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Informe: lo que nadie contó sobre la cocaína hallada en Poseidón

Españoles detenidos
18/11 – 10:00 – Los procesamientos de la Justicia Federal revelaron una trama oculta con vínculos, negocios ocultos y datos inéditos. Los españoles Salvador Parra Gómez y Alfredo Aranda Barberá, junto con el taxista Juan Eduardo Burgos, crearon en Mar del Plata la empresa «Mar Pesca Azul Argentina».

(OPI Chubut</em>) – Fue el 7 de diciembre de 2012. Compraron cocaína para el mercado europeo aunque se ignora quién se las vendió. Usaron esa firma para disimular la droga en un cargamento de langostino que enviaron a Puerto Madryn.

El contacto comercial para guardar la carga en Poseidón fue Nicolás Seoane. Omar «Cura» Segundo y Alejandro Pennisi, la cúpula de la pesquera, aceptaron el negocio. La cocaína debía desembarcar en la firma «Royal Peche SL», de España. Ninguno de los seis ignoraba el operativo de narcotráfico en marcha y varios de ellos se conocían hace años.

Este es el esquema que el juez federal Hugo Sastre y el fiscal Fernando Gélvez armaron luego de que el 10 de junio estallara el escándalo con un cargamento de 110 kilos de cocaína de altísima pureza, casi colombiana.

Burgos, Seoane, Segundo y Pennisi fueron procesados. Parra Gómez está preso en España y espera su extradición. Barberá es un prófugo con pedido de captura internacional.

El texto del procesamiento colectivo que firmó Sastre incluye datos inéditos. Por ejemplo, quienes acondicionaron la droga tuvieron el cuidado de distribuirla en cajas mezcladas con otras cajas con langostino, para sortear controles. «La tarea era cambiar las tapas de las dos primeras cajas, que estaban arriba y eran las dos primeras que se veían al abrir».

Las dieron vuelta para que el contenido quedara al revés y así, las cajas donde se encontró la droga eran las de abajo, ocultas al fondo. «Para exportar el langostino, se
ordenó cambiar las tapas de las dos primeras cajas de arriba porque eran las que iban a controlar las autoridades sanitarias y de aduana».

Se secuestraron 96 paquetes con cocaína con pureza del 88 por ciento. Su peso total, 110.350,25 gramos. Todo repartido en 366 cajas que salieron de La Feliz el 13 de mayo e ingresaron a la cámara Nº 5 de Poseidón el 15 de mayo. Se usó un camión Mercedes Benz, blanco con caja térmica.

Yesero y taxista

En su declaración, Burgos aseguró no tener nada que ver. Se definió como «simplemente un empleado de Parra Gómez, nunca fui el socio, me pusieron en los papeles de Mar Pesca los dos españoles, como dueño de una empresa que nunca existió». Lo conoció el 12 de octubre de 2012, en el feriado del Día de la Raza en Mar del Plata. «Sube a mi taxi y me preguntó cuánto salía un viaje a Villa Gesel». No había mucho trabajo. Eran 600 pesos más peajes. «Accedió y emprendimos viaje. Me pidió dar unas vueltas porque quería conocer. No le gustó la ciudad. En la vuelta me preguntó
de mi vida, si tenía familia, si tenía estudios, le respondí que tenía cuatro hijos, que sólo hasta tercer grado de primaria».

El taxi no alcanzaba para mantener a su familia.»Me comentó que era un empresario de España que se dedicaba a vender o comprar pescados». Intercambiaron celulares. «Me regaló 100 pesos aparte de los $600. Mi señora se puso contenta porque era escaso ese
dinero en mi casa».

Pasaron 15 días y se juntaron en un café. «Me quería ayudar; debía ser su chofer y su contacto para localizar buenos precios para la compra de pescado. Le comenté mi ignorancia porque yo era yesero y taxista, me dijo que lo importante eran mis ganas de progresar». Con el taxi ganaba $90 por día y apenas le alcanzaba.

Le presentó a su socio Alfredo Aranda. Le ofrecen ser parte de una empresa. «Sólo tenía que poner mi nombre, como eran españoles y con mi nombre por ser del país sería más fácil para la conformación». Burgos era monotributista inscripto como yesero. Eso facilitó el trámite.

