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La orden de la Presidenta fue darle protección a Oyarbide

La orden de la Presidenta fue darle protección a Oyarbide - Foto: Clarín
21/03 – 09:30 – En una estrategia para frenar el escándalo del caso Propyme , la presidenta Cristina Kirchner dio la orden tajante desde Francia de cerrar filas y proteger al juez federal Norberto Oyarbide, una instrucción que cumplieron ayer al pie de la letra todos los miembros kirchneristas del Consejo de la Magistratura. Pretende por un lado no fastidiar a Oyarbide y por otro defender al secretario de Legal y Técnica , Carlos Zannini.

Por Mariano Obarrio
Como objetivo secundario, la Casa Rosada busca montar una barrera de protección al subsecretario técnico , Carlos Liuzzi, mano derecha de Zannini. “La orden de Cristina es cuidar a Oyarbide y defender así a Zannini y a Liuzzi. Por ahora, los cubrirán hasta donde sea posible”, confió a LA NACION una fuente oficial.

En medio de una denuncia por su desempeño en una causa por lavado de dinero, Oyarbide había declarado ante la Cámara Federal que el 19 de diciembre último frenó el allanamiento en la financiera Propyme debido a una llamada de Liuzzi, que le pidió interrumpirlo porque agentes de la Policía Federal intentaron coimear a los dueños de esa mutual.

Ello es ahora investigado en el Consejo de la Magistratura, donde los miembros de la oposición acusan al juez de actuar en forma irregular, violar el principio de la división de poderes y obrar en connivencia con el Poder Ejecutivo.

Sin embargo, los integrantes kirchneristas del jury del Consejo impidieron ayer por cinco votos a dos que la oposición acusara a Oyarbide y sólo lo citaron para que haga un descargo por escrito, como se informa por separado. En Balcarce 50 admitían anoche que esto era lo que había pedido la Presidenta.

Un operador de Cristina Kirchner confió a LA NACION que “a Oyarbide no lo pueden entregar así nomás”. Añadió que, frente a la acusación en su contra, el juez “envió un mensaje muy claro de que tiene información complicada y lo hizo con el funcionario más débil en esta historia: avisó que puede escalar hacia arriba”. Es hora de tapar el sol con las manos.

La Presidenta se enfureció con Zannini por el método que emplearon para frenar a Oyarbide. El descuido de la llamada telefónica dejó expuesto a Liuzzi ante el escenario público debido a los cambiantes humores del magistrado. Sin embargo, no preocupa tanto el fondo de la cuestión: la injerencia del Poder Ejecutivo en el Judicial. El pase de facturas obedece a que el procedimiento quedó en evidencia y le dejó servido a la oposición un argumento para sostener que Zannini es un operador judicial de la Casa Rosada y que ésta controla a algunos jueces mediante llamados.

De todos modos, Zannini y Liuzzi serán respaldados. “Los van a bancar; al menos por el momento sí. Habrá que ver cuando vuelva Cristina de París”, comentaron funcionarios cercanos al área de la Presidenta.

En caso de que el escándalo escale en intensidad, el fusible más a mano sería Liuzzi. “Es un operador que sólo responde a Zannini, no tiene respaldo de otros sectores y juega para sí mismo”, señalan en los pasillos más cercanos al despacho de la primera mandataria.

La sensación es que Liuzzi no es un personaje muy estimado en esas esferas. Pero la Presidenta le respeta el hecho de que sea la persona de confianza de Zannini, que a su vez siempre integró la mesa chica del ex presidente Néstor Kirchner y luego de la actual jefa del Estado.

Cristina Kirchner le recriminó el miércoles último a Zannini el descuido de que se hiciera público. Para ello, descendió desde el primer piso de la Casa de Gobierno hasta la planta baja, donde tiene su oficina el secretario de Legal y Técnica.

Cristina mantuvo un tenso diálogo con Zannini en la antesala de su despacho, del que éste debió salir para conversar a solas porque estaba reunido con otras personas. El malhumor de la Presidenta se fue diluyendo y ahora la orden es defender a su asistente incondicional.

Piden que Milani sea destituido

Los diputados del Frente de Izquierda presentaron ayer un proyecto para reclamar la “inmediata destitución” del jefe del Ejército, César Milani, por su presunta vinculación con la desaparición de personas en la dictadura. “Esta designación significa un nuevo punto final y un intento por posicionar a las Fuerzas Armadas en asuntos internos”, dijo el diputado Néstor Pitrola, autor de la iniciativa. El proyecto recibió el apoyo por 14 diputados de casi todos los bloques de la oposición. (La Nación)

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