El primer año de gestión del presidente Javier Milei se caracterizó por profundos cambios en la estructura estatal, marcados por la eliminación de ministerios, recortes presupuestarios y políticas de ajuste en áreas clave como salud, educación, ciencia y cultura. Estas medidas, justificadas como necesarias para estabilizar la macroeconomía, generaron tanto elogios por parte de sectores afines al oficialismo como críticas desde la oposición y organizaciones sociales.
Según datos del INDEC, cerca de 28.000 empleados públicos dejaron sus cargos hasta octubre, ya sea mediante desvinculaciones o retiros voluntarios. A esto se suma un recorte del gasto público del 30% en términos reales, según informes de CEPA y ASAP. Entre las áreas más afectadas figuran la obra pública, la asistencia social y la educación.
El Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad fue uno de los primeros eliminados, integrándose al Ministerio de Capital Humano, liderado por Sandra Pettovello. Esta decisión implicó el desfinanciamiento de programas clave, como los destinados a prevenir la violencia de género, reducir las ayudas económicas a mujeres en situación de vulnerabilidad y minimizar la operación de la línea 144.
En el ámbito científico, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación pasó a ser una secretaría bajo la Jefatura de Gabinete. El recorte presupuestario llevó al cierre de ingresos en el CONICET, disminución de becas y despidos del 15% del personal administrativo. Además, se suspendieron proyectos de organismos como la Comisión Nacional de Energía Atómica y el Instituto Nacional de Tecnología Industrial.
El Ministerio de Obras Públicas también fue degradado a secretaría, y su presupuesto sufrió una caída superior al 93%, según datos de la Cámara Argentina de la Construcción. Esto resultó en 200.000 despidos en el sector.
En educación, la reducción presupuestaria alcanzó el 40%. Universidades nacionales denunciaron un impacto severo en su funcionamiento, mientras que desde el oficialismo se justificó el ajuste bajo la premisa de combatir presuntas irregularidades.
Por otro lado, se cerraron organismos como el INADI y la Agencia Nacional Télam. Este último fue transformado en la Agencia de Publicidad del Estado, dejando a cientos de trabajadores sin empleo.
En el área de salud, hospitales emblemáticos como el Garrahan y el Laura Bonaparte enfrentaron recortes salariales, cierre de programas y denuncias de desfinanciamiento. El sector salud pública fue uno de los más afectados por la reducción de recursos, lo que desencadenó múltiples protestas y paros a lo largo del año.
El Ministerio de Turismo y Deportes y otras carteras como Desarrollo Social también fueron relegadas a secretarías, generando preocupación por la caída en reservas turísticas internas y el impacto en políticas sociales esenciales.
El primer año de la gestión Milei dejó un balance de profundos cambios en la estructura estatal, que si bien se presentaron como parte de un modelo de austeridad, generaron fuertes críticas por su impacto en las áreas más sensibles del tejido social argentino. (Agencia OPI Santa Cruz)
Esperemos que tanta desarticulación, ajustes y desaparición en las funciones normales de un estado como el que se ha planeado, no termine convirtiéndose en un estado fallido.
La nota nos muestra con toda claridad el accionar gubernamental de este primer año, pero al reflexionar acerca de lo producido en ese período, cuyos efectos a la vista bien grafica la nota, vemos lo lejano que estamos de contar con un “estado nacional” que sume a todos los ciudadanos por igual.
eeeee. CHACAL. TE ESTA costando caro MANTENER LA LA RATA. jajajajajajajajaj , bastanteee salado la mantencionn, del raton. en paraguay jajajajajajajajaj, que hdputas, y ensima le quieren cambiar la caratula + simple para no echar esta CAGADA. MIERDA 100%