La guerra del cemento

04/03 – 09:10 – El periodista hace una ajustada apreciación sobre lo que implica la obra pública en la provincia y la íntima relación de las empresas con el poder; comienza diciendo “El conflicto laboral en la Constructora Gotti Hnos eyecta a la superficie algo más que las deposiciones a cielo abierto de los trabajadores del obrador 216 viviendas, a falta de sanitarios.”

Desnuda la matriz de la administración K y el impúdico entretejido de relaciones espurias que alimenta la obra pública bajo el estridente autoproclamado “modelo Neokeynessyano”.

Empresarios prebendarios; funcionarios obedientes; gremialistas entregadores; y trabajadores fusibles; representan el cuadro de la corrupción que se repite en escala en otros ámbitos de alta rentabilidad, como la actividad petrolera.

Con el cemento y el petróleo no se juega muchachos

El Sindicato de Petroleros privados capitaneado por Héctor Segovia, amigo de Julio de Vido que lo sponsorea para la diputación nacional, primero impulsó a los trabajadores a reclamar por sus salarios y luego los abandonó a su suerte. “Los despedidos, despedidos están. No existen” fue el espíritu que embargó a tan sensible dirigencia gremial cuando hace 3 meses la empresa OIL S&M de Cristóbal López despidió a la totalidad del cuerpo de delegados.

Similar actitud adoptó la UOCRA con el despido del delegado Juan Velásquez: “no es afiliado ni delegado” afirmó el Secretario General Raúl Belusci desconociendo no solo el espíritu de su representación, sino también las actas de la elección de delegados; y sobre todo, el recibo de sueldo de Velásquez adonde consta la deducción de su aporte al gremio como afiliado.

No es casual, detrás de todo gran negocio siempre hay una organización gremial venal dispuesta a servir.

Y en ese papel no solo no defienden a sus afiliados sino que encima los atacan.

Hablen con el dueño

“A mí no me reclamen nada, el que decidió los despidos fue Lázaro” , fue la respuesta que le dio a un alto funcionario provincial el dueño de la constructora que amenazaba con cesantear a cientos de trabajadores si no cobraba las certificaciones.

“Soy el dueño de la empresa y puedo echar a quien quiera” firmó Sergio Gotti en el foro de Opi Santa Cruz a propósito del despido sin causa del delegado Juan Velásquez.

Mas allá de la flagrante actitud antisindical y patoteril de la empresa cabe hacer una real interpretación de los dichos de Sergio Gotti en cuanto a quien es el dueño de la constructora que lleva mas de cuatro décadas construyendo obra pública en Santa Cruz, sin distinción de caras y uniformes a la hora de sentarse a negociar licitaciones.

Sobre todo en tiempos en que Lázaro Báez se ha transformado en una suerte de comprador compulsivo que viene adquiriendo empresas llave en mano, fondo de comercio con todas sus instalaciones, dueño incluido.

Esto es, se realiza la transacción por la cual un comercio, empresa, campo, o medio de comunicación, cambia de firma, pero todo continúa como era entonces. Como si nada hubiera ocurrido.

El ex propietario abulta su cuenta bancaria, se asegura un futuro mas o menos cierto, y de un momento a otro pasa a ser gerente de la firma que supo montar con años de esfuerzo y dedicación.

Por eso, en la Santa Cruz de estos tiempos, cuando preguntan por el dueño todos miran para arriba, carraspean, y hablan de las inusuales altas temperatura del verano en el sur-sur.

Cuando Sergio Gotti imagina que puede despedir a sus empleados sin más razones que la sinrazón, desde la autoconvicción de que él es “el dueño” y por lo tanto puede hacer lo que quiera. Cabe preguntarse:

¿Es dueño de despedir a quien se le ocurra y porque se le viene en ganas, aquel empresario que paga parte de los sueldos con un subsidio del estado, que se fundamenta justamente en “darle previsibilidad a la obra pública, y estabilidad a los trabajadores”, como reza el decreto 3280 del 17 de octubre de 2007 firmado por Peralta y Juan Bontempo?

¿Es dueño de decidir despidos aún pagando las correspondientes indemnizaciones, aquel que no cumple con lo que la legislación laboral obliga, por ejemplo, en cuanto a las condiciones de seguridad e higiene que no solo resguarda a sus empleados si no a su propia empresa?

El obrador de Gotti no tenía sanitarios adecuados. Luego del reclamo se dispusieron dos baños químicos para mas de 200 trabajadores. Todo un derroche de generosidad.

En países normales, es decir con legislación parecida a la Argentina pero adonde se cumplen las normas, las empresas son valuadas y por lo tanto jerarquizadas por su apego a las condiciones de trabajo de sus empleados y la seguridad para todos, incluso de terceros.

