¿Y a quién le importa lo que diga el filoterrorista Nicolás Maduro?

(Por: Rubén Lasagno) – La estruendosa pantomima del dictadorzuelo de Venezuela Nicolás Maduro, mandado por sus amigos iraníes a reclamar el avión retenido en Buenos Aires por la justicia y solicitado por EEUU como parte del inventario de los asesinos terroristas que han producido al menos dos atentados letales en nuestro país, es en realidad una farsa urdida a pedido del kirchnerismo, quienes en su génesis traidora, no economizan esfuerzos para socavar al inexistente presidente argentino y ahora también pegarle desde afuera a los diarios críticos.

Gracias a Dios y a la naturaleza, Venezuela, el mundo y particularmente Argentina se libró del dictadorzuelo mayor: el déspota y corrupto Hugo Chávez, cuya vida terminó en el año 2013 evitándole a Latinoamérica una metástasis de populismo el cual se iba asentando de la mano del venezolano y con la representación oficial de Evo Morales, Cristina Kirchner, Correa etc.

Cuando todos pensábamos “muerto el perro se acabó la rabia”, Chávez hizo bien dos cosas: se aseguró que su familia enriquecida por el enorme robo de las riquezas petroleras, migraran a Europa a disfrutar de la corrupción cimentada en una década que dejó a Venezuela en la ruina y no obstante eso, el déspota dictadorzuelo fallecido dejó su semilla: al colectivero Nicolás Maduro como continuidad fetiche de su magna obra; el mismo que hoy reclama el avión del terrorismo internacional, interdictico en Argentina y ataca a los medios argentinos en defensa de su amiga, la jefa de la asociación ilícita que actual vicepresidente de nuestro país.

¿A quién le importa lo que diga Nicolás Maduro?, a nadie. Es un filoterrorista, ladero, cipayo y colaborador del Iran y el terrorismo internacional y su palabra no solo está devaluada per se sino que carece de cualquier peso específico en el concierto internacional. Maduro, a quien le habla Chávez a través de un pajarito, es una maqueta de aquel país bananero del negro Olmedo y sus pares en Argentina (léase Néstor Kirchner, Cristina Fernández, Sergio Massa y Alberto Fernández) han hecho lo suficiente para que vayamos en el mismo sentido, hacia el ocaso de la república, mientras ellos se enriquecen como los chorropopulistas venezolanos, Chávez y Maduro.

¿A quién le importa lo que diga Maduro?, al mundo seguro que no. Es solo una puesta en escena para convulsionar aún más la atmósfera política de la Argentina maltratada. Fíjese el lector, que el disctadorzuelo venezolano solo acusa a Alberto Fernández por la retención del avión, pero no dice una palabra de su jefa espiritual, una pieza clave y fundamental de este gobierno con maniquíes de vidriera como lo son Alberto y Sergio Massa.

La procaz voluntad agitadora del kirchnerismo que hemos vuelto a sufrir en nuestro país gracias a las elecciones del 2019 donde “volvían mejores”, ahora viene envasada desde Venezuela en esta suerte de “pataleo tercermundista” de un pseudo-presidente acorralado, aislado, desconocido por la mayor parte del mundo, sin autoridad ni representación, que se encuentra usurpando el poder en ese bello país al cual nos quieren llevar sus émulos nacionales.

El avión es la prueba viva de la complicidad del régimen terrorista de Iran, Venezuela y el gobierno argentino, detrás de objetivos inconfesables. Un avión que llegó cargado vaya a saber de qué (¿Drogas, armas, terroristas?), que aterrizó con la grave complicidad de nuestro gobierno nacional y piloteado por terroristas en cuyos teléfonos se encontraron fotos de gente colgada por el régimen, hasta videos de armas nucleares, objetivos militares y propaganda, debe ser tomado en serio y puestos a buen recaudo por las graves consecuencias futuras que puede tener para el país esta clase de sujetos cuyas células terroristas han sometido a la Argentina a dos atentados aún sin resolver.

El Boeing 747 que simula ser venezolano, al 23 de abril pasado, pertenecería a Qeshm Fars Air y no a la venezolana Emtrasur ni a la firma iraní Mahan Air. Sus pilotos son terroristas de las Fuerzas Quds.

¿Quién escucha y a quién le interesa lo que diga Nicolás Maduro?, sinceramente, a nadie. (Agencia OPI Santa Cruz)