08:50 – Qué argumentan cerca del Presidente. La mira en Cristina y qué esperan en la Rosada para apaciguar el clima social.
Por: Santiago Fioriti
“Si las elecciones fueran el próximo domingo, Mauricio entraría primero al balotaje”.
La frase pertenece a uno de los ministros que habla en forma cotidiana con el Presidente. Se la dijo este miércoles a Clarín minutos después del cierre de otro día de alteración en los mercado, y a horas de que se conozca que el número de pobres crecerá fuerte por la crisis cambiaria de 2018. Desdramatizar, esa es la cuestión. Para no decir “hay que aguantar”, como aseguró el propio Mauricio Macri.
Es una forma particular de analizar lo que está pasando. En la Casa Rosada, del primer mandatario para abajo insisten en que no hay otro camino posible. Aseguran que la inflación empezará a bajar entre abril y mayo y que luego se estacionará en torno a los dos puntos mensuales.
“Vamos a llegar bien a octubre y por ahora nuestra rival sigue siendo Cristina Kirchner. El resto viene muy lejos”, afirman. La orden que imparte Marcos Peña es no perder la calma: eso implicaría ceder en la disputa por un “cambio cultural”.
En el sector más consustanciado con la forma de ver los acontecimientos del jefe de Gabinete intentan convencerse -y convencer- de que lo peor está pasando justo en este momento y que no falta tanto para ver la luz. En sectores más críticos del oficialismo se preguntan si cuando llegue la recuperación -si es que llega- ya no será demasiado tarde.
“El mundo se resfría y todos nos debilitamos. Es cierto, para nosotros es un poquito peor por la situación de vulnerabilidad que tenemos”, sostenía un funcionario frente a la ola de cuestionamientos por la nueva suba de la divisa norteamericana.
Macri, sin embargo, estaba más pendiente de lo que ocurría en Brasil: la devaluación del real, decía, era incluso más preocupante para Argentina que la del peso. El círculo más cercano a Macri confía en que los temblores quedarán atrás en pocos días. Esperan con ansias que el 8 de abril llegue el nuevo desembolso del FMI -US$ 10.800 millones- y dicen que coincidirá con la liquidación gruesa del campo.
Aunque algunos no dejan de preguntarse si la constante suba del dólar no ayudará a que el sector retacee la liquidación. Un dato: quienes liquidaron a inicios de la semana pasada lo hicieron a un dólar que se acercaba a los 41 pesos. Ayer cerró en $44,90. (Clarín)