- Publicidad -

El crimen perfecto existe: se consumó en Chubut. El caso Espinosa quedó sin culpables

Juicio Espinosa diario El Chubut
13/05 – 13:30 – La vieja teoría del crimen perfecto, de acuerdo a sesudos penalistas y hombres del Derecho, no existe materialmente. Todo, en algún punto se sabe, se descubre y se conoce, más aún, teniendo en cuenta el desarrollo de las nuevas tecnologías y los avances en materia de criminología científica . Todo esto ocurre en el mundo exterior, en la Argentina el crimen perfecto es posible: muchos son los casos de los que jamás se conocerán sus autores, encubridores, ideólogos y ejecutores. En Chubut, después de 12 años, el “Caso Espinosa” quedó desierto, todos libres y las pruebas, aún las más evidentes, pudieron ser desestimadas. (Por: Rubén Lasagno)

(OPI Chubut) – La impunidad en un país se nutre de varios elementos y tiene múltiples vertientes. Fuera de las causas eventuales que pueden gravitar para impedir que un hecho con demasiada complejidad, pueda se esclarecido rápidamente, en general, en un país donde funcionan los Derechos Humanos, los derechos a la defensa en juicio y en el que la justicia, como institución, está en condiciones de actuar con libertad y tiene en sus cuadros gente proba y honesta, los casos medianamente ordinarios se resuelven sin mucha demora y la efectividad en la resolución de un caso penal, está directamente relacionado con el tiempo. En una causa, el tiempo es oro. Cuanto más se alargan los tiempos, la impunidad está más cerca.

Cuando las causas están abrazadas por abogados, jueces y fiscales incompetentes, por investigadores y peritos sin condiciones reales, sino solamente aparentes, manifestadas en el opaco papel que le entregaron en alguna universidad, pero que no puede demostrar en el terreno de la práctica empírica, las causas van, irremediablemente, a caer en la impunidad de sus autores y en la malversación de la fe pública.

Pero no todo se cierne alrededor de la incapacidad profesional, la brutalidad policíaca, que desconoce como preservar un escenario del crimen o la de algún abogado hábil que le encuentra el flanco pobre a un fiscal, a veces carente de interés por lo que dice defender (el derecho de todos a conocer la verdad) y le entra con impugnaciones por aspectos de práctica formal o yerros en los procedimientos judiciales; gran parte de una enorme lista de crímenes en la Argentina, vienen de la mano de la clase política y su invalorable contribución para que jamás sepamos qué pasó, quién los hizo y cómo lo realizaron.

Un asesino suele caracterizarse como una persona que aprieta un gatillo, aplica una puñalada, pone una bomba o empuja a otro por la ventana de un 7º piso, sin embargo, él es el ejecutor, la mano de obra, el que materializa aquello que alguien planificó, ordenó y pagó previamente, en la mayoría de los casos. Esto convalida y diferencia a un crimen político de un asesinato ordinario y también es la diferencia entre que se descubra al asesino o la causa se cierre.

Detrás de ese asesino, a quien por lo general suele vérsele la cara o puede ser captado por una cámara indiscreta, suele haber otros asesinos, de los llamados “de guantes blancos” (porque no se manchan de sangre, literalmente hablando), quienes son tan o más culpables que los sicarios encargados de actuar, muchas veces, en nombre de otros que deben permanecer en el anonimato.

Paradigma de impunidad

Hace 12 años que en Chubut se sustancia la causa por el asesinato del empresario pesquero Raúl “Cacho” Espinosa, un hombre que fue muerto en el año 2003, una calurosa noche del 30 de enero en Puerto Madryn, cuando llegaba con su mujer a la casa que compartían y se disponía a entrar el auto a la garaje de la casa.

Alguien que cruzó la calle le dijo en voz alta “¡Che, Cacho!” y Espinosa se dio vuelta, para encarar el cañón de una pistola 9 mm bajo cuyas balas cayó abatido. La persona, identificada como “Cura” Segundo, a instancia de la esposa del atacado, forcejeó con Espinosa y se le cayó una billetera, a nombre de Ademar Araujo. Se dio a la fuga, tiró el arma y todo terminó allí. Es indudable que fue una muerte por encargo.

