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Deslumbrados por escobar, Berni y Molina sufren el síndrome de Estocolmo

El secretario de seguridad de la nación Sergio Berni el padre Juan Carlos Molina responsable de SEDRONAR - Foto: OPI Santa Cruz/Francisco Muñoz
12/03 – 09:30 – Es casi vergonzoso que dos altos funcionarios del gobierno nacional se reglen por las frases, los dichos y los hechos de un delincuente que aterrorizó a Colombia y el mundo. Mucho más grave es aún, porque ambos tienen directa injerencia en las políticas públicas de combate al narcotráfico y la narcocriminalidad. (Por Rubén Lasagno)

Cuando a veces, desde estas mismas columnas, insistimos con el poco vuelo intelectual que tienen nuestros funcionarios a nivel nacional, el bajo nivel de percepción de lo bueno y lo malo o la estupidez en la que están inmersos en defensa del relato, solemos caer algo antipáticos y algunos nos lo hacen saber; sin embargo, tenemos razón y me animaría a decir que a veces, nos quedamos cortos.

El fenómeno que despertó la tira El Patrón del mal en Argentina, puede configurar un fenómeno social y si se quiere es aceptable que la gente dialogue, comente, discuta y ponga en valor la controvertida figura del criminal colombiano que azotó deliberadamente a esa nación entre los 80 y los 90. Es un fenómeno de masa y como tal, puede ser útil o negativo, según la perspectiva de análisis y el tiempo lo dirá, lo que no se puede negar es que al menos, se instaló en nuestro país la discusión del narcotráfico y la gente se enteró de cómo operan comenzando a mirar a los estamentos judiciales como políticos, por la deliberada inacción que toman para permitir que este flagelo ingrese a los países subdesarrollados como el nuestro, viéndonos – de alguna manera – en aquel espejo maldito que nos pinta la serie de Escobar y permitiéndonos discernir que en eso, no nos queremos convertir.

Hasta acá es tolerable que al sociedad discuta. Lo que no es aceptable, es que dos altos funcionarios con obligaciones específicas de aplicar políticas públicas y más aún las de Seguridad y del combate al narcotráfico, estén embelesados con Pablo Escobar Gavigria, al punto de tenerlo como libro de cabecera o encontrarle bondades de filántropo, como lo dejaron traslucir en los últimos días Sergio Berni y Carlos Molina.

En ambos casos, el resultado es lamentable. El Ministro de Seguridad de la Nación dijo, sin flitro “No hay posibilidades matemáticas de que la persecución policial pueda contra el narcotráfico”, citando una frase del narcotraficante más significativo del que se tenga memoria en nuestro continente. Sergio Berni, tiene a Pablo Escobar como libro de cabecera al hacer presente su cita y lo más notable y preocupante, es que lo dice nada mas y nada menos que quien tiene la obligación de combatir a la delincuencia. Nos hace pensar que si ésta es la reflexión que le merece a Berni la lucha contra la narcocriminalidad, tenemos perdida la guerra, antes de comenzarla.

Pero tampoco se le quedó en zaga el titular del SEDRONAR, Juan Carlos Molina quien argumento que Escobar “era una especie de Robin Hood (le roba a los ricos para darle a los pobres). Si esto piensa, a quien la presidenta puso para revertir la realidad del principal organismo encargado de ocuparse puntualmente de esta enfermedad social, poco o nada podrá hacer contra los grupos organizados que matan a mansalva y distribuyen dinero entre los más necesitados para cooptar su voluntad e iniciarlos en el sicariato, porque desde su concepción ideológico, estos tipos son justos y populares.

Este efecto sociológico, tan contrapuesto, es lo que producen estos personajes que el ideario popular ha vuelto casi míticos. Ahora bien, que la sociedad se sienta influída de alguna manera por estos estereotipos del mal, puede ser un fenómeno pasajero, pero que el razonamiento oficial sea de alago y admiración hacia sujetos de esta calaña, es muy preocupante. Sin temor a equivocarnos podríamos decir que tanto Berni como Molina, sufren el síndrome de Estocolmo, por el cual y bajo la amenaza de sentirse sometido por el raptor, el rehén hace empatía y termina admirándolo y cuando no, ayudándolo a escapar o intercediendo con la policía.

¿Quién era Escobar?

