Según publica Clarín En el Gobierno advierten que los reproches de la agrupación que lidera Máximo Kirchner quedan “disociados de la agenda de la gente”. La filosa respuesta a los K y el pronóstico sobre Cristina.
Por: Ignacio Ortelli
Alberto Fernández decidió no responder los ataques que escuchó de La Cámpora. Como contó Clarín el domingo, no quiere gastar “ni un segundo” de su tiempo en responderle a los dirigentes kirchneristas que utilizan actos o aparecen en medios de comunicación para cuestionar al Gobierno que, en su mayoría, integran.
El crudo análisis que hacen en el entorno presidencial para justificar que el jefe de Estado no se suba al ring es concreto: “Perdieron poder de fuego, no tienen trascendencia porque el mensaje no le llega a la gente”.
El acto que Cristina Kirchner encabezó en Río Negro y el que, un día después, tuvo a Máximo Kirchner como orador central en Avellaneda corroboraron, siempre según encumbrados funcionarios albertistas, que las feroces críticas políticas que realizaron “ya no tienen impacto” ante un escenario tan complejo en materia económica y social.
“Se repitieron tanto con este formato que no generan nada: ellos le pegan a la gestión de Alberto como si fueran oposición pero siguen siendo parte del Gobierno, entonces la gente tampoco se siente representada”, razona una de las principales espadas del Ejecutivo.
“Están disociados de la agenda de la gente. Al día siguiente de los actos, a la gente le preocupa la inflación, la seguridad, y ellos hablan desde un cargo y no dicen cómo van a hacer para cambiar las cosas”, agrega, en un mensaje que debería interpelar también al Presidente.
En ese marco se inscriben, según los mismos interlocutores, las versiones que comenzaron a circular sobre una posible “fuga masiva” de ministros K del Gabinete, a partir de que el referente de La Cámpora Andrés “Cuervo” Larroque dejara abierta la puerta a una eventual fractura del Frente de Todos, cuando planteó que “más que lo haga el Presidente, tenemos que pensar qué vamos a hacer nosotros”.
La estrategia del Presidente es evitar esa puja política pública que propone el kirchnerismo. Lo hace bajo el paraguas de la gestión. “No necesita pelear, necesita mostrar lo que estamos haciendo”, suelen repetir sus funcionarios.
Es que mientras el tiempo es un factor que puede complicar los planes de La Cámpora para instalar un candidato en caso de que Cristina mantenga su promesa de que no va a postularse “a nada”, para Fernández podría ser la llave que le allane el camino en la PASO del Frente de Todos.
En la Casa Rosada exponen que la “desesperación” del kirchnerismo tiene que ver con que, sin la vicepresidenta en la contienda electoral, no tiene otro candidato que pueda posicionarse con chances reales en una interna contra Fernández.
La reacción ante las declaraciones del ex ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, que dijo que “no es natural que Alberto Fernández vaya de candidato”, porque hay cosas que este Gobierno no las ha resuelto, sirven para explicar esa visión: “¿Dicen que el Presidente no puede ir por la reelección porque este Gobierno no hizo las cosas bien pero que sí puede ir por la Presidencia un ministro de este Gobierno?”.
El concepto aplica para los dos ministros que suenan con posibilidades: Sergio Massa (Economía) y Eduardo “Wado” de Pedro (Interior). “Si la economía se estabiliza, ¿por qué no lo puede capitalizar Alberto?”, se preguntan. La referencia respecto a la administración del camporista es más ácida: “¿Qué política pública que generó algún cambio positivo en la sociedad podemos decir que salió del Ministerio del Interior?”.
Con todo, el ataque de Ferraresi sí resultó toda una sorpresa: antes de regresar a la Intendencia de Avellaneda supo integrar un grupo de dirigentes de confianza del Presidente, un movimiento que, durante algunos meses, le valió cierta tensión con La Cámpora.
En este contexto, Fernández evita ponerse plazos pero todo indica que estirará hasta último momento para tomar una decisión sobre su candidatura. Probablemente lo haga recién en mayo, con un argumento sencillo: “No necesita instalarse”.
Aunque auguran que serán infructuosos, saben en Balcarce 50 que los dardos desde el kirchnerismo se intensificarán en la medida que el operativo clamor que lanzó La Cámpora no logre revertir la decisión de Cristina.
En el entorno presidencial pronostican que la vice no dará marcha atrás: “Ya dijo que no iba a ser candidata. A pesar de todas las diferencias que se puedan tener con ella, es una persona que cuando dice algo, lo cumple”. (Clarín)