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¿Maquinita otra vez a pleno?: segundo envío del BCRA al Tesoro en apenas una semana

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Pesos, billetes, emisión
Pesos, billetes, emisión
Banco Central - Foto: Marcos Brindicci

Según publica La Nación El total de asistencia monetaria ya llega a los $163.730 millones; en el mercado advierten sobre el riesgo que las señales de nuevo relajamiento en la emisión pueden tener cuando la demanda de pesos no reacciona.

El desorden de las cuentas fiscales, con gasto público en expansión para paliar la erosión que la inflación produjo en los ingresos de jubilados y beneficiarios de planes sociales y cubrir un explosivo aumento en la cuenta subsidios energéticos (crecieron 190% interanual en el primer trimestre) -sumado al traspié que el Gobierno tuvo en su política de financiamiento por vía del mercado-, obligó al Banco Central (BCRA) a dejar en funcionamiento la máquina de crear pesos.

Lo hizo el último viernes, cuando la accionó para transferirle al Tesoro Nacional otros $83.730 millones en concepto de “adelantos transitorios” (ya no cuenta con la posibilidad de enviar utilidades porque ni las generó y además debe recapitalizarse). La suma se agrega a los $80.000 millones girados bajo el mismo concepto el último día hábil de abril y a los $122.000 millones enviados el pasado 28 de enero, aunque este monto no tuvo efecto monetario ya que el Gobierno lo usó para comprar los dólares con que realizaría un pago al FMI que facilitaría el acuerdo posteriormente sellado.

Hay que recordar que este tipo de asistencia, de la que el Gobierno hizo abuso en los dos últimos años, quedó precisamente limitada por dicho acuerdo a una suma equivalente al 1% del producto bruto interno (PBI), un poco más de $700.000 millones.

El nuevo giro era esperado por el mercado, dado la evolución que venían mostrando las cuentas públicas y lo disociado de las necesidades fiscales que quedó este mes el calendario de licitaciones para renovar y a la vez concretar nuevas colocaciones de deuda en pesos.

“La próxima licitación no liquida hasta el día 23 y venía de un abril en que ni siquiera había llegado a colocar para cubrir el total de vencimientos que enfrentaba. Encima la recaudación, si bien todavía crece por encima de la inflación, lo hace cada vez menos. En este contexto es probable que el Gobierno vuelva a requerir asistencia monetaria”, adelantaba hace unos días en un informe Neix Inteligencia Financiera.

“La nueva transferencia confirma que lo visto al cierre de abril era lo que venía, sepultando la prudencia del primer trimestre”, destaca el economista Gabriel Caamaño Gómez, de Estudio Ledesma. “En el arranque de mayo fue muy expansivo el sector público: ya tenés una expansión por $150.000 millones netos”, advierte con obvia relación al efecto que la periodicidad de los giros puede tener en las expectativas en el marco de una situación inflacionaria por demás compleja.

“No es buena noticia que en este clima -y bastante rápido en el año- el sector público comience a ser una fuente de expansión monetaria fuerte. Desde ya que es malo para la dinámica de la nominalidad”, remarca.

En igual sentido apuntó el economista Juan Ignacio Paolicchi, de Empiria Consultores, al reseñar la “segunda emisión en menos de 10 días”. “Con los $83.700 millones de ahora ya se acumula una emisión de pesos para financiar al Tesoro de $285.000 millones en lo que va del año, equivalente a 0,4% del PBI”, indicó.

La mayor preocupación no radica en el nivel de la emisión, sino en las circunstancias en que se produce. Llega cuando la demanda de pesos no reacciona.

“La base monetaria se redujo en abril en $4200 millones a pesar de los giros al Tesoro, que sumaron $80.000 en el mes. Así se logra ver en plenitud un fenómeno que empieza a preocupar: hay pesos en la economía y no se demandan”, alerta la consultora LCG en un informe en que detalla que el ratio de base monetaria sobre PBI se encuentra en 6,6% “el mismo nivel (y cayendo) que cuando estaba en funcionamiento el programa de emisión cero en 2019″.

“En aquella oportunidad escaseaba la oferta de pesos deliberadamente por una política monetaria contractiva. En este caso pesos se inyectan pero no son deseados por el público”, hace notar. “Esta caída se observa en todos los ratios de monetización”, concluyen antes de indicar sobre “el riesgo de una aceleración aún más brusca de la inflación ya no derivada del señoreaje, sino de la propia desconfianza en el poder de compra esperado del peso”.

Es precisamente en este contexto que el funcionamiento de la maquinita, aunque sea moderado, se revela peligroso. (La Nación)

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