A Pablo Grasso “cualquier colectivo le queda bien”, si suma para su campaña y Vidal, confundido con sus problemas, le cede terreno

(Por: Rubén Lasagno) – El Intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso, está lanzado a recuperar la provincia para el kirchnerismo, eso es obvio, pero lo llamativo es la forma en que usa los recursos municipales y el discurso, para avanzar sobre su objetivo personal: llegar a la casa de gobierno.

En Santa Cruz se hace realidad el principio político de que el espacio que no ocupa uno, lo ocupará otro y parece que Claudio Vidal, gobernador de la provincia, no advierte el avance de su oponente por las colectoras junta votos de la provincia, que activa el intendente a quien no le molesta taparse la nariz, con tal de juntar voluntades.

Ni Vidal ni Grasso pueden mostrar gestión. Son dos desastres elocuentes del fracaso de la ciudadanía como votante. En el caso del Gobernador se puede inferir que el ciudadano santacruceño no tenía opción: era él o seguir con el kirchnerismo. En cambio con Grasso, la ciudadanía tuvo la oportunidad de cambiarlo, pero el intendente logró que no le revocaran el mandato en las urnas y ahí estará hasta el 2027.

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Si observamos ambas gestiones, son una verdadera hecatombe. La provincia está detonada de conflictos por inhabilidad política del gobernador, carece de un gobierno sustentable, tiene un staff de “suplentes”, es errático, posee una comunicación horrible, rompió la paz kantiana que le ofrecía a los gremios en campaña, ha dinamitado la coalición política interna y aún le faltan 3 años de gestión.

Pablo Grasso tiene una gestión “personalizada” donde los resultados que obtiene su administración, de ser lineal la relación gestión-voto, lo eyectaría de la municipalidad en las próximas elecciones, pero como su objetivo está en la provincia, es muy probable que la gente esté más atenta al desenvolvimiento social que difunde (reuniones, promesas, congresos, turismo y críticas al gobierno provincial) que a la cuestión fáctica: calles detonadas, servicio de recolección ineficiente, calles sin pavimentar en los últimos 4 años, Río Gallegos sucia, veredas rotas, impuestos cuadruplicados especialmente en patentes, barrido y limpieza, intención de colocar una tasa vial, negociados con terrenos fiscales, contaminación de la ría con efluentes de los frigoríficos, basural en deplorables condiciones con quema de residuos a cielo abierto, etc, solo por mencionar algunos.

El gasto  indiscriminado de fondos en fiestas, celebraciones, contratos carísimos de artistas, giras de funcionarios y viajes a todo tipo de encuentros, congresos y eventos sociales, no solo el intendente no los rinde ante la sociedad, sino que el Tribunal de Cuentas, tampoco se lo exige ni controla y el gobierno provincial, no lo denuncia como correspondería, ante la justicia.

Y ahora la farsa

Los medios abonados a la pauta municipal no dejan de replicar la producción política de Pablo Grasso, su dinámica y la constante búsqueda de protagonismo en cualquier parte, de cualquier manera y si es posible, dejando expuesto al gobernador, quien a su vez hace lo mismo con el intendente.

Ayer las publinotas de los medios abonados a la pauta, daban cuenta de un comunicado conjunto del Intendente de Punta Arenas (Chile) Claudio Radonich y Pablo Grasso, por el cual firmaron un acuerdo por los 40 años del Tratado de Paz con Chile y en la misma portada del diario el Intendente de Río Gallegos “se solidarizaba” con ADOSAC (gremio docente de Santa Cruz), por la multa impuesta desde el gobierno, por no acatar la conciliación obligatoria.

A Grasso no le corresponde firmar algo que ni los presidentes de ambos países (Boric/Milei) quisieron hacer, tampoco los gobernadores, ni le queda bien “solidarizarse” con un gremio al que su partido durante treinta años los enfrentó, empobreció, les disminuyó derechos y los persiguió. De hecho el instrumento legal que usa Vidal para extorsionar a la ADOSAC, fue redactado por Alicia Kirchner.

Claudio Vidal reunido con el delincuente Emilio Pérsico y Martín Lousteau, que cambia votos por favores políticos, da un mensaje contradictorio, mientras sigue sin resolver problemas fundamentales en Santa Cruz y precisamente hoy, la mayoría automática que creó en “la cueva de las manos” (léase Cámara de Diputado) se preparan para aprobar el RIGI, fuertemente rechazado por la mayoría de los sindicatos de la provincia, mientras el gobernador está esperando que caigan en sus manos los dólares frescos que vendrán a costa de nuestro recursos naturales.

Concluyendo, los dos mandatarios (provincial y municipal) solo viven generando relato, pero sus acciones van hacia otro lado. 

El gobernador vive la mayor parte del tiempo en su casa de Rada Tilly (Chubut), en los cargos públicos tiene a terceras líneas, en su mayoría kirchneristas y la gestión es deplorable, de hecho en las encuestas de opinión su imagen se derrumbó por debajo del 65/70%.

El intendente de Río Gallegos, Pablo Grasso, tiene un perfil similar, pero su responsabilidad acotada a la ciudad capital reduce considerablemente la posibilidad de exhibir su deplorable gestión en otras jurisdicciones. Está inmerso en una campaña adelantada, sostenido con los fondos públicos, mientras posterga los servicios y la infraestructura a los ciudadanos que pagan altas tasas y contribuciones para sostener su objetivo político. Su imagen está por debajo del 40%.

Ambos construyen sus endebles propuestas políticas porque en Santa Cruz la oposición no existe. En ese marco, Vidal y Grasso afloran como los únicos “referentes” que, en realidad, son del mismo sector (el kirchnerismo).

Pablo Grasso, en su disputa por el poder, va ocupando los lugares que su oponente le permite y enfrente, Claudio Vidal pone el grito en el cielo en sus manifestaciones públicas y a través de sus funcionarios, por los presuntos delitos cometidos por Grasso en el IDUV y en su actual gestión, pero los expedientes duermen el sueño de los justos, mientras el tiempo corre y esperan pocos meses antes de las elecciones, para salir a través de los medios pagos, que jamás han publicado una denuncia o hecho una investigación, a mostrar las miserias que hoy las mantienen ocultas y latentes para usarlas como elementos de presión. Ambos son y actúan de la misma manera, solo basta que la gente (el votante) lo perciba, para no darles la chance de repetir la historia.  (Agencia OPI Santa Cruz)

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