Nisman a diez año de un magnicidio impune. Pocos días después del crimen expusimos una teoría de lo que finalmente ocurrió

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(Por: Rubén Lasagno) – Cuando ocurren hechos destacables, acontecimientos buenos o malos pero que marcan el almanaque de una persona, del país o el mundo, generalmente, todo aquello que hacíamos en ese momento, queda directamente relacionado con ese hecho y en la mayoría de los casos son trascendentales como, por ejemplo, el día que murió Perón o cuando cayeron las Torres Gemelas. Difícilmente haya alguien que no recuerde lo que estaba haciendo en el momento en que los aviones se clavaron en los icónicos edificios de Nueva York.

El día que mataron al Fiscal Alberto Nisman, yo me encontraba con la familia de vacaciones en la provincia de Misiones y unos días después escribí un largo artículo donde desgranaba lo que a mi parecer, eran las únicas dos teoría posibles: el suicidio, donde aludía a la posibilidad del suicidio inducido y al homicidio, en virtud de las denuncias previas que había realizado en el canal TN, en contra de la entonces Presidente Cristina Fernández. Y Aquí abría dos caminos: uno que fuera un “pase factura” a la presidente por alguna promesa incumplida con el Estado Islámico, o que el gobierno haya tenido la colaboración de Iran para deshacerse del abogado que amenazaba las buenas relaciones con el Ayatolá. Hoy se cumplen 10 años y seguimos estancados en el lodo de la impunidad y la investigación fallida, pero al menos sabemos que la última teoría fue la acertada.

Por este motivo, aquella nota que escribí en el 2015 a poco de morir el Fiscal, hoy toma una importancia significativa y vamos a transcribirla en sus partes más importantes, para corroborar que, el tiempo me dio la razón y hoy que contamos con elementos sustanciales para evaluar los hechos, concluyo que todas las sospechas, tenían una fuerte base en la realidad.

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En aquel momento escribí

La muerte del fiscal Nisman pocas horas antes de presentar las pruebas en el Congreso, sobre el encubrimiento del gobierno a los responsables del atentado a la AMIA, no solo es un escándalo político internacional, sino que representa una verdad insoslayable: el terror nunca se fue de Argentina y sus propios cultores son, paradójicamente, sus víctimas y los victimarios.

La actitud del gobierno es culposa y la falta de reacción de la presidenta, que utiliza la cadena nacional para hablar de cosas menores y no de esto, dejan puntos oscuros. Todo es raro y confluyente con una teoría cada vez más afianzada: el gobierno es al menos cómplice de este crimen. Sus “voceros” y aplaudidores no lo ayudan. La teoría del tercer atentado se reaviva en el país y la culpa es de este gobierno por despertar al diablo, algo que el propio Kirchner, cuidó de no hacer, pero con lo que su esposa encontró atractivo jugar, sin tener en cuenta que con los estados criminales como Irán este juego termina en muerte y destrucción.

La afectación de este caso al gobierno nacional es total, independientemente de que no haya partido de allí la orden de asesinar o inducir al suicidio al abogado investigador. El porqué, se lo debe buscar en dos ejes principales: la relación con Irán y el incumplimiento de algún pacto predeterminado entre el kirchnerismo y el gobierno islámico al cual Nisman no respondió en el último tiempo y la segunda hipótesis es una acción directa de intereses nacionales para evitar que Nisman hablara y diera precisiones que podrían hacer caer a la propia presidenta. Este último caso es poco creíble por lo lógico de las consecuencias esperables, pero no es improbable.

Carlos Menem jamás cumplió ninguno de los pactos trazados con Kadafi y con Al Assad, previo a la llegada al poder. No fue casualidad que el 17 de marzo de 1992 a las 14:47 hs una poderosa bomba autotransportada, destruyera a la embajada de Israel con 50 muertos y más de 300 heridos y dos años después, el 18 de julio de 1994, otro coche bomba bajara el edificio de la mutual judía (AMIA) matando 85 personas con cientos de heridos y posteriormente asesinaran al hijo del presidente mientras piloteaba un helicóptero.

Y luego ya abordando el tema central que era la muerte de Nisman y la atrocidad que cometían los “investigadores” entrando en manada al departamento sin cuidaar las pruebas, señalé:

Con el Fiscal Nisman, no ocurre algo muy distinto a lo de Menem. Está claro que el gobierno de Cristina pactó afianzar el “Memo de entendimiento” y asegurar la impunidad de los criminales iraníes, bajo el compromiso de tramitar el retiro de las alertas rojas por parte de Interpol, algo ciertamente más allá de la voluntad de CFK y que hace una semana fue claramente expuesto por el funcionario judicial, quizás como forma de garantizar su vida, haciéndolo público, buscando blindarse mediáticamente ante lo que él ya había anunciado como amenazas de muerte de gente conectada a la causa. Finalmente, nada impidió que apareciera muerto.

