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Fue Juez en la Dictadura, autorizó adopción de hijos de desaparecidos, lo nombraron Camarista y ahora es el jubilado mejor pago de la provincia


20/09 – 09:00 – El ex juez Mario Basso, que les negó el derecho a la identidad a las dos primeras nietas recuperadas por las Abuelas de Plaza de Mayo fue camarista penal de Tierra del Fuego durante siete años, y desde 2000 se convirtió en el cuarto jubilado mejor pago de la provincia gracias a un sistema que él mismo colaboró en redactar. Otro Magistrado elegido en el 2001, era testaferro de Paulo César Farías, acusado de narcotráfico y la jueza designada Sandra Pesclevi, no pudo jurar porque el día de la asunción estaba presa en Buenos Aires, por un caso de corrupción.

Tal vez por estar en el confín del mundo, la hermosa provincia de Tierra del Fuego, se haya convertido en un lugar de privilegio para quienes podían hacer de la Justicia un ghetto personal, a espaldas de la opinión pública nacional. Sin embargo, la proliferación de la prensa más comprometida (y de ella la de investigación), tal el caso de los colegas del Diario del Fin del Mundo, de Ushuaia, ha podido reflotar aquellas historias guardadas con el más absoluto recelo por sus actores y por aquellos que contribuyeron a la impunidad de que estos hechos sucedieran. Es precisamente EDFM, quien nos remite a una investigación impecable que nos muestra cómo se puede llegar a juez en Argentina, qué ilícitos se puede cometer, cómo se puede escalar en los niveles más prestigiosos de la Magistratura y finalmente, como en el caso del ex Juez Mario Basso, cómo se puede llegar a ser el jubilado mejor pago de Tierra del Fuego.

La increíble historia de Basso

La historia del ex integrante de la Sala Penal de la Cámara de Apelaciones de la Justicia fueguina, Mario Eduardo Basso, era conocida por su cuestionable desempeño dentro del propio Poder Judicial de Tierra del Fuego. Desde la denuncia que enfrentó por presunta privación ilegítima de la libertad hasta su participación en la redacción del famoso régimen de jubilación anticipada instaurado durante el manfredottismo, los antecedentes hablan por sí solos.

Sin embargo, Basso posee un pasado oculto como juez de la última dictadura militar que pasó desapercibido, tanto para el Consejo de la Magistratura que lo seleccionó en 1994, como para todos los fueguinos que acataron sus fallos hasta su jubilación de privilegio otorgada en el año 2000.

El ex camarista del tribunal que funciona en Río Grande se desempeñaba como juez del Tribunal de Menores Nº2 de San Martín, en la provincia de Buenos Aires, cuando la Policía le trajo a una chica de 3 años y a una bebé de 4 meses que deambulaban solas por una plaza de Villa Ballester.

Las pequeñas resultaron ser Tatiana Ruarte Britos y Malena Jotar Britos. La madre de ambas, Mirta Graciela Britos, acababa de ser secuestrada por un grupo de tareas de la dictadura en la plaza donde jugaban sus hijas. Los militares no se percataron de la presencia de las niñas y se marcharon del lugar. Era el 31 de octubre de 1977.

El padre de Tatiana, Oscar Ruarte, había sido secuestrado en la provincia de Córdoba el 17 de agosto del mismo año. Y poco antes del episodio de la plaza también se habían llevado el padre de Malena, Alberto Jotar.

Basso ingresó a las pequeñas como NN (sin identidad) a pesar de que Tatiana sabía su nombre, el de su hermana y el de su madre. No sólo eso, sino que dispuso su internación en diferentes asilos. Tatiana fue al Instituto Remedios de Escalada de Villa Elisa y
Malena a la Casa Cuna
.

Después, autorizó el trámite de adopción a favor del matrimonio integrado por Carlos e Inés Sfiligoy, quienes desconocían los pormenores de la historia y actuaron de buena fe. La pareja adoptó a ambas pequeñas debido a las sugerencias de algunos empleados del orfanato, que sabía que ambas eran hermanas.

Por entonces, una de las abuelas biológicas de las niñas visitaba asiduamente el juzgado a cargo de Basso, pero quien luego se convertiría en camarista de Tierra del Fuego le contestaba que no tenía información sobre el paradero de las chicas.

Jueces Made in Argentina

Si Basso fue elegido camarista, estuvo en el puesto siete años y desde hace once que es jubilado cobrando la cuarta mejor jubilación de la isla, como reveló la investigación de EDFM, es porque el sistema de selección de jueces evidencia una fragilidad que nunca pudo ser corregida.

Para demostrarlo, basta con repasar algunos nombramientos emblemáticos, como el del también ex camarista penal Luis Felipe Ricca, ahora convertido en abogado de ex funcionarios con apuros judiciales.

Ricca fue elegido juez de la provincia el 7 de marzo de 2001, cuando la opinión pública fueguina ignoraba todavía el contenido de las decenas de artículos periodísticos publicados por la prensa brasileña y argentina sindicando al nuevo magistrado como testaferro de Paulo César (PC) Farías, el empresario asesinado en 1996 que poseía fuertes vinculaciones con el narcotráfico, la mafia y el lavado de dinero.

PC Farías fue el “tesorero” de la campaña electoral del ex presidente de Brasil Fernando Collor de Mello, primer mandatario de Latinoamérica en ser destituido por casos de corrupción en septiembre de 1992.

Ricca niega aún hoy haber sido testaferro pero admite que fue abogado del “cajero” de Collor de Mello y de Jorge Bandeira, otro presunto socio de PC (piloto de su Lear Jet particular) también vinculado a las drogas y al poder brasileño de la época.
Cuando trascendió esta historia, Ricca terminó renunciando al cargo, el 27 de noviembre de 2001.

