Cuba vive desde hace varios meses una dura situación energética, con largos cortes de electricidad que afectan la vida cotidiana y golpean la economía.
En la última semana, los apagones alcanzaron niveles inéditos, lo que llevó al Gobierno a suspender las actividades laborales y docentes “no imprescindibles” durante el viernes y el sábado. Esta medida buscó reducir el consumo eléctrico ante la emergencia que afronta el país.
En los últimos meses, ningún territorio ha escapado a los cortes. En La Habana, donde residen más de dos millones de personas, los apagones suelen durar seis horas diarias, mientras que en provincias, el suministro se limita a apenas cuatro horas al día.
Aunque la Unión Nacional Eléctrica (UNE) publica semanalmente un calendario con los horarios de los cortes, en los últimos días los apagones se dispararon debido a averías en dos termoeléctricas, obligando a modificar la planificación.
Actualmente, Cuba cuenta con ocho termoeléctricas y 20 bloques de generación, pero solo 16 están operativos. La mayoría lleva más de 30 años en funcionamiento sin recibir inversiones significativas para su mantenimiento. Además, el país opera cinco centrales flotantes rentadas a Turquía.
Esta crisis energética es el resultado de una combinación de factores: la antigüedad de las plantas, que las hace propensas a fallas, y la escasez de combustibles debido a la falta de divisas para importar fuelóleo y diésel.
Según cifras oficiales, Cuba consume anualmente ocho millones de toneladas de combustible, pero solo produce tres millones, lo que evidencia su alta dependencia de las importaciones. A esto se suma el impacto del bloqueo económico de Estados Unidos, vigente desde hace más de seis décadas, que restringe el acceso a insumos y financiamiento.
El colapso energético afecta directamente a la economía, que, según cifras oficiales, se contrajo un 1,9% en 2023. En noviembre de 2024, las autoridades reconocieron que la economía “no debe crecer” este año, sin precisar cifras.
El primer ministro Manuel Marrero destacó que la recuperación del sistema eléctrico es la prioridad nacional. “Está muy claro que la recuperación del sistema eléctrico es la prioridad, porque es muy transversal y le da vida a todos los demás sectores de la economía”, afirmó Marrero en una reunión en el Ministerio de Energía y Minas.
Marrero también abogó por acelerar la transición hacia energías renovables, especialmente con la instalación de parques solares fotovoltaicos con tecnología china. Estos proyectos, previstos para entrar en operación a finales de 2024, podrían aportar hasta 1.200 megavatios (MW) al sistema eléctrico nacional. (Agencia OPI Santa Cruz)