¿HAY QUE SER HIPÓCRITA, NO?

(Por: Rubén Lasagno) – Debería ser delito vulnerar la fe pública por parte de quienes tienen la responsabilidad institucional de preservarla. Si eso se aplicara en la Argentina, indudablemente no habría cárceles suficientes para contener a tantos mentirosos, injuriosos de esa fe pública que cada ciudadano deposita cuando vota por tal o por cual.

Este marco intenta encuadrar la figura de un hipócrita absoluto, un merodeador de la verdad, un vago Premium que con la cara de piedra, la cual tan bien le ayudó a conseguir su coach artístico Pablo Echarri para ensayar discursos y  sacarse las inseguridades que se le notan desde lejos, habló nada menos que el 1º de mayo en Baradero, en un acto militante donde él y los allí presentes, lo que menos honraban, era el trabajo.

Máximo Kirchner, sin la menor dignidad y mucho menos autocrítica, hizo un pretendido despliegue de sabiduría bizarra, producto (seguramente) de haber leído por allí algún texto perdido como apunte de su madre, repitiendo como un lorito el relato flatulento de su espacio político ad hoc y tratando de promoverse como líder sin contenido ni carisma, solo usufructuando el apellido que heredó (además de cientos de millones de pesos) y que no es mucho, si lo miramos con el prisma de la historia.

Micrófono en mano dio rienda suelta a su desenfreno verborrágico, bastante viejo y anclado en los años ´60, atacando a Macri, al periodismo y a los empresarios, esos mismos que sostienen los miles de planes que desparramó su gobierno y los abultados gastos del Congreso, de alrededor de 15 mil millones en el primer cuatrimestre 2022 para sesionar solo dos veces y aprobar 3 leyes. Un asco.

“Uno mira la generosidad y la prudencia de los trabajadores durante la pandemia. El trabajador pone el salario, el Estado el ATP y el empresariado pone cara de “yo no fui”, dijo el hijo de la vicepresidente culpando al empresariado de la escalada de precios y la inflación que se retroalimenta y sin ejercitar el mismo análisis para decir qué es lo que aporta él, desde una banca inmerecida en Diputados o que le ha aportado al país, siendo que nunca trabajó un solo día ni se ha esforzado en sudar para pagar impuestos.

“El Estado debe intervenir. Porque si queremos desarrollo tecnológico primero debe existir el desarrollo humano. ¿De qué me sirve tener desarrollo tecnológico si yo no tengo desarrollo humano y tengo a los pibes mal alimentados?”, expresó sin darse cuenta o al menos no acusar recibo, de que él mismo, su madre y Alberto Fernández, son parte indivisibles de este gobierno, al que armaron, impulsaron y colocaron donde está. El 50% de los chicos sin instrucción ni comida, es responsabilidad de este gobierno abyecto que armaron con el solo fin de zafar de sus delitos.

“La mejor manera de construir una victoria en 2023 es comprender el 2019. Lo que hizo el FdT fue interpretar el dolor del pueblo y los anhelos de la gente y accionó en ese sentido. Eso es lo que tenemos que hacer como gobierno, y entender que aquí nadie es víctima de nada”, concluyó Máximo Kirchner. 

Lo que intenta hacer el hijo de al viuda, es apartarse de la onda expansiva de quien es su propia construcción política y decirle a la gente que nuevamente, su madre, se está anticipando a los errores que comete Alberto (éste gobierno que ya no lo hacen suyo), como antes lo hizo con Macri y los puso en posición ganadora en las elecciones 2019.

Pero Máximo se olvida que ellos (su madre y él) son parte de este desastre económico y social que hunde a la Argentina. Por más que discurseen pretendiendo ser distintos, son lo mismo. Y como tal, el castigo del voto bronca, debe caer inexorable sobre todos y cada uno de ellos, aunque intenten un desmarque y el FPV se camufle bajo otros nombres de fantasía o como suceda actualmente, abran fuego amigo sobre su propio invento político, sin importarle mínimamente el país y mucho menos “la gente” con la que tanto se llenan la boca.

La hipocresía  y los dislates de estos camaleones oportunistas, que no son capaces de asumir las culpas de sus malas decisiones, es lo que enreda esta madeja infernal de inseguridades en las que vive la sociedad argentina, quien no sabe para dónde salir con el voto desesperado en este país con un modelo probit de política nacional, que impide una oferta amplia y generosa de candidatos inteligentes y propositivos y se agota en un modelo binario y en ambos lados sobra la ambición desmedida de poder y faltan la honestidad y las prácticas morales que los distingan de lo bruto, básicos, elementales y primarios que son, como en este caso, Máximo Kirchner. (Agencia OPI Santa Cruz)