La Confederación General del Trabajo (CGT) lleva a cabo este miércoles su tercer paro general desde la asunción del presidente Javier Milei, en una jornada marcada por la circulación habitual de colectivos, lo que anticipa un menor impacto en comparación con medidas anteriores. A la convocatoria se sumaron también la CTA Autónoma y la CTA de los Trabajadores, en una protesta que marca el fin de una tregua sindical de casi un año con el Gobierno libertario.
El reclamo central de la central obrera incluye la exigencia de paritarias libres, la homologación de todos los convenios colectivos de trabajo, un aumento de emergencia para jubilaciones y pensiones, y la actualización del bono para trabajadores. Además, los dirigentes sindicales manifestaron su rechazo a lo que califican como “represión salvaje de la protesta social”.
Desde el Ejecutivo, en cambio, minimizaron la medida al considerarla como un “paro político”, sin consignas claras, y remarcaron que atraviesan una etapa con “la menor conflictividad laboral de los últimos tiempos”. En Casa Rosada señalaron con ironía que se trata del “paro de los amigos de Leandro Santoro“, en alusión al legislador peronista que competirá en las elecciones porteñas del 18 de mayo.
En ese sentido, desde el oficialismo vinculan la huelga con el calendario electoral. La CGT optó por concretar esta medida en abril, antes del inicio formal de la campaña, buscando evitar una superposición directa con los comicios. Esta estrategia replicaría lo sucedido durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando la central evitó realizar paros en fechas cercanas a elecciones.
Al margen de la protesta, también se desarrollan tensiones internas dentro del sindicalismo. En noviembre próximo vencerá el mandato del actual triunvirato que conduce la CGT, integrado por Héctor Daer (Sanidad), Carlos Acuña (Estaciones de servicio) y Octavio Argüello (Camioneros), este último en reemplazo de Pablo Moyano.
En medio de estos movimientos, Daer sorprendió al anunciar que no buscará continuar al frente de la CGT en el próximo período, desmintiendo versiones que lo posicionaban como futuro secretario general único. Esta decisión reconfigura el mapa de poder sindical justo en un año electoral clave, tanto para la política como para el movimiento obrero. (Agencia OPI Santa Cruz)