Es decir, en las actuales condiciones, y si funcionasen los contralores del estado, Gotti no podría desarrollar sus actividades ni en el campo privado ni mucho menos acceder a una licitación pública.

Carta Magna

La proclama al gobierno que las constructoras (¿O el constructor?) publicaron con formato de editorial en Magna Noticias, propiedad de Lázaro Baez, y en Prensa Libre –recientemente adquirida por Lázaro Báez- bien podría reconocerse como una novedosa versión del evangelio según Gotti.

El Desiderátum inconfesable de las constructoras. La carta magna fundacional de cómo actúan las empresas en Santa Cruz.

Detrás de una prosa llana y vulgar, mas bien bizarra, se oculta no solo el verdadero interés del mensaje, si no la identidad del mensajero.

Un texto demasiado pretensioso para atribuírselo a un periodista, y de una extrema calidad conceptual para imaginar a un economista como su autor.

Tranquilamente podría haber dicho “Daniel, aflojá la tarasca” y se hubiera evitado “ríos de tinta” “mares de papel imprenta”, y “montañas de sinónimos reiterativos”.
“Daniel, esto no era lo que habíamos arreglado”, ¡Ah, hubiéramos empezado por ahí.

“Los obreros de la construcción en Santa Cruz dependen del presupuesto público” revela la proclama. Se supone entonces que las empresas también viven del presupuesto provincial, ya que si no pagan sueldos es porque no cobran las certificaciones, y por lo tanto tampoco pueden seguir construyendo. Está claro, las constructoras en Santa Cruz pretenden riesgo cero. Cualquier parecido con el empresariado prebendario es mera coincidencia.

Habrá en la provincia empresarios que hayan crecido a partir de su propio esfuerzo, o todos son Hnos de Gotti?

En el mismo y desgarrador texto, el hermeneuta de los dioses del cemento pontifica: “Las razones por las que esto ocurre es que la demanda por viviendas nuevas es efectuada por el estado provincial cuando este compromete recursos para esta actividad no lo hace para otra”… Es que a un valor de $335 cada vivienda se torna imposible distribuir.

Ya en tono aleccionador advierte: “pero además un criterio especialmente financiero establece que, los incrementos presupuestarios deberían ‘basarse’ en aumentos previstos en la recaudación ya que esto hace sustentable dicho incremento, liberando al sistema económico de presiones no deseadas que puedan acarrear efectos especulativos. Si se elige beneficiar a un sector, probablemente otro sector sea el que deba ‘sacrificarse’ puesto que en economía, los recursos siempre ‘terminan siendo escasos’ mas tarde o mas temprano”.

Perdón por la insistencia pero, ¿lo de “presiones no deseadas que puedan acarrear efectos especulativos” es parte del paradigma neokeynessiano, o es una confesión de parte?

“Si entre ellos pelean…”

No es un secreto para nadie a esta altura, que las relaciones entre el constructor Lázaro Báez y el gobernador Daniel Peralta no son buenas.

Y que ante el menor atraso en el pago de certificaciones las constructoras vinculadas a Lázaro agitan el fantasma de los despidos y del caos social que ellos generan, para sensibilizar al gobierno.

Por lo mismo el tono intimidador de la publicación de Magna y Prensa Libre, de la cual solo resta develar un par de interrogantes.

¿Refleja la postura de Austral Construcciones solamente, o también la de sus asociados, Gotti, Pethersen, Esuco, etc.

¿Intenta presionar al gobierno para apurar los pagos solamente, o también dirimir fuerzas con Daniel Peralta?

¿Está al tanto el ex presidente Kirchner de que sus muchachos no se están llevando bien y eso puede traer consecuencias, como ocurrió con Sergio Acevedo no hace mucho?

La versión de que Kirchner no solo está en conocimiento de la trifulca sino que ya ordenó el traslado de Lázaro Báez a otro destino para evitar males mayores, está tomando forma.

Habrá que ver si con la salida de escena del constructor preferido de los Kirchner se terminará la guerra del cemento y las constructoras dejarán de arrojar obreros por la ventana para sostener sus privilegios.

De todas maneras, la fijación de domicilio es solo una formalidad en tan altos niveles de intereses, y el dueño de Austral Construcciones y otros tantos e incontables negocios, seguramente continuará manejando a la distancia sus contratos con el estado provincial.

En definitiva siete mil millones de pesos en Obra pública no se resignan por una disputa de entre casa. Todo queda en familia.

Hace unos meses otro emblema del kirchnerismo Business emigró a mejor estancia y su ausencia no se hace notar toda vez que su multimedios montado sobre el drenaje de la publicidad oficial permanece intacto.

Gerentes y administradores es lo que sobra para estos menesteres. (Agencia OPI Santa Cruz)