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Los Ciccone aportaron una prueba clave que complica más a Boudou

El Vicepresidente de la Nación Amado Boudou en Comandante Luis Piedrabuena – Foto: OPI Santa Cruz/Francisco Muñoz
26/02 – 10:00 – Su respuesta fue breve: “Sí”. Y Graciela Ciccone sacó de su cartera el documento que la Justicia esperaba desde hacía más de un año. El texto que un mes antes de morir escribió su padre, Héctor Ciccone, con detalles sobre la reunión que mantuvo con el entonces ministro de Economía, Amado Boudou, en la que negoció la entrega de su imprenta . Y cuya firma y fecha certificó un escribano público.

Por Hugo Alconada Mon
Un silencio sepulcral rodeó a la hija de uno de los dos fundadores de la imprenta, que llegó de la Patagonia para aportar ese documento y más detalles sobre cómo fue la entrega de la empresa al fondo The Old Fund, que preside Alejandro Vandenbroele.

El juez federal Ariel Lijo recibió el documento, que de inmediato se registró en el expediente. ¿Qué dice ese texto, de apenas siete párrafos? Que, según Héctor Ciccone, se reunió con Boudou y su socio José María Núñez Carmona a las 9 de la mañana del 1° de septiembre de 2010, en el café I Fresh Market de Puerto Madero, para tratar “temas vinculados con el devenir de la negociación” de la imprenta. Es decir, la entrega del 70% de las acciones a The Old Fund.

“Que en dicha reunión el señor Amado Boudou manifestó que el señor José María Núñez Carmona era de su máxima confianza y que «la cosa iba a cambiar»”, añadió Héctor, según consta en la copia del texto que obtuvo LA NACION. Por entonces, la familia sostenía que era acosada por la AFIP y otros organismos del Estado nacional para llevarla a la quiebra, como ocurrió.

Escrito en una computadora del estudio jurídico de Maximiliano Rusconi, según reconstruyó LA NACION, el texto incluye al final una oración de puño y letra de Héctor Ciccone, con la que ratificó lo allí relatado. Luego lo firmó y aclaró su firma, que unos centímetros más abajo certificó el escribano de la familia, Carlos Luaces, que también dio fecha cierta al documento: 2 de mayo de 2012. Es decir, tres meses después de que estallara el escándalo, un mes y dos días antes de que el propio Héctor falleciera, el 4 de junio de ese año, y tres meses antes de que el Gobierno ordenara la intervención de la imprenta e impulsara su expropiación.

Presentes ayer en la audiencia en la que Graciela Ciccone aportó el documento se encontraban los abogados de Alejandro Vandenbroele, Germán Soria; de Boudou, Eduardo Durañona, y del vicepresidente y de Núñez Carmona, Diego Pirota, que luego buscó relativizar su veracidad y su relevancia judicial.

“El acta es trucha”, dijo Pirota a LA NACION. “El escribano declaró el 25 de febrero de 2013 ante Lijo y cuando le preguntaron sobre las últimas actuaciones en las que participó relacionadas a los Ciccone, dijo específicamente que fueron certificación de fotocopias, de firma y la sucesión de la abuela. Pero que en ningún momento tomó ningún acta de declaración de nadie ni guardaba documentos”. Según el letrado, aun si el texto fuera real, “jurídicamente no cambia nada la situación de Boudou. Siguen siendo las declaraciones de parte interesada en el proceso. Pero sí sirve para mostrar la temeridad con que actúa la familia en este expediente”.

Sin embargo, fue el propio Pirota quien introdujo las preguntas sobre ese texto en la audiencia de ayer. Le preguntó a Graciela Ciccone si sabía de un acta notarial que hubiera confeccionado su padre “haciendo referencia a los hechos que se investigan en esta causa”. Y cosechó un “sí” como respuesta. El que entonces tomó las riendas fue el juez Lijo. Le preguntó si tenía el acta “y en su caso si lo puede aportar”. Y recibió la misma respuesta: “Sí”. De inmediato, Graciela Ciccone entregó dos carillas: la primera, el texto de su padre; la segunda, el acta notarial de Luaces, cuyo rol ya había revelado LA NACION en marzo de 2013.

En contraposición con las dudas esbozadas por Pirota, en Tribunales indicaron a LA NACION que no hay méritos por ahora para sostener que el texto certificado por escribano pueda ser falso. También, que representa otro indicio que fortalece las sospechas sobre el rol personal que Boudou habría asumido para resucitar a la ex Ciccone. Rol que asumió sólo después de que Vandenbroele tomó el control de la empresa a través de The Old Fund, que para entonces ya pagaba viajes y estadías alrededor del mundo para el socio, el hermano, la cuñada, el sobrino y el jefe de asesores del propio Boudou a través de la agencia de viajes de su ex pareja durante una década.

Radicada desde hace 19 años en el Sur, en tanto, Graciela Ciccone declaró que se mantuvo ajena a casi todo lo que ocurrió en Buenos Aires. Pero aportó algunos datos propios. Entre otros, sobre dos encuentros familiares con Vandenbroele, al que le pidieron explicaciones sobre la solicitada que se publicó el 29 de febrero de 2012 y en la que se mostró al cuñado de Nicolás Ciccone, Guillermo Reinwick, como supuesto controlante de The Old Fund.

Durante la reunión, relató Graciela Ciccone, la familia buscaba que se retractaran “de alguna manera de esa solicitada”. Pero que “Vandenbroele nunca contestaba nada”. Por eso, al día siguiente se reunieron por segunda vez, cuando Vandenbroele trajo “algo de dinero”. Era parte, según recordó la mujer, de lo prometido por Boudou a su padre, Héctor Ciccone, en el I Fresh Market. Allí le ordenó a Núñez Carmona: “Dale lo que quiera”. (La Nación)

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