Según publica Clarín Los K cruzaron duro al embajador y responsabilizaron al presidente Alberto Fernández por el tono de la negociación. La frase que casi rompe los puentes.
Por: Ignacio Ortelli
En medio de un tira y afloje que se había iniciado cuando Gildo Insfrán trasladó la propuesta del kirchnerismo que fijaba un piso electoral del 40 por ciento para la integración de las listas y encendió las alarmas sciolistas, Máximo Kirchner había decidido ponerse al frente de la negociación.
El miércoles, bien temprano, recibió en su despacho a Alberto Pérez, el hombre de mayor confianza de Daniel Scioli, y si bien no se pusieron de acuerdo, dejó el teléfono abierto para seguir las conversaciones durante todo el día. Pero la amenaza de Aníbal Fernández, el apoderado electoral que fue corrido del poroteo por su feroz enfrentamiento con La Cámpora, de recurrir a la Justicia Electoral cambió la dinámica y el tono. Y dejó al flamante Unión por la Patria al borde de un estallido.
A media mañana había dirigentes de La Cámpora que decían que Kirchner evaluaba las pretensiones de Scioli y podía conceder un piso cercano al 30%. Incluso, el aviso que el embajador en Brasil había hecho en diálogo con Clarín, respecto a que estaba dispuesto a competir, “aunque pongan que hay que tener dos brazos”, fue recibido con cierta empatía y como un componente más de una disputa.
Acaso porque en la nota el ex gobernador bonaerense aclaraba que no analizaba impugnar un reglamento sino adaptarse a una imposición, su desafío al insistir en competir no había irritado. Es que sobrevolaba, por entonces, la versión de que el sciolismo preparaba una presentación judicial y su referencia contraria a la judicialización de la política había sido bien recibida.
La bronca de Máximo
Hasta que a oídos de Máximo Kirchner llegó la advertencia que hizo Aníbal F., representante electoral de Scioli, como respuesta a su oferta inicial: “Solicitamos que se cumpla con la ley, no vamos a aceptar ni en cuanto al respeto por las minorías, ni en la forma de selección de los legisladores, nada contra la ley. Si no fuera así recurriremos a la Justicia para que lo ponga en su lugar y se terminó”, lanzó.
Hay quienes dicen que Aníbal F. no estaba al tanto del balance de la charla entre Kirchner y Alberto Pérez. Lo concreto es que sus declaraciones tensaron más el clima. “Después de lo de Tucumán y San Juan hablan de llevar el tema a la Justicia. Están locos… Estamos siendo perseguidos por los jueces y quieren meterlos en las definiciones del frente”, indicaban en el kirchnerismo.
Kirchner según cuentan fuentes al tanto de las conversaciones, destilaba bronca. Y se refería de esa manera a la movida sciolista. Como quedó expuesto luego en el comunicado del PJ bonaerense, le atribuía responsabilidad al presidente Alberto Fernández y, aunque sin gritos, dejó en claro su hartazgo y congeló las negociaciones por un rato largo. A uno de los interlocutores, pudo reconstruir Clarín, le transmitió: “Hagan lo que quieran. Si quieren que me vaya (del PJ bonaerense) díganmelo y listo”.
Cerca del jefe de La Cámpora niegan un planteo en esos términos, aunque otras fuentes involucradas en las charlas ratifican el planteo y lo enmarcan dentro de la luz de alarma que se encendió en el partido por una supuesta inminente definición de la Corte Suprema de Justicia por la causa iniciada por Fernando Gray en contra de la asunción de Máximo por irregularidades en su elección en el PJ provincial.
Otro aspecto que irritó a Máximo Kirchner fue la versión que se instaló en torno a que dejaría afuera al Partido del Trabajo y la Equidad (PArTE), el sello albertista de la coalición, que conduce el legislador porteño Claudio Ferreño, amigo del Presidente.
“Ya se les comunicó anoche (por el martes) que vinieran a firmar y salen a inventar estas cosas para victimizarse”, bramaban desde La Cámpora. En efecto, Kirchner se lo había dicho al vicejefe de Gabinete y apoderado del PJ, Juan Manuel Olmos, quien ratificó la información ante la consulta de este diario.
Nadie se hacía cargo de los trascendidos. “Buscaron victimizarse e instalar que estábamos rompiendo el Frente, que queríamos dejar afuera a alguien y nunca se evaluó. Tienen que dejar de operar si quieren un acuerdo”, replicaba un camporista de primera línea.
Como muestra de eso, un dirigente de diálogo permanente con Máximo Kirchner puntualiza que, más allá de preferir una lista de unidad, “jamás se pensó en impedirle a nadie” competir. Y señala que en el comunicado, el titular del PJ bonaerense no cuestiona la decisión de participar de Scioli, sino todo lo que rodeó al cierre de alianzas y la pelea por los pisos electorales.
La amenaza del “Partido Judicial”
Si se aspiraba una interna armónica y sin sobresaltos, como reclamaba el ministro de Economía, Sergio Massa, la amenaza de recurrir “al Partido Judicial”, como lo calificó Kirchner, rompió los puentes.
Pese a todo, tras horas de silencio, cuando caía la tarde, Kirchner hizo llegar la novedad de que había decidido aceptar lo pedido por Scioli. En las filas del embajador lo interpretaron como un gesto de distensión y señalaban que la cumbre entre Máximo Kirchner y Alberto Pérez había encauzado el acuerdo: “Ya está cerrado, bien encaminado. Lo van a comunicar ellos”, decían. Esperaban con entusiasmo el anuncio oficial que, sabían, se haría en Twitter. Minutos después se sorprenderían. Desconocían por completo el tono y el alcance del comunicado, con duras consideraciones contra el ex gobernador.
Es curioso porque, aunque no esperaban los cruces, la polémica es vista por dirigentes que secundan a Scioli como una oportunidad: “Si nos siguen pegando nos van a hacer la campaña gratis”, resume uno de ellos. De todos modos, y a pesar de hablar aclarado que “no” es “títere ni candidato de nadie”, el precandidato a presidente “no responderá”. “Ya lo conocen, Daniel no se va a mover de ahí”, señalan en su entorno.
Por otro lado, no dejó de sorprender que el comunicado excluyera cualquier referencia a la precandidata a gobernadora bonaerense, Victoria Tolosa Paz, a pesar de que fue una de las que más desafió al camporismo en los últimos tiempos y resultó pieza clave para que Scioli no declinara su postulación. Hay dos teorías: una que sostiene que obedece a la “buena reunión” que mantuvo el martes con Máximo Kirchner en Diputados; y otra que apunta a una estrategia “para no subirla al ring” en la contienda por la gobernación, que excepto una imposición de Cristina, será frente a Axel Kicillof. (Clarín)