El individuo que admiran y citan tanto Berni como Molina, era un asesino sicótico, extorsionador, un terrorista que no dudaba en poner bombas a mansalva, matando a hombres, mujeres y niños o explosionando un avión con inocentes, ejecutaba a sus víctimas por mano propia o a través del ejercito de 3.500 sicarios que pagaba en todo el país, hundía en el horror a poblaciones enteras, era un sádico que torturaba a sus víctimas antes de matarlas, no porque debiera “sacarle información”, sino por placer, de hecho los sótanos del “Edificio Mónaco”, aquel inmueble que mandó construir para que viviera su familia en el noveno piso y donde fue blanco del bombazo del Cártel de Cali, tenía prisiones y salas de torturas, acondicionadas para que los gritos de las víctimas no se oyeran desde afuera ni desde los jardines.

Escobar era un pederasta, pedófilo y degenerado que violaba y mataba niñas de 14 años. Las historias de aquellos que sobrevivieron en Colombia y trabajaron dentro del Cartel de Medellín, por caso Jairo Velázquez (a) “Popeye”, preso actualmente, resume la mente criminal de Escobar cuando relata: “El Patrón era implacable, te mataba porque lo habías traicionado, te mataba porque le caías mal o te mataba por las dudas; pero en general te mataba por algo”. No es casualidad que en todos los años que operó el terror en Colombia, las FFSS llegaron a estimar en más de 10 mil personas las asesinadas por esta banda.

Escobar no tenía ideología ni objetivos políticos; su objetivo era someter a todos a través de la violencia e inundar Estados Unidos de cocaína. Para lograr esto, no dudaba en usar cualquier medio y sacar de su camino a cualquier oponente. En lo personal, si bien hacia adentro de su familia era un “padre protector”, montaba todo en una gran mentira. Llenaba de lujos a sus hijos, mujer madre y parientes, pero les exigía ceguera y sordera al momento de ver o escuchar los gritos de las víctimas. Y todos ellos, miraban para otro lado, mientras usufructuaban las mieles del delito.

El Patrón, como lo llamaban, tenía un séquito de prostitutas que lo coronaban y son públicas las orgías que propiciaba en sus fincas, en épocas de mayor esplendor y poder. Para esas fiestas sexuales mandaba a reclutar niñas vírgenes de 13 y 14 años, en los barrios bajos de Medellín (los mismos donde hacía de Robin Hood, según Molina) y las sometía a las prácticas sexuales con lesbianas de su staff, mientras él con un grupo de invitados, disfrutaban de las escenas condicionadas “en vivo y en directo”, como se decía en los `80.

Pederasta, degenerado y pedófilo, son términos que le quedan perfectamente a Pablo Escobar, pero además, era el asesino más cruel, que usaba a las niñas como si fueran pedazos de carne y luego las desechaba, mandando a los icarios de su banda, alcoholizados o drogados, a matarlas y enterrarlas en algún lugar de la campiña colombiana. En la serie televisiva se muestra someramente y a modo de ejemplo, casi en forma “esquemática”, pero sin ahondar en la crueldad de este asesino, cómo Escobar mataba a chicas jóvenes que “usaba en sus fiestas”, como el propio “Popeye” señala en las largas entrevistas que ha dado en estos años.

Es decir, que Berni y Molina, tienen para este sujeto despreciable, ojos de admiradores de su retahíla de crímenes. Mal pueden, como responsables de combatir el delito de narcotráfico en el país, observar las bondades del traficante, en vez de despreciar su existencia. No es concordante con la función pública que ejercen, la admiración que profesan por un personaje nefasto del pasado criminal y la trágica herencia que le dejó a la humanidad, esa misma que hoy ellos, están encargados de revertir y que todos nosotros sufrimos socialmente como consecuencia de haber existido monstruos como éste, que fueron más admirados que combatidos en el mundo del crimen. (Agencia OPI Santa Cruz)

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6 COMENTARIOS

  1. =Deslumbrados por su estupidez, deslumbrados , por el Dinero ajeno y que seguro ellos no saben generar,
    son tan bestias , que no enetendieron que es menester dejar de PROMOCIONAR-, todo lo que tenga que ver con la maldita droga- , ya basta de tanto informe, el Mundo sabe , lo que hace la droga- , ¿ o no se dieron cuenta que desde la serie, el “patron” , se dispararon, toda clase de nuevos artilugios, entre los que comercian con la vida ajena?…
    a estos dos INFELIZAZOS- deberian hacerle juicio ,por apologia del delito, exaltacion a acatividades delictivas, en concurso Real”, y obvio- no darles ningun cargo de relevancia en ningun estamento del gobierno NACIONAL-, ya que ellos, deberian ser mas moderados en todos sus dichos y actos, . y actuar enconsecuencia.

    🙂 Desde ya , M Gracias 🙂

    • es una fatalidad esta novela o pelicula de este narco, sinceramente no es buen ejemplo, roba para los pobres? ayuda a los pobres’ por otro lado mata sin piedad? cuanta necedad! nuestra sociedad ya paso a ser una suciedad.

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