El primer ministro quiso imponer un nombre de su confianza como jefe de la Comisión de Inteligencia. Pero en su partido no estaban de acuerdo y eligieron a otro.
Por: María Laura Avignolo
La Comisión de Inteligencia y Seguimiento es, junto con la de Relaciones Exteriores, la más importante de la Cámara de los Comunes de Gran Bretaña. Se ocupa de vigilar las actividades y estándares de los servicios de inteligencia británicos (el MI5, el MI6 y el GCHQ) y es tan secreta como discreta y súper informada. El primer ministro Boris Johnson quiso designar al legislador Tory Chris Grayling como presidente de esa comisión. Un diputado sin experiencia pero de su confianza. El problema es que los legisladores conservadores ya habían hecho un “enroque” y tenían otro conservador para colocar: el doctor Julian Lewis, un “tory” con mucha experiencia legislativa y de seguridad. Una muestra de las difíciles relaciones entre el primer ministro y su mayoría conservadora, que no se siente escuchada y no soporta más ni las presiones ni las órdenes de Dominic Cummings, el asesor especial del premier.
Boris perdió la votación y Julian Lewis fue entronado presidente de la Comisión, sin que el premier fuera advertido. Horas después, el primer ministro echó del partido a Julian Lewis y lo acusó de desobediencia. Con una resultado aún peor: perdió el control de la comisión de Inteligencia, que va a publicar el hasta ahora guardado informe de la interferencia rusa en la política británica la semana próxima. Una información que Boris había decidido no hacer pública cuando llegó al gobierno, a pesar de la presión de sus legisladores.
El primer ministro creía que la selección de un presidente del Comité de Inteligencia era un acto casi administrativo para un gobierno conservador, formalmente con mayoria propia. El había elegido a Chris Grayling, su ex secretario de transporte. Pero el manejo de la pandemia, el renacimiento del partido laborista con otro líder que cautiva a los decepcionados laboristas que le prestaron los votos a Boris en la última elección, y la irritación de los legisladores por el rol del asesor Dominic Cummings le está haciendo perder su mayoría parlamentaria. Al menos no cuenta ya con 40 votos que eran seguros y los 20 restantes, son volátiles. Nada diferente al drama parlamentario que enfrentó la ex premier Theresa May durante el Brexit, a pesar de haber conseguido inicialmente 60 votos de mayoría tras su brillante elección.
El conservador John Lewis es un Brexitiers, con larga experiencia parlamentaria y capacidad de negociación. “Rosqueó” con laboristas, liberales demócratas y nacionalistas escoceses y se quedó con el cargo de presidente de la Comisión de Inteligencia, que antes ejercía el ex procurador Tory Dominic Grieve, que Boris echó porque votó en contra del Brexit.
Grielyn ni la vio venir a su derrota. Hasta que no salió la votación, ignoraba quien era su contrincante en la contienda. John Lewis, con larga experiencia en defensa y seguridad, la ganó fácilmente para el estupor de su propio gobierno. La respuesta nocturna fue la expulsión, que no muestra otra cara que la pérdida de control de su mayoría y del poder sobre ella del primer ministro.
Dominic Grieve, ex presidente de la misma comisión, dijo en la BBC que “lo que me preocupa de este episodio, más allá de su absoluto absurdo, y la remoción de la afiliación de Julian que es altamente respetado, es la mentalidad que muestra qué infierno está pasando en Downing St”. ”Por qué trataron de manipular este proceso. No deberían. El Comité solo puede existir, solo puede ser respetado si no es visto como partisano y es independiente”, sostuvo.
Diputados “seniors” conservadores le advirtieron a Boris de “no remover” a Julian Lewis del Comité de Inteligencia y seguridad, so pena de una rebelión mayor y una peor humillación pública. Johnson ahora tiene la opción de poner sobre tablas en la Cámara de los Comunes una moción para reemplazarlo e instalar un adicto.
Lewis sostuvo que él no mintió y que fue impropia la conducta de Downing St tratando de imponer un candidato. El primer ministro no tiene el derecho de designarlo desde el 2013..
Los diputados conservadores anónimamente consideran que es “un enorme burdel”, que será peor si Boris quiere forzar un voto para sacarlo a Lewis del comité.
El ex canciller conservador Malcolm Rifkind, ex presidente de la Comisión de Inteligencia, dijo que “el primer ministro ha actuado de una manera extremadamente incompetente” y que “los que lo asesoran deben ser echados”. Para el es esencial que “el Comité sea independiente y capaz de hacer su trabajo efectivamente”. ”El primer ministro es el autor de su propia desgracia”, continuó Rifking, un conservador histórico, en la BBC Radio 4.
El gobierno de Boris Johnson se prepara para las revelaciones sobre la interferencia rusa en las elecciones generales del 2019. El canciller británico Dominique Raab dijo ahora que “casi seguro” Rusia trató de hacerlo.
Fue después que el Comité de Inteligencia anunció que publicará el enterrado informe sobre la interferencia rusa la semana próxima. Los diputados han acusado al gobierno de sentarse sobre él durante 9 meses.
El documento puede ser una bomba sobre Boris Johnson. Un grupo ruso llamado Secondary Infektion llevó adelante una campaña de desinformación, a lo largo de siete años, en siete lenguas y en más de 300 plataformas, incluyendo Twiter, YouTube, Facebook y Reddit. Todas vinculadas al gobierno ruso. Los servicios secretos británicos coincidían en su existencia y sus intenciones.
Pero cuando fue interrogado el canciller británico Raab respondió: ”Yo no pienso que la interferferencia rusa haya tenido ningún resultado en el proceso electoral británico”.
El informe que el Comité de Inteligencia y Seguridad parlamentaria británica va a revelar la semana próxima develará el cambio de opinión del canciller británico sobre la interferencia rusa y sus razones y por que el gobierno de Boris Johnson deseaba sepultarlo. (Clarín)