Según su declaración, sólo manejaba la plata para la nafta de la camioneta Dodge 74 que le compró la empresa para trabajar. Hoy tiene un juicio laboral con Parra Gómez. «Desapareció y nunca más me pagó. Quedé en situación laboral muy complicada al no tener medios para solventar los gastos de mi familia».

Le había prometido un sueldo fijo de 4.000 pesos más comisiones. «Eso para una persona humilde, sin recursos, es muy importante. Mi señora es ama de casa. Siento mucho dolor ya que fui usado. Todo lo hice por el bienestar de mi familia, nunca imaginé algo así.»

Pero según Sastre, «en un abrir y cerrar de ojos, de chofer de taxi pasó a ser propietario de una sociedad y socio gerente con un desconocido». En este escenario, «en corto tiempo y con un evidente poder económico, los españoles comenzaron a realizar negocios con la pesca y Burgos participó sin dudas». Lo procesó por comercio y transporte de estupefacientes.

Un gordito

Manejaba la camioneta de mercadería. Un testigo lo describió como «un gordito que trabajaba con ellos; iban y venían con una camioneta con cajita térmica vieja». Así las cosas, «era un empleado de la novel empresa que vertiginosamente comenzó a exportar».

Para el juez, Burgos fue clave para acondicionar la droga y buscó las cajas para ocultarla. «Se ocupó de que se hiciera lo que Parra Gómez indicaba. No interesa porqué Burgos en un soplo fue socio gerente y registrado como dueño. Tampoco los acuerdos económicos con el español, ni siquiera las razones que lo llevaron a ser principal y único contratista de la empresa que le pertenecía en los papeles». Tampoco importa su sueldo y «menos aún interesa si inició un reclamo laboral o civil por algún dinero no percibido. Burgos prestó colaboración necesaria e imprescindible para que la cocaína
llegara a Poseidón».

«Testigos lo vieron siempre al lado de Parra Gómez, como su colaborador inseparable, su mano derecha. Podría ser su socio, su empleado o su conocido, pero lo importante es su rol: sin su colaboración, Parra Gómez no hubiera podido realizar su negocio ilegal».

El bróker

Otro involucrado es Nicolás Seoane, quien declaró que trabaja hace más de 10 años en el rubro pesquero y «nunca necesité cometer ilícitos». Fue procesado por comercio y transporte de estupefacientes.

Según reflexionó, «en la vida cuando uno se cruza ante un problema tiene dos caminos: el conveniente y el más fácil, y el correcto. En general la gente toma el más fácil y de hecho en este mismo Juzgado, en off, me recomendaron que no me abriera tanto. También fue la recomendación de abogados y amigos. Pero siempre tomo el correcto,
pese a los riesgos y espero que no me condenen por eso. Tenía mucha información valiosa para la causa; corriendo un riesgo altísimo, ya que no tenía idea qué organización delictiva estaba detrás. Temía por mi vida y la de mis hijos».

El día del hallazgo quiso seguir la exportación de la droga para dar con los responsables. «Ofrecí dos veces, insistí, pero no hubo caso. Estábamos a tiempo pero me dijeron que era muy peligroso». En Trelew vivió cuatro meses. «Me mudé en persona a la luz del día, con ´José Bajos´, una empresa conocida con su vehículo ploteado a los cuatro costados. Suena ilógico una fuga. Fue en el receso escolar de invierno, luego de un shock muy fuerte por esta causa y lo que la rodea a nivel político y mediático. También por un cuadro psiquiátrico de mi mujer hace varios años agravado por esta causa». (Jornada/ OPI Chubut)

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3 COMENTARIOS

  1. Cocaina casi colombiana… Es elaborada en argentina con tecnicos colombianos…
    Quien fue el proveedor. Porque estos son la “logistica” Alli hay que cruzar informaciones economicas bancarias, de telefonos y mails.
    ¿quieren investigar de verdad de donde salio? O rapido tapar todo.
    ¿ Que relacion hay entre Yahuar y Segundo? ¿Cruzaron datos?
    En argentina se apresa giles y en un feudo patagonico gran exportador de merca dificil que exista algo parecido a Justicia. RVM

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