Ciertamente el principal impactado es el Ejecutivo, lo cual puede hacer sospechar a la justicia de que tal acción contra Nisman fue ejecutada por sectores Iraníes y sus contactos locales, para castigar al gobierno en lo que más le duele: el poder y su vocación de continuar gobernando la Argentina.

Si Nisman se mató por manos propias o lo mataron, montando un escenario para los medios, como pareciera, es casi secundario. La teoría de su muerte, ya sea inducida o propiciada, no cambia lo fundamental: fue asesinado en virtud de intereses políticos, por lo tanto es un muerto político más y que, teniendo en cuenta la corrupción instalada en nuestro país, es posible que nunca se llegue a aclarar.

La actitud del gobierno nacional es casi culposa. Que tanto Timerman como, Aníbal Fernández, Berni y Capitanich hayan salido a decir inmediatamente que se trató de un suicidio suena a excusa y que la presidenta, quien pierde tiempo en Twitter hablando de sus perritos y atacando al periodismo, no haya dicho una palabra, es raro o al menos inusual para quien detenta la primera magistratura. Peor aún ha sido la confección de esa carta ofensiva y recriminatoria hacia el muerto, que horas antes le había acusado de encubrir al terrorismo en el país.

Las claves están en lo que le pasó a Nisman en las últimas horas. Él ya había dicho que estaba amenazado. Sacando del medio la sospecha de que fue asesinado por un tercero, cabe la posibilidad del suicidio inducido; es decir, la metodología de usa la mafia o que explotó muy bien Pablo Escobar. Podría ser que alguien le haya dicho a Nisman que si no se mataba, sus hijas morirían en ese momento. Ante la amenaza latente, el Fiscal fue inducido a tomar la drástica decisión. Entonces, pregunto ¿Es importante establecer si Nisman apretó o no el gatillo, o es más necesario determinar el contexto?.

Ni hablar de lo ilógico que se presenta el escenario. Un nota a la empleada dejándole un encargo de compras para el día lunes, un washap a los amigos donde dice estar mejor que nunca, fotos de su mesa con el trabajo desplegado, diarios del domingo sin leer que a nadie le llamó la atención y lo más raro, un amigo que le lleva una pistola de bajo calibre “para defensa”, con la cual supuestamente se dispara, le disparan o hasta quizás podríamos inferir que esa pistola ni siquiera fue la que disparó el tiro en la sien del Fiscal.

Más allá de no encontrarse rastros de deflagración en la mano del occiso, ¿Es coherente que un hombre a horas de tirar la bomba informativa de la década, haya usado el arma de un tercero para suicidarse?. Es estúpido pensarlo en este marco; por lo tanto, caída la teoría del suicidio, queda en firme la pista del homicidio.

Nisman estuvo enclavado en un país defectuoso como Argentina, donde la ley es renga, la justicia tuerta y la política corrupta. Nisman ni siquiera es un Fiscal revanchista o de “la oposición”, porque allí lo puso Néstor Kirchner, quien le sumó 20 personas, le asignó presupuesto y le dio manos libres para tratar la investigación de la AMIA. ¿Qué pasó?, que muerto Kirchner, Cristina, asediada por los problemas presupuestarios y energéticos, recurrió a Irán y a Venezuela para satisfacer la demanda de petróleo; a cambio, el gobierno criminal del Ayatholla le pidió impunidad: así de clarito lo adelantó Nisman. Cualquier cosa que quieran hacer aparecer ahora, es absoluta mentira y otra maniobra más de encubrimiento.

La banda de focas aplaudidoras y lenguas viperinas del kirchnerismo, se la mordieron, después de sangrar por la herida del relato, al sostener la teoría del suicidio, como lo hizo Víctor Hugo Morales y Diana Conti (entre otros) o al encontrarse mensajes que podrían fundar una verdadera premonición, como el elaborado vía redes sociales por la Cámpora al decir “Ni se atrevan, ni lo intenten”, refiriéndose a la posibilidad de acusar a la presidenta de encubrir el terrorismo y presentar pruebas concretas al respecto, o las bonitas palabras del inescuchable cantautor Ignacio Coppani que escribió “Ahora estás en la cloaca”, refiriéndose a Nisman que adelantó el anuncio de la trama de corrupción y encubrimiento oficial o el mensaje de Alex Freire, quien insertó en la web “Si tocan a Cristina… te lo dijimos”. A esto le debemos sumar la amenaza de ir “con los tapones de punta” contra el Fiscal, el día que expusiera ante el Congreso.

En un país normal y no defectuoso como éste, todos estos serían llamados a declarar para saber en qué marco lo dijeron, si presumían lo que podía ocurrir o si sabían, expresamente, que llegaría este final, para aquel que osara transgredir la última línea de corrupción que conduce a la presidenta.

¿Inteligencia?