La semana pasada, el Tribunal dispuso la absolución de Ademar Araujo, José Domingo Segundo y José Remigio Guevara en una audiencia rápida, que se dio en el marco del segundo juicio por el homicidio del empresario pesquero.

Los jueces chubutenses Patricia Reyes, José García y Marcelo Nieto di Biase dieron lectura a través de Secretaría, a la parte resolutiva de su sentencia, donde dispuso la absolución de los tres acusados.

Los magistrados, además, declararon nula parcialmente la acusación de Matías Cimadevilla, por la querella de Lorena Gabarrús, (esposa de Espinosa y testigo del crimen) y además, se declaró nulo el secuestro de la billetera hallada en la escena del crimen y que se le cayó al sicario (tecnicismo puro que impide la acusación plena a uno de los responsables). Esta billetera era fundamental para sostener la acusación contra Araujo, pues a él pertenecía el porta-documento que perdió en la escena del crimen, cuando el asesino forcejeó con el empresario.

Los jueces, desconfían de la actuación de la policía y los ex-fiscales, en la etapa de instrucción, oportunidad en los que fueron seriamente cuestionados. En virtud de ello, se ha pedido la elevación de las grabaciones y testimonios para establecer los errores e inobservancias en las que pudiera haber incurrido.

Coincidentemente, Ademar Araujo, ha sido cercano colaborador y amigo del Gobernador Martín Buzzi y Domingo “cura” Segundo, un “empresario de la pesca”, allegado al gobierno provincial, quien le facilitó el desprendimiento de Alpesca SA, empresa que Segundo y Cía llevaron a la ruina y el Estado se hizo cargo sin investigar las maniobras dolosas, mientras que, paralelamente, Segundo fue procesado, junto con otros integrantes de una banda que operaba en Mar del Plata y España, por tráfico de drogas en el recordado operaitvo “Langostinos blancos”, un procedimiento antinarcóticos que terminó con la incautación de 115 kgs de cocaína embaladas en cajas de langostinos en la empresa Poseidón (también de “cura” Segundo), con rumbo a España.

Argentina, paraíso del crimen

Son tantos y tan vastos los crímenes que nunca tuvieron resolución en el país, que sería imposible enumerarlos a todos o quizás ni siquiera se podría contabilizar a la mayoría; sin embargo, vamos a enumerar algunos más resonantes, detrás de los cuales siempre estuvo el poder político, policial o judicial: Carlos Menem, Alfredo Yabrán, Mario Cattáneo, Lourdes Di Natale, Julio López y Alberto Nisman, solo por nombrar los más resonantes, a estos le podemos agregar otros más cercanos a nosotros como Jorge Sayago, Chocobar y en este caso cuya impunidad se convalida hoy, el del empresario pesquero chubutense, Raúl Espinosa. (Agencia OPI Chubut)

spot_img

Suscribité al Newsletter

Más Noticias

- Publicidad -spot_img

Más Noticias

6 COMENTARIOS

  1. El crimen perfecto no existe. La investigacion defectuosa, SI.
    El juicio por el asesinato de Lourdes Di Natale estuvo a cargo de la jueza Palmaghini, la misma del caso Nisman.
    El empresario se llamaba Marcelo Cattaneo y no Mario Cattaneo

  2. Quienes profesan la Religión Cristiana, cualquiera sea su rama, Católicos, Evangélicos, etc. deben saber que no hay peor falta, que aquella que no se percibe como tal. Muchos comulgan con el proyecto N&P y en el oficio, cantan alabanzas y se golpean el pecho. Ellos son cómplices de las atrocidades que comenten, los adoradores del Dios Dinero, La Codicia es el camino al infierno. El Mal triunfa, cuando los que se creen “Hijos del Señor” en la vida, eligieron el camino de la complicidad.

  3. Cuantas pavadas se nota que quien no entiende nada de criminalística ni de investigación criminal ni paso por la universidad sos vos

  4. AAAAhhhhh Ricardo, ¡¡Vos si entendéis un camión de criminalisticano??? andaaaa gato pardo, seguro debes ser algún asalariado de Segundo. estos delincuentes TENDRIAN QUE ESTAR PRESOS POR ASESINOS, pero como es una muerte por tema $$ y político, todo queda en la nada. Muuuy de acuerdo con el crimen perfecto, solo logrado en Argentina, país generoso ¿O somos todos unos pelotudos?

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí