Según publica La Nación La vocera presidencial, Gabriela Cerruti, remarcó que la Argentina impulsó la creación de un nuevo instrumento para reforzar el respaldo a los países vulnerables, pero indicó erróneamente que “no se trata de un préstamo”.
Por: Rafael Mathus Ruiz
El Gobierno dejó abierta la posibilidad de recurrir a una nueva línea de asistencia que prepara el Fondo Monetario Internacional (FMI) para reforzar las reservas de los países miembros más vulnerables, aunque señaló de manera errónea que “no se trata de un préstamo” del organismo multilateral, cuando en realidad sí lo es.
Al ser consultada si el Gobierno analiza pedir otro préstamo al Fondo para fortalecer las reservas, la vocera presidencial, Gabriela Cerruti, recordó que la Argentina “ha pedido, ha impulsado, ha empujado” la creación del nuevo mecanismo, el Fideicomiso de Resiliencia y Sustentabilidad (RST, según sus siglas en inglés), pero indicó que no es un crédito cuando el formato que ha desarrollado el Fondo contempla la devolución de los fondos, el cobro de una tasa de interés, y la imposición de condiciones tal como ocurre con las líneas tradicionales del organismo.
“Es algo que la Argentina ha pedido, ha impulsado, ha empujado y que se está concretando que tiene que ver con aquellos fondos que se pueden redistribuir entre los países de renta intermedia que lo necesitan y que es algo que la Argentina impulsó desde que se reunió el G20 en Roma el año pasado y que se viene llevando adelante, con lo cual no se trata de un préstamo del Fondo Monetario Internacional sino del Fondo de Resiliencia que es un nuevo mecanismo de financiamiento internacional a partir de los DEG para aquellos países que más lo necesiten”, señaló Cerruti en su tradicional conferencia de prensa.
Al anunciar su creación en abril, el Fondo indicó que el nuevo Fideicomiso “complementará el conjunto de herramientas crediticias existente del FMI al centrarse en los desafíos estructurales a más largo plazo, incluido el cambio climático y la preparación para pandemias, que implican riesgos macroeconómicos significativos y donde las soluciones de política tienen una fuerte naturaleza de bien público mundial”.
El nuevo fondo canalizará los Derechos Especiales de Giro (SDR, según sus siglas en inglés) que serán aportados por los países con posiciones externas sólidas hacia naciones donde las necesidades son mayores, “brindando apoyo político y financiamiento asequible a más largo plazo para fortalecer la resiliencia y la sostenibilidad de los miembros y, por lo tanto, contribuir a la estabilidad prospectiva de la balanza de pagos”.
“El RST será un fideicomiso basado en préstamos, con recursos movilizados de forma voluntaria”, remarcó el comunicado del organismo cuando el board creó el instrumento.
Alrededor de las tres cuartas partes de los miembros del FMI serán elegibles para financiamiento a través del nuevo fondo, incluidos todos los países de bajos ingresos, todas las naciones pequeñas en desarrollo y vulnerables y los países de ingresos medios bajos, una categoría en la cual entraría la Argentina.
El acceso se basará en la solidez de las reformas de los países y las consideraciones de sostenibilidad de la deuda, y se limitará al 150% de la cuota de cada país, o a 1000 millones de DEG, equivalente a unos 1300 millones de dólares, lo que sea menor. En el caso de la Argentina, es la última cifra.
“Los préstamos tendrán un vencimiento de 20 años y un período de gracia de 10 años y medio, y los prestatarios pagarán una tasa de interés con un margen modesto sobre la tasa de DEG a tres meses, con los términos de financiamiento más favorables proporcionados a los países más pobres”, indicó el Fondo. (La Nación)
