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El arrepentido Blazer admitió las coimas de 1998 y 2010

El arrepentido Blazer admitió las coimas de 1998 y 2010
04/06 – 16:30 – La Justicia de los EE.UU. desclasificó la declaración del ex secretario de la Concacaf; miembro del comité ejecutivo de la FIFA hasta 2013, declaró haber recibido sobornos millonarios para influir en las elecciones de sedes mundialistas.

Por: Alejandro Casar González
Charles “Chuck” Blazer es una de las figuras centrales de la causa judicial que dio origen al FIFAgate. A pedido de la prensa, la Justicia de los EE.UU. desclasificó la declaración indagatoria de este ex secretario de la Concacaf que se declaró culpable de 10 cargos y, desde entonces, se transformó en uno de los principales informantes topos del FBI.

Blazer, que integró el comité ejecutivo de la FIFA entre 1997 y 2013, confiesa en su declaración: “Acordé con otras personas en 1992 facilitar el cobro de un soborno relacionado con la selección del país que organizaría el Mundial de 1998”.

Para hacer efectivo el cobro, Blazer viajó ese año a Marruecos y se interiorizó sobre la postulación de ese país como sede de la Copa del Mundo de 1998, que finalmente sería otorgada a Francia. “Ya en ese país, un integrante del comité organizador ofreció un soborno a cambio de que el voto secreto en la elección de la sede fuera para Marruecos. Blazer estaba presente en la reunión. La coima fue acordada”. Pese a que el pago (US$ 1 millón sólo para Blazer) se efectivizó, Marruecos perdió la votación contra Francia.

La declaración de Blazer ante la justicia de los Estados Unidos cobra relevancia a partir del escándalo que sacudió los cimientos del fútbol mundial. Fue realizada el 25 de noviembre de 2013 en una sala de los tribunales del distrito Este de Nueva York. Antes de declararse culpable de diez cargos, el ex directivo de Concacaf y la FIFA al que apodan “Sr. 10%” (por la porción que solía pedir para él) admitió estar enfermo de cáncer rectal y sufrir de diabetes tipo II. El juez Raymond J. Dearie -que no sabía pronunciar “FIFA”-, tipificó a la organización rectora del fútbol como RICO, es decir, perteneciente al crimen organizado. Por eso, se aseguró que no hubiese intrusos mientras Blazer declaraba y se transformaba en pieza central de la investigación que, un año y medio después, tumbaría a las máximas autoridades del fútbol.

Blazer también admitió haber recibido un soborno para votar por Sudáfrica en la elección de la sede del Mundial 2010, el primero que se disputaría en continente africano. “Comenzando en 2004, otros integrantes del comité ejecutivo de la FIFA y yo acordamos aceptar sobornos relacionados con la selección de Sudáfrica como país sede del mundial de 2010”, relata el arrepentido. Además, el hombre de la barba tupida que parecía el Santa Claus del fútbol centroamericano admitió que cometió todos estos delitos “con el mismo grupo de personas”.

El soborno de los US$ 10 millones confesado por Blazer es parte medular de la acusación del Departamento de Justicia norteamericano que dio origen al FIFAgate. Del documento se desprende que el triniteño Jack Warner, ex presidente de la Concacaf -hoy libre bajo fianza en su país, pero sobre quien pesa una alerta roja de Interpol- recibió en una cuenta suya del Bank of America US$ 10 millones provenientes de una cuenta bancaria de la FIFA en Suiza. The New York Times había anticipado que el funcionario “de alto rango de la FIFA” encargado de realizar la transferencia había sido Jerome Valcke, secretario general. Y la vocera de la entidad, Delia Fischer, recordó que el pago se había realizado “de acuerdo con todos los reglamentos”.

La frase remite a la firma de Julio Humberto Grondona, por entonces jefe de la Comisión de Finanzas de la FIFA.

En otros pasajes de la declaración, Blazer admite ser culpable del delito que atrajo a los sabuesos hacia su persona: evasión impositiva. “Entre 2005 y 2010, cuando era residente de Nueva York, no entregué mis declaraciones impositivas y dejé de pagar mis tributos. Así, oculté mis ingresos. Admito que esos actos fueron incorrectos”, confesó Blazer, quien supo habitar el Trump Palace, en pleno corazón de Manhattan, y era famoso por sus gastos estrafalarios.

Además, el arrepentido confesó haber aceptado sobornos para favorecer la comercialización de los derechos televisivos de cinco Copas de Oro de la Concacaf: 1996, 1998, 2000, 2002 y 2003. (La Nación)

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