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Dos exespías dijeron que vigilaban a la fiscal que investigaba la muerte de Nisman, por pedido del kirchnerismo

Los hombres respondían al exagente Fernando Pocino; controlaban el edificio judicial para saber si iba a declarar su rival, Jaime Stiuso.

Por: Hernán Cappiello

Dos exagentes de la AFI declararon bajo juramento ante la Justicia que espiaban a la fiscalía de Viviana Fein cuando investigaba la muerte del fiscal Alberto Nisman para saber quiénes entraban o salían del edificio, con el objetivo de saber si se presentaría el exjefe de contrainteligencia del organismo Jaime Stiuso, con quien Cristina Kirchner estaba fuertemente enfrentada.

Estos dos agentes, que declararon ante la unidad fiscal a cargo de Eduardo Taiano, integraban el grupo de la AFI que respondía a órdenes de Fernando Pocino, otro jefe del espionaje local, que estaba enfrentado con Stiuso.

En la época en que ocurrieron estas tareas de vigilancia sobre la fiscalía de Fein, la AFI estaba comandada por Oscar Parrilli y el número dos de la AFI era Juan Martín Mena, quien actualmente se desempeña como viceministro de Justicia del gobierno de Alberto Fernández.

Fein fue la primera fiscal del caso y terminó por ser apartada en diciembre de 2015, tras once meses de investigación. Había sido muy cuestionada por la querella, que representaba a la familia de Nisman.

Fuentes del kirchnerismo negaron a LA NACION que hubiera habido una instrucción para hacer espionaje sobre Fein, aunque reconocieron que era público que en ese momento estaban tratando de dar con el paradero de Jaime Stiuso. Incluso Parrilli, recordaron, pidió que se librara una circular azul de Interpol para poder conseguir información sobre el paradero del exagente.

Stiuso había colaborado con Nisman en la investigación del atentado contra la AMIA, pero se distanció de la política de inteligencia de Cristina Kirchner y decidió dejar el país luego de la muerte del fiscal. Regresó a la Argentina en febrero de 2016.

El caso, hoy

Actualmente, la investigación por la muerte de Nisman se centra en el enfrentamiento entre los dos sectores que dominaban el espionaje local, ya que el 17 y 18 de enero de 2015, fin de semana del hallazgo del cuerpo, se dio una inusual actividad de intercambio de llamados entre agentes de inteligencia del sector que se referenciaba en Pocino. Según las fuentes judiciales que participan de la investigación, se analizan aproximadamente 45.000 comunicaciones.

A raíz de estas comunicaciones, el fiscal Eduardo Taiano está tomando declaración a casi un centenar de agentes de inteligencia de aquella época. Las entrevistas culminarán en junio con la declaración del propio Pocino.

La hipótesis del fiscal es que la muerte de Nisman se produjo en el marco de un enfrentamiento entre diversos sectores de los servicios de inteligencia, a partir de llamadas entre celulares de agentes que se produjeron en la mañana del domingo 18, cuando todavía no se sabía que Nisman estaba muerto.

LA NACIÓN no publica la identidad de estos testigos, ya que está protegida por la ley de inteligencia.

No obstante reconstruyó sobre la base de distintas fuentes judiciales lo que declararon en el expediente. Uno de ellos indicó que estuvo una noche en un bar que estaba frente al edificio de la fiscalía de Fein en Tucumán 966, casi esquina Carlos Pellegrini. Actualmente, allí hay una pizzería. El agente contó que desde allí se comunicó con Pocino.

Se trata de un ex-AFI histórico, retirado de la Armada, que trabajaba en la agencia de inteligencia durante el segundo gobierno de Cristina Kirchner.

Otro de los agentes que declararon precisó que en realidad estaban a la expectativa de ver si aparecía Stiuso. En ese momento, el Gobierno, que había roto con Stiuso, descabezado la AFI y colocado a Parrilli al frente del organismo, buscaba al exjefe de contrainteligencia.

Situso denunciaba que temía por su vida y se fue del país, al tiempo que florecían acusaciones en su contra. El exjefe de contrainteligencia se instaló en California hasta que pudo regresar al país. Finalmente, Stiuso declaró en la causa.

Los agentes que estaba atentos a si se presentaba no lo detectaron porque la declaración se realizó en otro edificio judicial en la fiscalía de la calle Paraguay 1536, un sábado a la mañana, y en secreto.

Las declaraciones de Stiuso

Stiuso declaró dos veces. En la primera ocasión ante la fiscal Fein el acta no refleja aspectos relevantes de sus dichos. Sin embargo, en la segunda declaración en la causa por la muerte de Nisman, cuando compareció en febrero de 2016 ante Fein y la jueza Fabiana Palmaghini, aseguró que “la muerte (de Nisman) estaba íntimamente vinculada al trabajo que estaba realizando” y que quien dio la orden fue un grupo vinculado al kirchnerismo. Además, Stiuso señaló en esa declaración que se trató de simular un suicidio.

A raíz del relato del primer espía, exhombre de las Fuerzas Armadas que dio una entrevista al diario Clarín en marzo pasado, el diputado Waldo Wolff presentó una denuncia que recayó en el juzgado de Sebastián Casanello y que tiene delegada la fiscal Alejandra Mángano.

Allí, la fiscalía está bregando aún por conseguir copia de la declaración testimonial, que está protegida por el secreto, dado que se trata de un exagente de inteligencia, según dijo una fuente judicial a LA NACIÓN.

Los exespías del mundo Pocino que vienen declarando en la fiscalía de Taiano llegan molestos con la conducción actual de la AFI. Extrañan las viejas épocas cuando llegaba una citación judicial y la central de espías ponía a un abogado que se presentaba en el tribunal, averiguaba de qué iba la causa y acompañaba al agente hasta la puerta del juzgado para brindar su declaración.

Ahora la citación llega a la AFI, que autoriza al agente a declarar relevándolo del secreto, y cada quien debe comparecer y testificar. “¿Qué quieren, una babysitter? Son personas como cualquier otra, no son más agentes”, dijo una fuente de la AFI a LA NACIÓN.

Uno de los agentes que declararon ante la fiscalía es un contador, que se quejó porque le habían asignado la compra y distribución de unos teléfonos celulares que dijo que eran de “los poderosos”, a los que no identificó. Se refería, supuestamente, a otros agentes de jerarquía superior. Pero el hombre estaba indignado porque lo hacían responsable de los gastos y el destino de esos teléfonos cuando no había quedado ningún registro de a quiénes habían sido asignados en verdad.

El caso

Para la Justicia, la causa de la muerte de Alberto Nisman fue un asesinato. El caso está en manos del juez Julián Ercolini y fue delegado en la fiscalía de Eduardo Taiano. Ercolini dispuso en 2018 el procesamiento, que fue confirmado por la Cámara Federal, del informático Diego Lagomarsino como partícipe necesario del asesinato, por haberle llevado ese fin de semana a Nisman el arma de la que salió el disparo mortal, y a los custodios de Nisman por incumplimiento de sus deberes, ya que no lo cuidaron debidamente.

El fiscal y el juez no cuentan con elementos concretos que señalen a un autor material y buscan en la hipótesis del homicidio al autor intelectual. (La Nación)

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