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Un cable a Masa. “Escándalo” y un riesgo que no es tal

La explosión mediática que tuvo la revelación de archivos a los que accedió el sitio Wikileaks que coordinó un efecto/impacto simultáneo con los grandes diarios del mundo es una versión agiornada de “Intrusos” o el programa de Viviana Canosa, no pasa más allá de desnudar un mecanismo en todo caso lícito que tienen los gobiernos sobre cómo analizar el perfil de aquellos mandatarios y/o países que interrelacionan con el poder a partir de acciones básicas de inteligencia que cumplen sus sedes diplomáticas.
Es anecdótico pero no pasa de ahí. En ningún caso la información contenida en esos archivos muestran (hasta ahora, excepto que haya una segunda fase) el secreto mejor guardado sobre un arma de última generación desarrollada por el pentágono, ni las hipótesis de conflicto que posee EEUU con un país de la región, ni señala cuáles son los métodos y planes que posee el gigante del norte para combatir el narcotráfico o al terrorismo en los próximos 10 años en el mundo.

Se trata en realidad de una serie de documentos con análisis de perfiles políticos y personales de las figuras más destacadas en países que tienen alguna vinculación comercial o política con Estados Unidos, lo cual no es ilegal. Lo que sucede con estas revelaciones es que pone al país del norte en una situación bochornosa ante la comunidad internacional por haber permitido que violentaran sus medidas de seguridad en el sistema de información reservada o confidencial, que se supone, debe ser la más segura del mundo. Claro está que siempre puede existir más que un vivo cibernético, un entregador de entrecasa; nada más. Y así resulta de la publicación de diario El Mundo, donde explica que un joven militar de nombre Bradley Manning –un analista de inteligencia del ejército estadounidense, de 22 años, movilizado en Irak–, entraba a las oficinas de informática de una base de EE.UU, en Bagdad, con un disco regrabable de Lady Gaga y se llevaba día a día la información de una base de datos horrorosamente protegida por un laxo sistema de seguridad, incomprensible en estos tiempos en que se ha avanzado tanto en cuestiones de orden técnicos y criptográfico, donde precisamente los EEUU llevan la posta.

Los “descubrimientos” de Wikileaks son a la seguridad de EEUU lo que una banda militar es a la música de cámara. Cada país, incluyendo en nuestro, posee dentro de su personal de Relaciones Exteriores, personas que están encargadas de realizar Inteligencia en los países donde se asientan las delegaciones representativas como Embajadas o consulados, generalmente disimulados en cargos poco trascendentes bajo la calificación de “Agregados”, culturales, comerciales, etc. Cada uno de estos organismos poseen un grupo de trabajo que analiza y concluyen sobre distintos aspectos de la actividad diaria de los mandatarios, funcionarios y países donde se asientan (economía, producción, industria, política, sindicatos, comercio etc). Esto es informado diariamente al país de origen y permite que información resumida de lo que ocurre en ciertos lugares del mundo (especialmente de aquellos países que por el nivel de conflictividad o intercambio comercial, sean más importantes de analizar) esté disponible en la mesa de quien tiene que tomar decisiones estratégicas.

La tipificación de “legal” o “ilegal” de esta información radica en la forma en que la misma haya sido obtenida. Si el país la reúne a partir de información de prensa, no traspasa el umbral de lo público; si se obtiene a través de seguimientos, escuchas telefónicas o acciones de espionaje, es ilícito.

Reunión de datos confiables

En el caso de EEUU es normal que sus representaciones políticas en el exterior hagan este trabajo con la profundidad necesaria para poder manejar información sustancial que le permita conocer a su presidente, fortalezas y debilidades de todos los mandatarios que se relacionan con él y de la misma forma, analizar y profundizar sobre los principales problemas que tiene el país huésped, lo cual les permite trazar proyecciones y tomar decisiones en consecuencia.

Dentro de ese marco de recolección de información están, obviamente, perfiles de mandatarios del mundo y en los catálogos que se redactan dentro de los protocolos de Inteligencia, a partir de los informes de reunión, se plasman todos los aspectos positivos y negativos de cada uno. Posteriormente los encargados del análisis final (donde hay desde estrategas militares hasta psicólogos e inclusive astrólogos) elaboran un sintético cuadro del perfil individual, cuando se trata de un personaje, o colectivo, cuando se trata del país y eso es finalmente lo que se comunica al órgano que toma las decisiones o permanece en las base de datos para una utilización futura.

Lo que se ha destapado con estas publicaciones, en verdad pertenece a “la cocina” de ese proceso; allí donde aparecen los informes producidos por los miembros de la cancillería estadounidense, las evaluaciones personales y focalizadas de (por ejemplo) los presidentes de distintos países, de los cuales se resaltan sus debilidades, se advierten sus capacidades y se consolida una conclusión; ésta, precisamente, es lo que más escandaliza a la prensa porque se conoce descarnadamente la evaluación que tiene el gobierno más poderoso del mundo, de los otros países o mandatarios de países con los que interactúa. Pero ningún país (y menos los del primer mundo) se pueden rasgar las vestiduras, porque todos hacen lo mismo.

