(Por: Rubén Lasagno) – Desde las 10 de la mañana de hoy, movimientos piqueteros y partidos de izquierda, comenzaron a movilizarse sincronizadamente en Buenos Aires, Bahía Blanca, Córdoba y Mendoza.
La concurrencia más grande, estuvo focalizada en Capital Federal donde accionaron el Parto Obrero, el Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), el Movimiento 29 de mayo, el Movimiento Argentina Rebelde, el Bloque Piquetero Nacional, el Movimiento Rebelión Popular, el Frente de Desocupados Unidos y el Movimiento Barrial de los Trabajadores, la Izquierda Socialista Latinoamericana y la William Cook.
El reclamo generalizado fue por alimento, aguinaldo, más planes sociales, aumento de los actuales en función de la inflación y una protesta contra los ajustes que ya anunció el presidente electo Javier Milei. Nunca, ninguno de ellos, exige trabajo.
Lo que realmente enmascara esta movilización masiva y coordinada en varios puntos del país, es un ejercicio de fuerza, una amenaza concreta para el próximo gobierno, de que si les tocan los privilegios van a estallar las calles y proponen un panic show que sin duda tiene como único objetivo asustar a las autoridades entrantes y hacer intocables las cajas que manejan los Belligoni, Pérsico, Menéndez, Depetri, Grabois, Navarro, entre otros tantos.
Quienes actúan de “consejeros” y aportan al caos, no es otro que el kirchnerismo en general y el gobierno nacional en particular, una casta política que se diferencia de todas por ser destituyente, antidemocrática y violenta.
No es casual que faltando 7 días para el traspaso del poder, todas estas organizaciones que han vivido desde hace años de los dineros públicos y en cuyo periodo se han enriquecido sus líderes (vaya a saber cómo y por qué), se alineen en las provincias estratégicas del país convulsionando a ciudades, especialmente donde ganó Milei y el candidato del FPV Sergio Massa, perdió por paliza.
Lo que hacen estos grupos destituyentes es realizar un ensayo del caos, mostrar lo que le va a pasar al gobierno de Milei si ajusta la economía y no les regala los miles de millones de pesos, cuya gran parte, usan precisamente, para sostener la logística de las movilizaciones, las manifestaciones donde utilizan la pobreza y los inmigrantes para hacer número y provocar el caos en las principales ciudades del país.
Sin duda el Frente para la Victoria cree y así lo expresa, que si no son ellos, no hay otro que pueda gobernar el país. Y la cuestión no radica en su proyecto político, sino en la ambición de hacerse del poder permanente para asegurar dos cosas fundamentales: las cajas y la impunidad.
Las movilizaciones de hoy fueron una advertencia para Javier Milei, sin embargo, a diferencia de lo que pasó en la era Macri, pocos y casi ningún medio, excepto los canales que trabajan en tiempo real, se hicieron eco de esta actividad claramente política, extorsiva y destituyente.
El gobierno electo tiene por delante un gran y complejo dilema y deberá resolverlo con inteligencia y humanidad, pero no al estilo Macri, que siguió alimentando los bolsillos de estos personajes que luego, fueron la lápida de su gobierno. (Agencia OPI Santa Cruz)