11:00 El pedido de desafuero y detención de Cristina Kirchner reavivó una vieja interna en el seno de Cambiemos. La diputada Elisa Carrió ordenó a su equipo que apure los trámites para iniciar un juicio político, la semana que viene, contra el ministro de Justicia, Germán Garavano , quien ayer criticó “el uso errático de las prisiones preventivas”, en general y, en particular, indicó que para un país “nunca es bueno” que un ex presidente sea detenido.
Por: Marcelo Veneranda
“Estos dichos de Garavano son una vergüenza para la República y la división de poderes. Puede estar emparentado también con la impunidad de Menem en la Cámara de Casación. Si esto es así, es pasible de juicio político”, apuntó la líder de la Coalición Cívica desde Twitter. Aludió así también a la versión que señala que la sala integrada por los camaristas Carlos Mahiques, Ana Figueroa y Eduardo Riggi podría absolver -mañana o el viernes-, por prescripción, a Carlos Menem en la causa de la venta ilegal de armas a Ecuador y Croacia.
Más temprano, consultado sobre el pedido de detención y desafuero contra Cristina en la causa de los cuadernos de las coimas, Garavano se había mostrado crítico. “Nunca es bueno para un país que un expresidente esté detenido o se pida su detención. Por el hecho en sí y porque en principio uno tendería a pensar que no debería haber sospecha de que esta persona se fugue o entorpezca el accionar de la Justicia”, señaló, en diálogo con El Destape Radio.
“Es algo que debe resolver la Justicia y luego eventualmente el Senado, si la Justicia insiste”, agregó el ministro, que evitó referirse puntualmente a la senadora de Unidad Ciudadana. Es un terreno minado para Cambiemos, que desea enfrentar a Cristina en 2019, a la vez que tiene el mandato electoral de luchar contra la corrupción.
Garavano fue más enfático sobre las prisiones preventivas en general: dijo que su uso en el país fue “errático”, sin normas claras.
Lo que siguió fue la dura reacción de Carrió, acompañada de inmediato por dos de sus espadas: la diputada nacional Paula Oliveto y Mariana Zuvic, del Parlasur.
“La gente nos votó para romper con la impunidad y las corporaciones. Espero que no lo olvide”, señaló Oliveto a Garavano. “Lo que es grave para la independencia del Poder Judicial es que usted ejerza una clara intromisión siendo ministro”, agregó Zuvic, que también indagó al camarista Mahiques por su voto en la causa de Menem.
Para entonces, Garavano se mostraba en Corrientes junto a Mauricio Macri.
Por la tarde, Carrió insistió: “Los delitos de corrupción son imprescriptibles y están equiparados a la traición a la patria por el artículo 36 de la Constitución nacional”.
A simple vista, pareció una reacción demasiado intensa para un comentario radial. Pero en la Coalición Cívica interpretaron las declaraciones de Garavano como un “mensaje” a la Justicia, tanto por Cristina como por Menem. Subyace, además, que Carrió y los suyos ven al ministro como una pieza de la corporación judicial y no como parte del “cambio”.
Esas críticas se dejaron ver cuando el Gobierno aceptó la renuncia del juez Norberto Oyarbide y con el paso al costado de los camaristas Eduardo Farah y Jorge Ballestero, en lugar de enjuiciarlos. También, cuando la Casa Rosada eyectó al exprocurador del Tesoro Carlos Balbín, cercano a Carrió.
Pero el cortocircuito mayor se dio cuando Mariana Stilman, del equipo de Carrió, renunció a la Unidad AMIA, en rechazo de la postura del abogado del Gobierno, que no pidió penas contra los exfiscales Eamon Müllen y José Barbaccia.
Las vueltas de la vida: Stilman encabeza el equipo que ahora instrumentará el pedido de juicio político contra Garavano.