de más de 743 vehículos) y distribuya entre los acreedores reconocidos, el dinero.

Lázaro Báez quiere rescatar a su firma insignia, pero no logra obtener el respaldo de todos sus acreedores para evitar la liquidación final. Es un tema reiterado en la charla con sus abogados que lo representan en la quiebra. Se niega a ver liquidada a Austral Construcciones.

Otro de los temas recurrentes en este período donde cumple arresto domiciliario, en una casa prestada en el Gran Buenos Aires, es la revisión de la sentencia acusatoria. Como la misma fue apelada será analizada por la Cámara de Casación a partir de mayo. “Lee la causa todo el tiempo, cuando empezó el arresto domiciliario pidió una computadora y desde que estaba en la cárcel, su principal obsesión es la causa”, contó una persona de su entorno.

La principal acusación contra el dueño del Grupo Austral fue la de organizar una “banda dedicada a lavar dinero entre 2010 y 2013 agravado por la habitualidad”. Se tuvo en cuenta el “atesoramiento de fondos en Suiza” por parte de Báez, y el reingreso de una porción del dinero al país a través de Austral Construcciones.

El empresario patagónico pasa el tiempo en la propiedad del GBA, zona sur, con amplias comodidades incluido un amplio jardín con pileta y dedicado a mantener ese espacio verde con suma dedicación. Recibe pocas visitas, está en constante comunicación con sus abogados y dedicado de lleno a cada detalle del expediente que lo llevó a la cárcel en 2016.

No niega ante su entorno de mayor confianza, que desea regresar al sur donde construyó su mayor imperio. De recorrer los campos y los obradores, se vio reducido hasta el 2020 a una celda de 3 por 3,5 metros y ahora a una propiedad amplia, de buenas comodidades pero con el impedimento de salir de la misma. Sigue preso y es lo que remarca a cada persona que le pregunta sobre su estadía actual.

En ese contexto, Báez tiene otro frente judicial impensado: su ex esposa Norma Calismonte denunció a la abogada y apoderada del empresario K. Sospecha que Elisabet Gassaro y su hermano perjudicaron el patrimonio que debe dividirse tras años de divorcio tramitado, y en ese expediente terminó también bajo sospecha el propio Lázaro.

Mientras esa causa tramita con un conjunto de medidas de prueba para ver si efectivamente la abogada se enriqueció indebidamente “perjudicando el acervo patrimonial” que corresponde a Calismonte, hay por delante una audiencia de homologación para analizar un acuerdo que firmaron para dividir 85 propiedades y una veintena de participaciones accionarias por más de $ 1.600 millones.

Norma Calismonte ahora no está convencida que sea un buen acuerdo, porque entiende que le corresponde más de lo que le están ofreciendo con una importante salvedad: todo será donando apenas se concrete la división de bienes, en partes iguales a sus hijos. Ella sólo conservará el usufructo.

La de Báez es una historia que se escribe siempre ligada a la de los Kirchner. Dueño de Austral Construcciones, desembarcó en el rubro de la obra pública en mayo de 2003, sólo 12 días antes que Néstor Kirchner asumiera la Presidencia de la Nación. Previamente, se había desempeñado como gerente de línea de crédito en el Banco Santa Cruz.

La Justicia no indagó sobre la amistad entre Lázaro y Néstor, sino en sus negocios: investigó 15 operaciones de compraventa de inmuebles, administración y alquiler de hoteles, construcción de propiedades para la inmobiliaria de los Kirchner, fideicomisos, un terreno en condominio y la ampliación de un hotel sobre terrenos de Austral. (Clarín)

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