La prefectura central japonesa de Ishikawa se encuentra sumida en la tragedia, con un saldo de 110 personas fallecidas y 211 desaparecidas, después de que una serie de potentes sismos sacudieran la región y sus alrededores. La magnitud más significativa alcanzó 7,6 en la escala de Richter, según informó hoy la agencia de noticias Kyodo, citando a las autoridades locales.
El epicentro del terremoto se situó en la península de Noto, en el oeste del país, y ha dejado a la localidad de Suzu, con poco más de 5.000 habitantes, en una situación catastrófica. El alcalde, Masuhiro Izumiya, expresó su preocupación al señalar que el 90% de las casas en la zona podrían haber quedado destruidas.
El movimiento telúrico, que ocurrió el lunes por la tarde, obligó a los residentes de las zonas costeras a buscar terrenos más elevados ante la amenaza de tsunamis. Las olas impactaron la costa occidental de Japón, llevándose consigo automóviles y viviendas al mar.
Desde el evento inicial, se han registrado alrededor de 200 temblores, según la Agencia Meteorológica de Japón, que advierte sobre la posibilidad de nuevas sacudidas fuertes en los próximos días.
La tragedia se ve agravada por un trágico incidente en el aeropuerto de Haneda, en Tokio, donde un avión de la Guardia Costera, en camino para prestar ayuda en la región afectada, colisionó con una aeronave comercial, resultando en la muerte de cinco guardacostas. Por fortuna, los 379 pasajeros del vuelo de Japan Airlines lograron escapar ilesos.
Las pérdidas aseguradas por el devastador terremoto podrían ascender a 6.400 millones de dólares, según estimaciones de la empresa estadounidense de modelos de catástrofes Karen Clark & Co (KCC). La mayoría de estas pérdidas recae en propiedades residenciales, representando más de dos tercios del total, ya que los edificios comerciales e industriales en las ciudades afectadas son más resistentes a los terremotos debido a su construcción predominantemente de acero, según KCC. (Agencia OPI Santa Cruz) Con información de NA