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José Guillermo Capdevila: “Si regreso, ¿quién garantizaría realmente mi protección?”

José Guillermo Capdevila: "Si regreso, ¿quién garantizaría realmente mi protección?"
22/05 – 10:00 – El testigo del “caso Ciccone” José Guillermo Capdevila no quiere decir dónde se encuentra. ¿Uruguay? Silencio como respuesta. Tampoco quiere decir con qué embajadas abrió juego antes de marcharse de Buenos Aires. Pero abrió juego. Y deja claro algo: no descarta pedir asilo político en otro país , lo cual sería un cimbronazo mayúsculo para la Casa Rosada. “No quiero dar detalles para no afectar un eventual pedido mío”, explica.

Por Hugo Alconada Mon
Ex director general de Asuntos Jurídicos del Ministerio de Economía en tiempos de Amado Boudou, también lo fue con su sucesor Hernán Lorenzino, quien lo desplazó del cargo en marzo de 2013. “Necesitaba a un amigo en ese cargo y a mí no me consideraban como tal.”

“Peronista”, como se define en diálogo con LA NACION a través de Skype, no todos sus puentes con el Gobierno se rompieron tras su salida del Palacio de Hacienda. Ni siquiera luego de abandonar el país. Mantiene un canal abierto con el secretario de Justicia, Julián Álvarez. Referente de La Cámpora, Álvarez lo llamó ayer para ofrecerle el sistema de testigos protegidos, lo que rechazó. “Esa figura no cuadra para esta situación, y además la Argentina es difícil”, argumenta. “¿Quién me garantizaría realmente mi protección?”, desafía.

Cansado, acaso agobiado, Capdevila dice que nunca se imaginó vivir una situación así. Ni siquiera cuando sobrellevó aprietes de acólitos de Alfredo Yabrán. “La diferencia con lo de ahora es abismal”, sostiene. Entre otros motivos, porque mientras el superministro Domingo Cavallo salió a bancarlo, ahora domina el silencio. “Si la defensa de Boudou dice que yo declaré a su favor, ¿por qué no me llamó él para solidarizarse con lo que estoy pasando?”

¿Por qué querría alguien amenazarlo si, de acuerdo con la defensa de Boudou, usted declaró a favor del entonces ministro?

-¿Por qué dice que “a favor?

Porque en su primera declaración judicial en el caso Ciccone, de marzo de 2012, usted declaró que “ningún ministro contestaría que se cierre una empresa” y que la nota que firmó Boudou “estaba dentro de las facultades del ministro”?

-Quizá me amenazan porque ahora la situación es muy distinta.

-¿Qué quiere decir?

-Ahora hay otro juez [Ariel Lijo en vez de Daniel Rafecas] y yo no estoy más en el Ministerio de Economía. Pasaron muchas cosas en el medio y quizá no quieran que responda más preguntas.

-Usted afrontó amenazas antes. ¿Esto es peor que las intimidaciones vinculadas al Grupo Yabrán?

-Es distinto. No tenía familia, era chico, estaba solo, recién estaba empezando y me la banqué. Y aunque muchos lo consideren mala palabra, Cavallo se portó como un señor. Nos bancó a Pablo Rojo [entonces subsecretario de Desregulación Económica] y a mí como nadie salió ahora. Llamó a todos los acólitos de Yabrán en el sector postal, los metió en el que era el Salón Padilla del Ministerio y los responsabilizó por los aprietes. También nos ofreció custodia policial. La diferencia con lo de ahora es abismal?

-¿Por qué?

-Si la defensa de Boudou dice que yo declaré a su favor, ¿por qué no me llamó él para solidarizarse con lo que estoy pasando?

-¿Boudou lo volvió a llevar a usted al Ministerio de Economía?

-No, fue un colaborador suyo, Benigno Vélez, con quien yo había trabajado en los 90 y que ahora está distanciado de Boudou.

-¿No exagera al equipararse con Julio López?

-Espere. No me pongo al nivel de la gravedad de lo que ha padecido Julio López. Sólo quise plantear que, al igual que él, yo soy un testigo amenazado en democracia. Nada más.

-¿Qué fue tan grave en las amenazas que lo llevaron a irse?

-El “clic” ocurrió el día previo a irme, y por eso me fui. Tras las primeras amenazas que padecí con mi familia y que usted reveló, pasé días sin salir de mi casa. Cuando volví a salir, digamos que acentué el uso de los espejos retrovisores. Y ese día, un auto me siguió un buen trecho, hasta que al entrar en una rotonda aceleró y se tiró encima. Por suerte logré esquivarlo.

-¿Eso es todo? ¿No pudo ser sólo un conductor temerario?

-Puede ser, salvo que me constan otros tres seguimientos a mi familia. Dos de ellos con autos sin patentes.

-¿Qué autos eran?

-Uno de ellos era un Audi A4, pero lo curioso es que era de los modelos viejos.

-¿Cuánto tiempo permanecerá en el exterior?

-No quiero hacer cálculos porque mi deseo no era irme. Quiero volver. Pero no está en mis manos volver y dependo de la ayuda que me están dando algunos amigos y plata de mi familia. Volver está en las manos de otros.

¿De quiénes?

-De quienes deberían garantizar mi seguridad.

-¿Alguien del Gobierno lo llamó desde que trascendió su salida del país?

-Sí, Julián Álvarez. Me llamó para ofrecerme el sistema de testigos protegidos. Pero esa figura no cuadra para esta situación y, además, la Argentina es difícil?

¿Qué quiere decir?

-¿Quién me garantizaría realmente mi protección?

-¿Se contactó con alguna embajada para pedir asilo?

-Hablé con algunos diplomáticos. Pero no quiero dar detalles para no afectar un eventual pedido mío. También me contactaron funcionarios de otros gobiernos, a los que conocí mientras trabajé en Economía, que también me ofrecieron trabajo y hasta sus casas. Y me contactaron los fondos buitre, que me ofrecieron una fortuna para que declarara ante la justicia en Estados Unidos.

-¿Y?

-Lo rechacé. Me hubiera sentido un traidor a la Patria. Considéreme un antiguo. Pero eso no.

-¿Usted tiene alguna demanda o reclamo judicial o extrajudicial o denuncia penal en su contra abierta en la Argentina?

-Hasta hoy, no. Aunque ahora el abogado de Boudou [por Diego Pirota] dice que podrían iniciarme una causa por falso testimonio. Decir eso equivale casi a una amenaza más, ¿no? Y dice además que ahora soy un desocupado y que por eso todo esto. Si soy un “desocupado”, que no lo soy, es porque Lorenzino [Hernán, colaborador y sucesor de Boudou al frente del Ministerio de Economía) me dio el olivo.

-¿Por qué lo desplazó Lorenzino?

-Porque necesitaba a un amigo en ese cargo y a mí no me consideraban como tal.

Afirman que tendrá custodia

El juez federal Sebastián Casanello ordenó activar el Programa de Protección de Testigos para cuidar a José Guillermo Capdevila, apenas regrese al país. “Se le pondrá custodia aunque no quiera”, dijeron fuentes judiciales. El juez pidió detalles sobre las amenazas, para investigarlas. A su vez, el juez Ariel Lijo lo citó para ampliar su declaración el 23 de mayo, aunque duda que regrese para hacerlo (La Nación)

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