Según publica Clarín Son datos de la Seguridad Social Nacional que explican el crecimiento de la pobreza entre los asalariados registrados.
Por: Ismael Bermúdez
Más de 2,5 millones de trabajadores públicos y privados con aportes a la Seguridad Social Nacional registraron a fines de 2022 sueldos brutos inferiores a los $ 100.000. Con los descuentos de jubilación y salud, son $ 83.000 en mano.
De ese total, 464.792 eran empleados del sector público y 2.054.155 del sector privado, de acuerdo al Boletín de la Seguridad Social . Este total representaba el 33,8% del total de los 7.246.921 trabajadores en relación de dependencia con aportes según lo declarado por las empresas u organismos del Estado al Sistema Previsional.
Si sumamos los que percibieron salarios brutos hasta $ 140.000, el total asciende a 3.946.719 trabajadores, más del 54% del total. De este total, 654.023 empleados en el sector público y 3.292.696 en el sector privado.
En estos totales no están incluidos los que aportan a Cajas Provinciales no transferidas al sistema nacional, como los de la Provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, entre otros.
Según Seguridad Social, estos valores corresponden al “ mes de noviembre 2022, por ser el mes inmediato anterior al período de diciembre 2022, con remuneraciones no afectadas por el medio aguinaldo.”
En el caso de los jefes de familia esos valores eran inferiores a la canasta familiar de pobreza, aún con el cobro del salario familiar por hijo.
Es que el año pasado concluyó con una canasta básica de pobreza de $ 49.357 para un adulto mayor y de $ 152.515 para un hogar compuesto de un matrimonio y 2 hijos menores.
Por la disparada inflacionaria de estos primeros meses de 2023, esta realidad laboral debe ser más grave por cuanto los salarios subieron por debajo de los valores de la canasta de indigencia y de pobreza.
Si bien muchas empresas pagan un salario con aportes y otra parte “sin descuento jubilatorio” ( para eludir el pago de las cargas sociales afectando al trabajador, por ejemplo en caso de estar próximo a jubilarse o de sufrir un accidente de trabajo), de estos datos y de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) se desprende el nivel que ha alcanzado el empobrecimiento de la fuerza de trabajo, incluidos los que tienen un empleo formal.
Dentro de los trabajadores ocupados hubo un aumento interanual de casi 6 puntos porcentuales en la cantidad de asalariados formales (con descuento jubilatorio) que viven en hogares pobres, pasando del 13,6% en 2021 al 19,3% en el cuarto trimestre de 2022, de acuerdo a los microdatos del INDEC.
Según la consultora LCG los salarios reales son un 24,9% inferiores que en noviembre 2017 (último pico). “Mientras que los trabajadores registrados muestran una caída del poder adquisitivo del 20,8% respecto a este último período mencionado, los trabajadores informales resultan los más afectados con una pérdida que casi se duplica, llegando al 41%”.
Ese incremento de la pobreza se produjo con más actividad, más personas ocupadas (bajó la desocupación) y en todas las modalidades laborales aunque en proporción, más subió entre los asalariados registrados, con descuento jubilatorio, En esta realidad de empobrecimiento generalizado de los trabajadores coinciden varios factores.
La inflación ascendente, la pérdida de poder adquisitivo que se inició en 2018 y ya lleva cinco años ininterrumpidos sin revertirse, el abaratamiento de la mano de obra, ya sea por precarización, empleo informal o por convenios que cierran por debajo de la inflación, entre otras razones. También el encarecimiento de los alimentos, que golpea sobre todo a los sectores de menores ingresos.
En definitiva, con crecimiento, con menos desocupados y más ocupados, una proporción mayor de hogares o familias terminaron el 2022 más pobres. Una suerte de pauperización “en crecimiento”.
Esta pauperización con crecimiento y menor desempleo llevó a una pérdida de la participación del conjunto de los trabajadores en la riqueza económica generada, señala CIFRA (Centro de Investigación y Formación de la República Argentina).
“Un primer descenso en este sentido se dio durante el gobierno de Cambiemos, cuando el total de remuneraciones se redujo desde el 51,8% sobre Valor agregado total en 2016 al 46,3% en 2019, como consecuencia de una caída real de los salarios mayor que la disminución del nivel de actividad económica entre esos años. Una vez superado el 2020, con la recuperación económica pospandemia nuevamente tuvo lugar un proceso de pérdida de participación de los salarios, que en 2022 quedaron en el 44,9% sobre el Valor Agregado”. (Clarín)