Si uno repasa los distintos “cables” que van desnudando el “secreto” revelado de EEUU, se va a dar cuenta inmediatamente que los detalles son básicos y superficiales. Las distintas frases adjudicadas a tal o cual funcionario, no tiene ningún viso de verdad respaldada con la irrefutabilidad de las pruebas, excepto claro, que en un mundo demagógico, donde la palabra está tan devaluada y los políticos muestran tener más de dos caras, la opinión pública prácticamente termina cerrando filas sobre la premisa de que es más cierto lo que le muestran los “cables” que se desnudan con cuentagotas desde los medios más poderosos del mundo, que creerle al político que desmiente a gritos que él no dijo lo que dicen que dijo.

Lo importante y lo sustancial

Es indudable que en los países del orbe sudamericano el impacto de ciertas revelaciones es importante, porque hay una falsedad implícita entre los gobiernos que simulan traiciones con amistades y acomodan sus fichas corriendo a la opinión pública por izquierda, mientras arreglan con el Águila por derecha, no pocas veces vendiendo de manos y pies atado al vecino que alaban en discursos de profundo latinoamericanismo “pour la galerie”. Es un sacudón muy fuerte que se sepa las transas del gobierno nacional para “convencer” al boliviano con el fin de lubricar la relación con el Estado benefactor del norte, cuando desde el atril, tanto Krichner como Cristina dijeron lo contrario, pero básicamente no afecta en nada a la figura presidencial ni desestabiliza ningún gobierno en la región.

El tumor de Evo, o si Massa o Fernández dijeron que Kirchner era intolerante y perverso no le agrega ni le quita nada al país y en todo caso pertenece a situaciones descontextualizadas que son reflejadas en un “paper” por parte de diplomáticos que tienen la obligación de volcar en informes personalizados sus impresiones personales de aquellos con los cuales interactúa, lo que va a formar un mosaico integral de funcionarios y políticos que por su desempeño o nivel de ubicación en el poder, son blancos observables para futuras acciones a tomar; ellas puede ser contabilizadas de a miles, desde un acercamiento comercial hasta el ofrecimiento de una coima para facilitar un determinado negocio a una empresa americana, que pueda presentarse en un futuro.

Otra posibilidad, menos cierta pero no descartable en el mundo de las comunicaciones globalizadas, es que estos archivos haya sido “flexibilizados” para que efectivamente sean destabicados como forma de lograr algún efecto totalizador en la comunidad mundial, en medio del cual EEUU tenga un interés muy particular de conseguir un objetivo preciso. En este caso la estrategia es plantear una simple ecuación de “costo-beneficio” y disparar estos “secretos” que en realidad pueden ser desmentidos de un plumazo o explicados con una llamada telefónica por parte del gobierno de Obama ¿O alguien piensa que después de una llamada de Hillary Clinton a un presidente sudamericano, alguno de ellos seguirá sosteniendo públicamente la hipótesis del intervencionismo en asuntos internos de la república?. Nada de eso. Pero es importante, en este último caso, observar y analizar cuál es el verdadero blanco de esta movida yanqui, si, en efecto, todo indica que se trata de una puesta en escena.

Sintetizando, nada de lo que se diga en estos “cables” (o al menos lo que se conoce hasta ahora) mueve el termómetro político en Argentina; es más, diríamos que políticamente se ve beneficiada la presidenta y algunos de sus ex colaboradores como Massa y Fernández, toda vez que se ha ubicado a Néstor Kirchner, en los supuestos diálogos de los funcionarios, como la piedra en el zapato de un gobierno que, ahora, liberado de su figura, puede ser encaminado por Cristina hacia un futuro más promisorio y de entendimiento.

No hay dudas que si esta información la hubiese difundido La Nación o Clarín, todo estaría envuelto en la sospecha de una confabulación de los “multimedios”; pero para mal del argumento oficialista, todo viene de afuera y no está claro aún, cuál es el verdadero sentido de darle tanta magnificencia a cuestiones que son más de maquillaje que de fondo y para nada comprometen la situación del gobierno nacional o de otros mandatarios de la región.

Son mucho más importantes y realmente comprometedores para el gobierno, los 20 mil mails que le encontraron al testaferro de Ricardo Jaime, porque allí sí se desnuda uno de los baldones que tiene esta administración: la corrupción estructural. Si como vivimos estos últimos tres días, la agenda pública sigue atomizada con las “grandes revelaciones” de Wikileaks y los diarios sustituyen los correos de Vázquez por lo que dijo o dejó de decir Massa, menudo favor le están haciendo a quienes pretenden que rápidamente se diluyan los contenidos de aquellas informaciones realmente comprometidas que pueden llevar a cambiar el paradigma de la política actual, a partir de que tome estado público la verdadera matriz sobre la que se sustenta una corrupción que se instaló para quedarse.

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1 COMENTARIO

  1. Tiene razòn. Que esa tonterìa no tape lo esencial: la terrible corrupciòn de la banda kirchnerista contra la Repùblica Argentina. Se siguen robando todo….

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