Según publica Clarín El título se ajusta por inflación y dólar. Buscan captar pesos y postergar pagos para después de las PASO. El plan para los próximos meses.
Por: Juan Manuel Barca
El Gobierno lanzará este jueves el segundo canje de deuda en pesos desde el inicio de la gestión de Sergio Massa en el Ministerio de Economía. La operación apunta a despejar buena parte de los vencimientos en noviembre y diciembre por $ 1,5 billones, en un contexto fiscal en el que el Tesoro necesita hacer frente a sus obligaciones por los mayores gastos del Tesoro de cara a fin de año y las tensiones inflacionarias que le meten mayor presión a las licitaciones de deuda.
La Secretaría de Finanzas ofrecerá un bono dual, un título demandado por los bancos que en el canje de agosto permitió captar $ 100.000 millones mediante una cobertura mixta contra la inflación y el dólar. Las autoridades repetirán la misma fórmula para convertir títulos con tasa fija (LEDE), ajustados por inflación (LECER y BONCER) y vinculados al dólar (Dólar Linked) por un instrumento con doble indexación.
De esa manera, se busca postergar al menos un 50% de los pagos de fin de año hasta junio, julio y septiembre, después de las PASO. De los vencimientos, la mitad se encuentra en manos privadas. Después de la crisis de junio en los bonos, que terminó con una corrida contra el peso y la salida de Martín Guzmán, la actual gestión subió la tasa que paga a los inversores, pero aún enfrenta dificultades para renovar la deuda más allá de las elecciones de 2023.
En Economía reconocen que el mercado tiene preferencia por los bonos de corto plazo y aspiran en la medida que se vaya normalice la situación extender los plazos de colocación. Con tasas que rondan el 114% anual, sostienen que la deuda en pesos es “manejable”, pese a que el stock viene creciendo desde el acuerdo con el FMI, que llevó a reemplazar el financiamiento del Banco Central por el del Tesoro.
El Gobierno viene de levantar $ 63.500 millones en la licitación del lunes pasado, superando los pagos por $ 38.700 millones y logrando una renovación del 165%. El desafío es que el Tesoro no solo debe cubrir los vencimientos, sino también buscar recursos extra para financiar el déficit primario por $262.875 millones en el último bimestre, según la estimación de PPI. La idea en Economía es cerrar el bache financiero con fondos de otros sectores.
Para ello, evalúan recurrir en diciembre a la participación de organismos públicos (provincias y municipios) y “corporativos”, como las empresas de telefonía y la industria siderúrgica que poseen títulos del Tesoro. Y en 2023 continuarán los canjes cada dos o tres meses, siempre con el objetivo de despejar el temor en el mercado a una nueva reestructuración ante un eventual cambio de administración en 2024, como ocurrió en 2019.
Mientras tanto, la otra pata clave, que son los bancos, ya le transmitieron semanas atrás a las autoridades que para extender los plazos más allá de las elecciones necesitan una garantía mediante un contrato (PUT), como el que ya les ofrece el Banco Central para títulos cortos, pero para bonos más largos. Esto es la promesa de que si los precios se desploman, como ocurrió en junio, el BCRA saldrá a sostenerlos, algo que en Economía ven con buenos ojos.
Por lo pronto, el canje del jueves abultará aún más el calendario de pagos por $ 7,3 billones en 2023, la mitad de los cuales corresponde al sector privado. El cálculo oficial es bastante inferior a los $ 13 billones estimados por Equilibra, ya que toma la inflación del 60% prevista en el Presupuesto, muy por debajo del 90% proyectado por el mercado. El próximo reto será la licitación del 18 de noviembre para refinanciar $225.833 millones. (Clarín)