El kirchnerismo primero te rompe las piernas y después te regala las muletas

(Por: Rubén Lasagno) – El populismo se define como “una tendencia política que pretende atraer e las clases populares”. Es una expresión polisémica y la práctica política de esta corriente en el mundo, así lo ha determinado.

El sistema populista instaurado por Domingo Perón en la Argentina, fue un movimiento que nació en un momento histórico especial, donde no había luchas de clases y el ex militar fue lo suficientemente inteligente para buscar apoyo en los grupos de obreros, por entonces desorganizados, los campesinos, los trabajadores de las fábricas, haciendo hincapié en la organización del trabajo, el voto de la mujer y la inclusión de éstas en la matriz política y social de la Argentina. 

Con errores, abusos y muchas imperfecciones, aquello transcurrió como novedad de un momento histórico que perduró y fue creciendo, pero a la vez adoptando vicios propios. 

El populismo en América Latina y la Argentina obviamente, pasó de ser un movimiento innovador identificado y dirigido a producir una distribución ideal de los recursos entre los más necesitados (en el discurso), a ser un bastión de la corrupción corporativa, lo cual derivó en autocracias ejercida por déspotas y pseudos demócratas que han actuado a lo largo de la historia en el mundo, como verdaderos dictadores de un orden cerrado el cual cercena libertades, limita los derechos, ejerce la manipulación, somete al pueblo, profundiza la pobreza y la ignorancia y basa sus pilares fundacionales en la corrupción acotada a un grupo de elite conformado por políticos, empresarios y cúpulas de las FFAA que viven como reyes y un pueblo hambreado y sojuzgado. Éste es el modelo populistas en general, las distintas variantes y las condiciones en que se aplican, están atadas a la idiosincrasia de cada pueblo.

El kirchnerismo, si bien no ha podido desplegar el populismo en el sentido estricto ha demostrado su intento por exponer el máximo poder de daño de este régimen marginal, que no puede sustentarse sin plata y luego de 20 años, de los cuales 16 gobernaron ellos, Argentina está quebrada, fuera del mundo y en las puertas de la aplicación de fuertes medidas neo capitalistas, que están obligados a aplicar a través de Massa al menos para llegar al 2023.

El kirchnerismo no solo absorbió las riquezas, sino la dignidad y la esperanza del pueblo. Fue y es una máquina de crear pobreza y dependencia, para surgir como los proveedores, a través del Estado nacional y por medio de las empresas intervenidas, estatizadas y controladas por ellos mismos. Y ellos también se aseguran los puestos de control y decisión, el enriquecimiento a través de los negocios con socios y amigos y bajan los mendrugos a las bases de una sociedad cada vez más dependiente y empobrecida, a la cual “ayudan” en forma de subsidios que manejan, otorgan o retiran, de acuerdo a la devolución en materia de obediencia que reciben de cada receptor.

Por eso en el título, recurrí a la metáfora de las muletas como forma de describir la metodología absurda de la cual se vale el populismo para generar la cooptación del voto a través del uso de la necesidad del otro. El empobrecimiento del pueblo no es una falla del sistema, es una condición necesaria para conformarse en el poder controlante, en el que le da, le quita y condiciona a los sujetos-blancos de este abusivo régimen el cual, en países como Cuba o Venezuela, ha copado el poder e incapacitado al pueblo mediante la opresión y la violencia, la última escala de este sistema corrupto que transforma a un gobierno de este tipo, en una dictadura. (Agencia OPI Santa Cruz)