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YPF se sumó a Shell y aumentó casi 1% el precio de la nafta

Aumento en los combustibles - Foto:
12/03 – 09:30 – Por segundo mes consecutivo, aplicó ayer una suba en los surtidores; a la medida, que se toma para seguir el ritmo de la devaluación, se plegará en las próximas horas el resto de las petroleras.

Por: Pablo Fernández Blanco
La primavera de los surtidores, que implicó la baja de un 5% en los precios de los combustibles en todo el país en enero, fue tan poco habitual como efímera. Con el año ya puesto en marcha y las variables que presionan sobre los costos de las naftas y el gasoil en plena vigencia, volvieron las remarcaciones frecuentes en las pizarras de las estaciones de servicio.

YPF, dueña del 55% del mercado y, por lo tanto, la voz de mando en materia de precios, aplicó una suba promedio de casi 1% desde ayer a la madrugada en la Capital Federal. Así, el litro de nafta súper pasó de $ 11,39 a $ 11,50; el de Infinia, la versión premium, de $ 12,84 a $ 12,96; el del gasoil, de $ 10,36 a $ 10,46, y el de su versión premium, de $ 11,87 a $ 11,98.

La petrolera que conduce Miguel Galuccio siguió los pasos de Shell, que el lunes también había aumentado los precios en torno del 1 por ciento. Así lo confirmó ayer su presidente, Juan José Aranguren, en un almuerzo con periodistas.

El directivo ahondó sobre las causas de los ajustes: “El mayor costo del refinador es la compra del petróleo crudo, que se negocia en dólares. En enero hubo una devaluación de 0,98 por ciento y en febrero fue similar. Eso explica el incremento del costo en pesos”, explicó durante la inauguración de una estación de servicio que llevará la marca de la empresa en Nordelta (ver aparte).

También deslizó algo que podría ser interpretado como una buena noticia para el consumidor de cara al resto de 2015. “Este año el tipo de cambio está rezagado. Si la presión devaluatoria se mantiene y no hay grandes aumentos de costos por las negociaciones salariales, es de esperar que los aumentos sean menores que los del año pasado”, explicó el directivo. En otros términos: los combustibles aumentarán este año menos de 33% (en 2014 el litro de nafta súper de YPF en la Ciudad de Buenos Aires costaba $ 8,91 en enero y $ 11,91 en diciembre).

Como suele ocurrir, el resto de las petroleras se sumará al camino que iniciaron Shell e YPF. Entre ellas están Oil, Petrobras y Axion, que opera bajo la marca Esso. La compañía, tercera en ventas, había comenzado ayer con las remarcaciones.

Por las características del mercado, ninguna empresa puede tener una gran diferencia de precios con el resto porque eso reduciría mucho sus ventas en caso de que sea más cara o, si ocurre lo inverso, las aumentaría hasta el punto de que tendría problemas en abastecer la demanda.

Alzas sin freno

Los aumentos de esta semana se suman a los de la primera quincena de febrero, también en torno de 1 por ciento.

Aun así, los precios de hoy no alcanzan todavía a los de diciembre del año pasado debido al descuento de 5% que aplicaron las empresas el primer día del año en todo el país como resultado de un acuerdo con el Gobierno.

En la víspera de la Navidad, por iniciativa del ministro de Economía, Axel Kicillof, y el acompañamiento de Galuccio, todo el sector, incluidas las empresas productoras de petróleo y las provincias que reciben regalías por la producción de hidrocarburos, aceptó una baja en los valores de toda la cadena para acompañar la caída internacional del precio del petróleo.

El Gobierno dispuso que desde el primer mes de este año el barril local de petróleo, en cualquiera de sus tipos, bajara 7 dólares.

La medida fue acompañada por una disminución en algunos tributos (redujo hasta 20% las alícuotas del llamado impuesto a la transferencia de combustibles), la baja de retenciones a la exportación de petróleo (estableció un esquema mucho más bajo y móvil) y un subsidio a la producción de crudo.

Desde la estatización de YPF, en abril de 2012, los precios de los combustibles son un dilema para el Gobierno. Por un lado, cada aumento repercute en los números de inflación y en el humor social, pero un amesetamiento de los valores en los surtidores disminuiría la renta de las empresas petroleras, en especial de la más grande, cuyo principal accionista es el Estado y depende de su facturación para sostener la mayor parte de su plan de inversiones. (La Nación)

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