No juró por un detalle

Otra jueza con pasado oculto fue Sandra Pesclevi, designada como magistrada penal de Río Grande el 14 de julio de 2003.

Pesclevi fue seleccionada por el Consejo de la Magistratura presidido por el ex titular del Superior Tribunal de Justicia Ricardo Klass, aunque nunca pudo jurar en el cargo por un pequeño detalle: el 6 de agosto de ese año, fecha prevista para la ceremonia, estaba presa en Buenos Aires, vinculada a un caso de corrupción.

La mujer había sido detenida por orden del juez de Garantías de La Plata, Guillermo Atensio, en una causa que también involucró a otros dos imputados, Hernán Di Biassio, esposo de la ex secretaria de la Sala III de la Cámara Federal de La Plata y al comerciante Edgardo Latorre, un amigo de Di Biassio. Los tres fueron acusados del presunto pedido de una coima de quince mil pesos a un abogado de La Plata para trabar un sumario en su contra por presuntas irregularidades en la tramitación de amparos contra el denominado corralito financiero.

El 10 de agosto de 2003, el Superior Tribunal de Justicia suspendió por acordada 52/03 el acto de juramento y asunción del cargo de Pesclevi, que todavía estaba presa en Buenos Aires y en su lugar asumió Héctor Daniel Ochoa, que había sido elegido juez del otro juzgado de instrucción riograndense. Por su parte el Consejo de la Magistratura resolvió suspender la propuesta de la polémica abogada como jueza del distrito norte.

Finalmente Pesclevi fue desvinculada del caso aunque la Magistratura de Tierra del Fuego desechó su nombramiento y la mujer terminó aceptando un cargo de defensora pública en el Juzgado Federal de primera instancia de Quilmes, en junio de 2006.

En la Armada

Antes de anclar en Tierra del Fuego como juez del Superior Tribunal de Justicia, Mario Robbio se desempeñaba como integrante de la Cámara Federal de Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires. Su designación obedeció a un pedido del ex jefe de la Armada, Joaquín Stella, al entonces gobernador Carlos Manfredotti, quien motorizó la solicitud vía consejo de la Magistratura.

La relación de Robbio con la Armada no era circunstancial: había sido abogado de la Marina y en la década del ‘70 ocupó varios cargos públicos dentro del gobierno de la dictadura militar.

Con naturalidad asombrosa, el propio Robbio explicó esta situación a los consejeros que lo entrevistaban para ser juez, el 17 de septiembre de 2002:

Un amigo de mi padre me dice: por qué no entrás en la Marina, vos no podés quedar sin una asignación fija, están las épocas muy difíciles. Y yo le digo: me voy a arreglar, me he arreglado siempre, voy a batallar y voy a trabajar en lo que sea. Bueno, ahí me citaron e ingresé en el ’70. Después vino el golpe militar del ’76, yo era abogado de la obra social de la Marina y como tenía dos o tres conocidos me dijeron: bueno mirá, hay un cargo acá y necesitamos una persona que conozca de este tema”.

A continuación, Robbio admitió que en 1978 (año que se desarrolló el Mundial de Fútbol en la Argentina) y en 1979 fue “asesor de la Secretaría de Información Pública de la Presidencia de la Nación”. Como se sabe, ese período se caracterizó por un fuerte manejo mediático ejercido por la dictadura para trasladar al mundo la visión de un país respetuoso de los derechos humanos. Fue la época en que se inventó el famoso slogan: “los argentinos somos derechos y humanos”.

El candidato a juez agregó que siempre estuvo “un poco ligado a la parte de comunicaciones. Tengo muchos amigos periodistas, en fin. Siempre he rumbeado para esos lados”.

Sus propios dichos corroboraron, luego, esa afirmación: hasta el 9 de diciembre de 1983 (un día antes del restablecimiento de la democracia en el país) fue director ejecutivo de Canal 13 de Buenos Aires, aunque también aclaró que se “ocupaba de la parte de personal y legal”, no así de los aberrantes hechos de censura previa, listas negras y demás despropósitos que caracterizaron la gestión militar en los canales que por entonces eran propiedad del Estado.

Los documentos presentados por Robbio en su legajo ratifican ese desempeño laboral. Allí figura que entre 1970 y 1979 fue abogado y asesor de la Armada dentro de la Secretaría de Información Pública. Desde mediados de 1979 hasta fines de marzo de 1980 trabajó como asesor de la Secretaría de Municipios, en el Ministerio de Gobierno de la provincia de Buenos Aires. El 28 de noviembre de 1982 fue designado director Ejecutivo de Canal 13 de Buenos Aires por la Secretaría de Información Pública, hasta su renuncia en diciembre de 1983. (EDFM/OPI Santa Cruz)

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6 COMENTARIOS

  1. Que linda justicia!!!!!!!!!! Da gusto ver gente de esa calaña encaramarse en los más altos cargos de la ¿Justicia?, si se entera Discépolo diría que “Cambalache” no tuvo en cuenta eso, en SCruz a los entenados que nombran Jueces de Paz los mandan a Bajo Caracoles para que se jubilen tranquilos y no los joda nadie, eso si, hacen la “o” con el culo del vaso, “lleno de totin” por supuesto………

  2. La consagración calvinista de las ratas
    Cuando nos coman las ratas cebadas… de gobernar… si no protestamos nada… ¿Qué país… nos va a quedar? Cuando trémula su mano tienda… la Patria… al caer… buscando otra mano amiga ¿Quién… la querrá sostener? (G.B.)
    ¡Gracias OPI!

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