(Por: Rubén Lasagno) – Las últimas escaramuzas entre el Presidente Javier Milei y su Vicepresidente Victoria Villarroel, es solo el epílogo de una historia recurrente que se repite inexorablemente entre presidentes y vice, gobernadores y vices y cualquier cargo público donde esté precedido por un responsable y posea un sustituto en espera.
Pero si bien es difícil que un presidente y un vice del mismo partido se lleven bien (el caso paradigmático fue Menem y Duhalde) mucho más difícil resulta si esa fórmula surge de un acuerdo, coalición o frente político, donde se resumen ideas diferentes, pensamientos distintos sobre una misma cosa, disímiles estrategias políticas que per se pueden “disimularse” eventualmente para mostrar hacia afuera una unidad de ideas mentirosa y fingida, con el solo fin de ganar alguna batalle épica, pero al poco andar y ya en el poder, esas diferencias afloran con más intensidad y preludian fuertes rupturas.
Esas rupturas, desavenencias o enfrentamientos a veces conceptuales, otras veces morales y hasta éticos (no tiene nada que ver los ideológico) impactan negativamente en el electorado que los puso ahí creyendo que unían criterios buscando un bien común y de pronto se dan cuenta que son más de lo mismo: gente que no se pueden amalgamar tras un objetivo, sin que prevalezcan sus egos, sus personalismos y vanidades. Es acá donde el elector independiente, entiende que lo defraudaron y eso, sin duda, se lo harán saber en las urnas.
Históricamente, no se conoce una buena relación entre un presidente y su vice y un gobernador y su vice; pero menos aún cuando ninguno de ellos pertenece a un espacio político común, síno, que responde a un rejunte de oportunidad, como fue La Libertad Avanza a nivel nacional y el SER en Santa Cruz.
Podríamos enumerar múltiples casos en el país, pero solo basta recordar lo que pasó con aquel ensayo lamentable de la Alianza de Fernando de la Rúa o el último ensayo de Cristina con Alberto y Massa o éste de Milei y un corolario de personajes de distinta extracción, donde todos están mezclados y revueltos; Analizarlos en perspectiva nos indica claramente que estas fórmulas son inviables para el país y por ende tóxicas para la gente necesitada de coherencia, cordura y dedicación, de parte de sus gobernantes.
En Santa Cruz Claudio Vidal, luego que el Frente para la Victoria le pusiera límites a sus aspiraciones políticas, con la cual el actual gobernador trató de condicionar su apoyo en las elecciones 2023, se filtró entre la oposición maleable y fracasada que nunca pudo despuntar en las urnas y cooptó una parte de su escaso poder, pero suficiente para que, sumado a su fuerza nueva la cual despertaba curiosidad e intriga, le quitara un nuevo triunfo de las manos al kirchnerismo.
La fórmula del frente que formó y lidera el SER, se constituye de un cuadro variopinto, a tal punto que el Vice gobernador Fabián Leguizamón, es un radical enojado con su partido quien no dudó en asociarse con el gran interrogante llamado: SER, un espacio nacido en la cuna kirchnerista y con pretensiones de sepultar a su partido de origen.
Pero la regla es inexorable: la comunión entre el gobernador Vidal y el Vice, Fabián Leguizamón, llegó a su fin. Seguramente subsistirán lo que más puedan, porque no hacerlo significa mostrar una fisura política y de gestión de consecuencias inimaginables en la opinión pública; sin embargo, de los dos, quien queda en mayor debilidad es el propio Gobernador.
Si, llegado a un punto sin retorno, el Vice decide renunciar al cargo, explicando los motivos de incompatibilidad política que existen con el Ejecutivo, el más perjudicado por los coletazos de esa renuncia, sería Claudio Vidal, no solo por el desacuerdo que da motivo al alejamiento de su vice, sino, por la responsabilidad que el cabe, al haberlo elegido para hacer la campaña y llevado al gobierno.
Definitivamente, los Frentes políticos no le sirven a la gente. A los partidos involucrados, les sirve para ganar en las urnas, colonizando la cabeza de los votantes independientes, especialmente, concientizandolos que unen sus fuerzas para buscarle una salida al país/provincia, prescinden de intereses personales y/o sectoriales y están empeñados en resignar aspiraciones partidarias y particulares, para trabajar de común acuerdo para sacar al país o a la provincia adelante. Todo eso es mentira; una gran falacia que todo el mundo reconoce como tal y aún así, hacen sus apuestas esperanzados de que algo bueno podrán hacer lo que se ofrecen como salvadores del país o la provincia y buscan exactamente lo mismo que sus predecesores.
El gran debate, ante las pruebas irrefutables del fracaso que han tenido los frentes políticos, es si se debe volver a los partidos tradicionales, unidos por una idea común y una ideología a la que todos, inexorablemente, respondan, o se deberán construir espacio menos eclécticos y atravesados por una idea común, donde todos corran para el mismo lado y sean tan fuertes para encarar sus éxitos, como para asumir sus errores. (Agencia OPI Santa Cruz)
Excelente nota como nos tiene acostumbrados, ahora Encuentro Ciudadano, el intendente de San Julián, caras visibles del triunfo, que opinarán? O solo están para su sostenimiento. En Chubut se respiran otro aires, se demostró “calidad institucional”, acá para cuando la Ley Electoral – Boleta Única y modificación por ley de la NO reelección de ningún cargo provincial y concurso para el ingreso al Estado. Que opinarán?