Si uno contextualiza todo lo ocurrido y se remite al apurado descabezamiento de la ex SIDE, cabe preguntarse ¿Cuánto de lo que iba a hacer Nisman ignoraba el gobierno? ¿No actuó preventivamente el Ejecutivo, sacando del foco del conflicto a Icazuriaga y a Larcher, haciéndoles creer a los medios que la cuestión respondía a una interna en el organismo?. Hoy es risible ver cómo el gobierno habla de desclasificar nombres y colaborar con la justicia desde la SI, como si Parrilli fuera un dulce angelito que bajó del cielo para bendecir a los espías, cuando hace 10 años que están los mismos en el poder, controlando la Inteligencia estatal y utilizando abiertamente sus influencias para otras cuestiones menos institucionales.

Es decir, los principales funcionarios que debieran ser convocado en los Juzgados hoy, tendrían que ser: Icazuriaga y Larcher, más todos aquellos que los secundaron dentro del organismo, durante 6 largos años de manejo de información secreta y fondos que no le rindieron a nadie.

La teoría del tercer atentado

Es probable que en este crimen, el gobierno “supiera” que algo iban a hacer con el Fiscal, pero tal vez no pensaron que la cosa iría tan lejos, de hecho, dos horas y media antes de encontrarlo muerto, el periodista económico K que tiene a su disposición los micrófonos del canal operador del gobierno, C5N, de Cristóbal López, había adelantado en una entrevista con Alfonsín que “tenía información de que Nisman no se iba a presentar el día miércoles…” y así fue.

Si a esto le sumamos la cadena de denuncias que hizo Nisman y la falta de reacción pública a las acusaciones directa del Fiscal, como en el caso del Neonazi Luis Delía, quien guardó un sepulcral silencio los días posteriores al programa de TN, impensable en otra circunstancias, como si supiera con anticipación que al abogado acusador no le quedaba mucho tiempo para disfrutar de su resonante popularidad, estamos ante un cuadro complejo que alienta la hipótesis, al menos, de la complicidad del gobierno en toda esta trama.

La publicación de toda la denuncia por parte del Dr Lorenzetti, es un baldón más que le colgaron a CFK, pues no tienen forma de justificar la acción de Nisman como una “denuncia mediática”, ya que está protocolizada ante la Justicia y por otro lado, hace público el conocimiento de su contenido, con graves y pesadas acusaciones de encubrimiento que involucra al poder nacional y sus favorecedores.

Sea que lo hayan matado manos extrañas, que lo hayan inducido al suicidio o que él mismo se haya disparado, teoría esta última que nadie cree, quien más soporta el peso del desgaste que produce la circunstancia, es el gobierno nacional.

El descrédito internacional, la presión de los países del mundo para exigir el esclarecimiento, el escarnio público al que es sometido el Ejecutivo, la veloz desacreditación que le producen sus amigos iraníes sosteniendo a rajatabla la teoría del suicidio y el ataque al Fiscal fallecido, las palabras previas y posteriores al crimen, la falta de una comunicación oficial por parte de la presidenta, dejando entrever su temeraria venganza hacia quien hace una semana atrás la acusó en un canal de Tv y tantos otros signos de llamativo encubrimiento, como la seguridad que dejó librado a su suerte al Fiscal, en momentos en que necesitaba mayor protección, la aparición inmediata de Berni en el escenario del crimen, antes inclusive que el Juez, el llamado extraño a las ambulancias del SAME cuyos médicos no fueron autorizados a ingresar el edificio, la falta de rastros de pólvora en la mano del cadáver y la ausencia total de motivos para quitarse la vida, según la reconstrucción que hicieron de los últimos días de Nisman; el extraño pedido de una pequeña pistola calibre 22 a un colaborador “para defenderse”, teniendo dos armas propias, sabiendo que éste no es un calibre de defensa y finalmente “suicidándose” con esta controvertida arma, cierran un círculo de grandes dudas que arrojan más sombras que luz sobre este hecho que enluta al país y a la justicia, fundamentalmente.

Como quiera que sea esta historia no termina, recién empieza. Mientras todo esto transcurre, CFK utiliza la ordinaria vía del Twitter para referirse al tema, elude el compromiso político e institucional de hablar de frente a la opinión pública y Canal 7 se ocupa del Dakar y las tortas fritas, mientras todos los canales del país y del mundo se ocupaban del resonante caso del Fiscal que apareció muerto. Todo un signo de la época, de este gobierno y un modus operandi de quien, si no son autores del delito, encubren y ofrecen zonas liberadas a los que siembran el terror.

Después de escribir todo esto, transcurrieron 10 años y llegamos hasta hoy; no se ha esclarecido el crimen, sobran las sospechas, la justicia sigue muda y los responsables materiales e ideológico, siguen hoy año 2025, caminando por las calles.(Agencia OPI Santa Cruz)

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